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Foto: Asamblea Nacional
El presidente de la Comisión Permanente de Cultura y Recreación Cristóbal Jiménez (PSUV-Apure), quien fuera amigo personal del líder de la Revolución Bolivariana, lo identifica como el segundo Libertador de Venezuela y siente que puede decir con sinceridad que fue su compañero de canto y de llano cuando era capitán del Ejército, desde mucho antes de su llegada al poder, ¡Chávez se metió la patria en el alma!.
Comentó que el pasado sábado fue el Orador de Orden en la sesión conjunta de la Cámara Municipal y el Consejo Legislativo, realizada en la Plaza Bolívar de Sabana Grande, Municipio Bolívar, del Estado Trujillo, con motivo de los 21 años de que esta localidad fuese decretada municipio.
Allí comencé a hablar de Hugo Chávez porque es quien retoma y revaloriza el proyecto político de Simón Bolívar y lo trae al mundo del siglo XX y del siglo XXI, asevera Jiménez, inspirado en ese ideario cambió los paradigmas de la política, en Venezuela y el mundo, e hizo lo que Bolívar aún tenía que hacer en la América Latina llevando ese proyecto a un grado tal de realización que se le puede considerar Libertador del siglo XX y del siglo XXI.
Este aniversario lo ayuda a reflexionar tanto en lo personal como en lo colectivo, «porque compartí mucho con él, ese hombre que cantaba con nosotros, que era un cantaclaro, un coplero y llanero barinés hizo estremecer la Organización de las Naciones Unidas, habló claro en la Organización de Estados Americanos, fue un referente en el Medio Oriente y muchos países del mundo entero».
Aún queda por hacer
Lo que está pendiente por hacer en Venezuela y en América tiene que ver con la responsabilidad de la dirigencia y el pueblo de materializar sus sueños, su proyecto político y en lo ético tratar de parecernos a Hugo Chávez, para lograr la mayor suma de felicidad para su pueblo.
¡Nos dejó las cartas de navegación, la ruta de vuelo!, ¡nos despertó y se fue, fue un guía que Dios nos mandó a estos pueblos latinoamericanos para que los guiara!.
La política con él se convirtió en otra cosa, desde el protocolo que se encargaba de romper para acercarse al pueblo, para cantar, recitar y componer, así como de levantar el proyecto político de la integración latinoamericana, que describía Rufino Blanco Fombona en su libro ‘El Decreto de Guerra a Muerte’ como los estados desunidos de América contra los Estados Unidos, «es el sueño que tenía Bolívar el de ver a la América unida, para poder enfrentar a ese gigante que se estaba gestando, de ahí su logro como Mercosur, Celac, ALBA y Petrocaribe».
Considera que Chávez le agregó a la política y a los otros poderes un quinto elemento como fue la espiritualidad, no como decreto sino que en la práctica le supo imprimir una profunda espiritualidad que logró encauzar hacia el ideal de libertad y de hacer feliz a su pueblo. Estima que con los elementos que conformaron su niñez en el llano, ese rico mundo mágico y místico, el de las coplas y la canción llanera consiguió estímulo y temas para su revolución.
Asamblea Nacional