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29.Ago.2016 / 12:29 pm / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

Foto: Misión Verdad

Y lo que más ha puesto en evidencia las tendencias internas ha sido su propia trayectoria mediática las últimas semanas. Lo que empezó como un llamado altisonante a la calle, «con paz y civismo» (la crisis de la oposición también es de diccionario), fue agarrando vertiginosamente decibeles insurreccionales que muy mal ocultan las intenciones de traerse algo pesado entremanos para encender la calle.

Pero repentinamente fue interrumpido por un control de daños con sendos comunicados de la MUD, uno «filtrado» en los medios web de oposición y que consta de un «plan operativo». El otro una declaración oficial «aclarando», según lo titula El Nuevo País el lunes 22 de agosto, al explicar -«de verdad»- en que consiste eso de «la toma de Caracas».

Este movimiento en los medios, en sí mismo, hace que el mensaje inicial pierda brío, retroceda, se desvíe aclarando (mientras oscurece), y al terminar dando ese paso atrás, el ímpetu de la violencia, por jugar posición adelantada, queda claramente sugerido.

Este choque de líneas la han venido diciendo los más protagonistas de entre los protagonistas de la MUD y sus alrededores. Así que la siguiente muestra puede tener algo de arbitrario.

Primer acto: presentación ante sociedad

El 6 de agosto, la MUD lanza el grito de guerra: «Toda Venezuela marcha a Caracas el 1 de septiembre». Y desarrolla superhéroemente: «Para que el régimen corrupto e ineficiente sienta la presión legítima y contundente de un pueblo decidido a terminar con el hambre y la violencia; para que el mundo vea el tamaño inmenso del país que quiere cambio».

Voluntad Popular (VP) en «asamblea» publicitada el 7 de agosto asumía que «el compromiso de convocar y activar a un gran Movimiento de Lucha Cívica Nacional, bajo los principios de la lucha no violenta y la resistencia civil logre el Revocatorio en el año 2016 y la convocatoria del Poder Constituyente para reconstruir a Venezuela».

Y abundaba en su declaración que «ante la posibilidad real de que el régimen decida impedir las vías electorales o cercenar el derecho constitucional de sustituir a este gobierno, asumimos el compromiso de organizar y convocar un gran proceso de desobediencia civil nacional que no descansará hasta lograr la libertad de toda Venezuela. Y del régimen no transigir con la fecha de verificación del 20%», el pueblo, dicen, deberá «organizarse de forma masiva, simultánea, indetenible con disciplina cívica y no violenta», y quedarse en la calle hasta que ellos, Voluntad Popular, restituyan la democracia.

Carlos Vecchio fue más allá: «Es la hora de finalizar lo que comenzamos en 2014: la salida constitucional del Gobierno».

Luis Florido mintió jerárquicamente: «El 1 de septiembre se activa la calle irreverente que hablará de la Venezuela que queremos construir y que queremos conquistar, el tercer elemento es la comunidad internacional».

Freddy Guevara, que leyó la receta de torta con la que otra vez van a tumbar al gobierno, sostuvo que «de cerrarse las vías electorales», activar el 350 y a la calle. Siempre recordando los tres objetivos: «Movilización ciudadana, canal humanitario y libertad de presos políticos».

Todas estas declaraciones apuntaron a un escenario posterior al 1 de septiembre, desentonan directamente con el pretendido discurso general, más enfocado en la fecha misma, enfáticos sobre el 1 de septiembre en sí mismo, concentrando el esfuerzo en la misma movilización, como lo ha evidenciado la posición, al menos pública, de Chúo Torrealba.

Ahí ya hay una grieta en el discurso unitario

Segundo acto: estridencias y matices

El domingo 14 de agosto comenzaban a acentuarse las posiciones.

Una nota de El Nacional del mismo día buscaba promocionar la noción de acuerdo general y decisiones consensuadas, poniendo a hablar a voceros de cuatro partidos. La firma Álex Vásquez, tratando de transmitir la noción en la oposición de que la prioridad es común y que no existen fisuras reales. Pero, por las mismas declaraciones de los voceros, se averían esas señales y la estrategia de mercadeo.

Son elementos de tono y de omisión las que lo definen.

Capriles (Primero Justicia): «El revocatorio no depende de Lucena, depende de los venezolanos. Incluso si la recolección de las firmas es a finales de octubre, tenemos la oportunidad, y así va a ser».

Edgar Zambrano (Acción Democrática): «La MUD no ha renunciado al derecho al referéndum. No hemos discutido nada que tenga que ver con 2017. Las especulaciones de opinadores políticos son solo eso».

Delsa Solórzano (Un Nuevo Tiempo): «Lucena sólo quiere desanimar con su bocota. Hay tiempo de hacerlo (el referéndum) y ese justamente es nuestro trabajo».

Sólo en la voz de Zambrano se sugiere algo aproximado a un objetivo político, mientras que Capriles en su vaguedad pronostica, pero no define. Y Delsa Solórzano decide aprovechar las declaraciones para recordarle a la rectora Lucena que ella puede ser Yasuri Yamilé. Una fuerza superior medra en sus silencios y ejecuta las acciones. Quiéranlo o no.

Pero es Freddy Guevara el que, además de recibir un apartado propio que lo privilegia por encima de los otros partidos, insiste: si no es este año el referendo revocatorio, «desobediencia civil». Y es que Leopoldo López forma parte del Consejo Editorial de El Nacional, y la línea es más nítida: Estados Unidos le apuesta a VP para que ejecute la operación.

El clímax del ascenso discursivo encontró en Lilian Tintori su nivel más nítido de evidencia cuando «La toma etc. etc.» le recuerda «mucho» a 2014, asegura que no tiene miedo a decirlo, «y que estamos haciendo lo mismo», incluso llegando a instalar la posibilidad de un muerto, y que, de haberlo, sería responsabilidad del presidente Nicolás Maduro, como reseña La Tabla, en declaraciones que dio en una entrevista a Carla Angola y Carlos Acosta, el 15 de agosto.

Se impone por la vía de los hechos el programa de acción de la línea que encarna principalmente el senador Marco Rubio.

Tercer acto: control de daños y este bolero es mío

No todos quieren lo mismo así hagan intentos casi suicidas de decir lo mismo que todos los demás partidos, bajo el mismo formulario y el choque con la necesidad de imponer voz propia que, en segundo plano, refleja al partido, y en primerísimo lugar, al psicodrama de sus dirigentes.

Una sorda guerra de marketing a lo interno que en su pujadera, así estén todos en el presente momento muy activos convocando a la concentración, no resuelve ni despeja lo que venden y la verdadera naturaleza del producto.

En un extremo, Voluntad Popular, Vente Venezuela y facciones juveniles de Primero Justicia quiere entubar la ejecución del plan de acuerdo a la metódica globalizada, propuesta por Gene Sharp y ahora perfeccionada por John Carlane, que le ha agregado a la mezcla de Sharp componentes de inteligencia, redes sociales y confrontación urbana que aquí espera su guarimba reactualizada. La revolución de colores.

En el otro extremo está la línea «hipersituacionista», por falta de claridad específica en los objetivos y por el maximalismo histérico de sus consignas, que representa como mejor vocero Chúo Torrealba y que remolca a Acción Democrática, a los factores más tradicionales y a la dirigencia de Primero Justicia.

El reflejo mediático de lo dicho aquí arriba provino, como se dijo, de un supuesto papel de trabajo en el que se abordan todas las posibilidades para que la «movilización» esté capacitada para cualquier clase de confrontación con métodos pacíficos-resignados: si no se puede romper el cerco, se protesta desde donde se puede.

Pero ese documento deja claramente abierta la compuertapor dónde encubrir y organizar logísticamente una «pre-toma» de Caracas, en la que con dos o tres días de antelación, los «manifestantes» comiencen a desplazarse hacia Caracas, desdibujando las características del escenario pacifista, toda vez que evidencia las dimensiones de jugada de laboratorio.

Pero es muy expresivo que, por otro lado, El Nuevo País lance el lunes 22 de agosto como gran titular «MUD aclara el panorama». Es un asunto de afinidad, El Nuevo País es un cercano a las posiciones adecas en lo programático y lo ideológico.

El centro del comunicado reza que «POR ESO, la demanda central de la movilización del 1ro de Septiembre es el CRONOGRAMA ELECTORAL 2016 (20%+RR+Regionales)». Sosteniendo, además, que para eso, el 1 de septiembre tiene que ser «un terremoto político». El estilo de Chúo Torrealba en la redacción del documento es evidente.

Y aún así, enfatizando ese pasaje en alguna parte, el comunicado es difícil de leer, difícil de procesar y difícil de entender.

La gramática escuálida que resulta del desorden

Y aquí caemos en el resbalosísimo territorio del lenguaje del momento: los niveles de toxicidad, de ambigüedades, de fraseología peligrosamente vacía; las oraciones que oscilan entre la tarima y el tuit, entre una y otra pastoral mal disfrazada, mal redactada y políticamente vaga, se cuela la misma línea de inmovilismo que no sólo ha caracterizado su actuación en la Asamblea Nacional contra el resto del Estado, sino entre ellos mismos a la hora de definirse y no incurrir en el destemple de confesar lo que todos ya sabemos muy bien qué quieren. Y lo que cuesta.

La esencia trágica que hace que la gente quede ciega en su vanidad, actúe sin ver, y luego se encuentre en una posición de la que va a ser muy difícil de salir. Y a eso se arriman. Porque la no-política de su presunta movilización polítca en su discurso, ya no digamos en sus actos, apunta a que se infiltre y se imponga una agenda insurreccional que ellos mismos inicien, pero que va a estar muy por encima de sus posibilidades el capitanearlo y conducirlo al puerto de sus deseos inconfesados.

Pero la historia reciente ya ha demostrado con una claridad, que estos procesos nunca terminan en el punto que dicen promover. Sino en las manos de los que pueden desplazar toda posibilidad política, y enfile todo hacia la guerra y el nacionalicidio.

A punta de estupidez y mediocridad, la MUD vacía el contenido político de su propio llamado a la calle, evidenciando el carácter metódico de una «revolución de colores».

Misión Verdad

 

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