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30.Nov.2015 / 10:32 am / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

Por: Miguel Leonardo Rodríguez

Venezuela no tiene otra opción que no sea la victoria de las fuerzas revolucionarias en las elecciones parlamentarias del próximo domingo 6 de diciembre, recordando la palabra de nuestro Comandante Chávez: «Nuestro destino es triunfar, triunfar y triunfar».

De tomar ellos el control de la Asamblea Nacional (en un caso absolutamente negado), estaríamos entrando casi de manera inmediata a un periodo de inestabilidad institucional, de confrontación directa y de violencia política alentada por el desconocimiento del Poder Ejecutivo y del presidente Nicolás Maduro. Señales han dado de sobra de sus oscuras intenciones.

Pondrían en marcha casi inmediatamente un frente de retaliación e intentarían el sometimiento del chavismo en su totalidad. Y no sólo en el terreno de la exclusión social. Hablamos de una intensa persecusión y represión en todos los niveles.

Ya hemos vivido parte de esa historia en el pasado no muy lejano cuyas dolorosas heridas aún permanecen abiertas, sin sanar. Por lo que sería un gran error pensar que se trata de una exageración, insisto, muestras han dado de sobra en estos 16 años de confrontacion, saboteo, golpes, guarimbas y conspiración.

En ese sentido vemos que la oposición ha desarrollado una «campaña» sui generis. Minimizan y ocultan los nombres de sus candidatos, algo nunca visto, desdibujan a sus líderes hasta el punto de casi desaparecerlos del debate, todo ello -al parecer- parte de una estrategia que se sustenta simplemente en capitalizar el malestar generado por estos intensos años de guerra económica. Sueñan con lo ocurrido en Argentina y salivan con la sola posibilidad de poder revertir ipso facto todos los logros obtenidos en la Revolución Bolivariana.

Estamos convencidos de que aún en medio de las difíciles circunstancias que hoy atravesamos, formamos parte de un pueblo que no está dispuesto a perder su derechos a una vivienda digna, el derecho a una educación pública y gratuita en todos sus niveles, que se ha logrado a través de las Misiones y la masificación de la educación universitaria.

Que defiende el derecho a la salud gratuita a través Barrio Adentro, la dignificación de los adultos mayores y la indexación de las pensiones al salario mínimo, la concreción e incorporación del concepto no retributivo y solidario para la asignación y disfrute de pensiones con la Misión en Amor Mayor y el derecho al trabajo. En definitiva, un pueblo que está consciente de contar con un gobierno revolucionario que a través de sus políticas le garantiza el derecho históricamente negado.

Hablan de un cambio que no se atreven a explicar porque, sin duda, espantarían hasta algunos de sus más acérrimos seguidores, muchos de ellos aún confundidos y manipulados por los medios de propaganda, capaces de hacer que se avergüencen de su condición social y de su condición de clase. Sin percatarse de los intereses ocultos de la propia oligarquía que los explota.

Es una amenaza latente desde el mismo momento del triunfo del Comandante Hugo Chávez en 1998, como un fantasma siniestro que aparece y desaparece o se mimetiza cada vez que atravesamos cualquier coyuntura. Aunque hoy el escenario es electoral para elegir a los Diputados a la Asamblea Nacional, mañana podría ser un escenario planificado para crear hechos de violencia, actos de terrorismo o situaciones de conmoción social fríamente calculadas.

Hay que decirlo: las elecciones de la semana que viene serán una gran prueba para la Revolución Bolivariana, para la estabilidad y la paz de la República. No debemos ceder ante los chantajes. Ni pensar que esta batalla electoral es un hecho menor, sin trascendencia y sin ninguna repercusión en la vida cotidiana del pueblo.

Cada uno de estos procesos electorales nos enfrenta a la posibilidad de perder y retroceder al pasado, aprovechándose de las dificultades, circunstancias u errores que pudiéramos haber cometido.

Todos los que hoy abrazamos el proyecto y el ideal bolivariano no estaremos acudiendo a una elección más, que confirma que contamos con la más vigorosa de las democracias del mundo. Se trata de una elección en la que debemos elegir a los candidatos y candidatas de la patria, aquellos que llevan en el corazón la esperanza y expresan sin titubeo el inquebrantable compromiso de defender y dar continuidad al legado de Chávez. Es momento para reivindicar a José Félix Ribas cuando arengó a los valientes jóvenes que se preparaban paraa enfrentar al poderoso ejército español: «No tenemos opción entre vencer o morir, necesario es vencer».

Ese es el verdadero reto, por el cual hemos venido trabajando y poniendo nuestro cuerpo y alma, en la unidad monolítica, con el entusiasmo de la militancia, la organización del partido, inspirados en los ojos vigilantes de Chávez y animados por el amor infinito de nuestro pueblo, alcanzaremos una vez más la victoria diciéndole al mundo que Venezuela se respeta y que el 6D aquí gana Chávez.

Misión Verdad

 

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