Opinión / Noticias / Carola Chávez

23.Mar.2017 / 07:44 am / Haga un comentario

Chavistamente

Capriles se lanza de cabeza y sin casco, ooootra vez. Ya Primero Justicia tiene candidato presidencial, chocolate viejo, porque después de tres candidaturas ya nadie puede venir con el cuento de que Capriles es lo nuevo. A los justicieros de base, que solo sirven para firmar y trancar la autopista con “protestas sorpresas”, nadie les preguntó si querían el chocolate derrotado de Capriles, o el chocolate amargo de Julio Borges, que parece resignado a ser el eterno segundón, aunque ese partido exista porque él, y no Capriles, recibió aquel cheque de PDVSA de manos de la mamá de Leopoldo López, que ahora tiene otro partido que ha servido para que un arribista como Freddy Guevara maneje un Audi y declare que Capriles no se lanzó primero porque él ya había lanzado a Leopoldo antes que toditos. Y Borges, en medio de esta novela sifrina, sin candidatura y con su nombre en ese cheque para la posteridad…
Ramos Allup se inquieta porque los lechuginos y petimetres se le adelantaron, formalmente, claro porque él ya había insinuado con absoluta claridad su candidatura adeca, porque, tu sabes, él es el futuro, sí, un futuro atado a una hemeroteca gigantesca que lo remite, implacable, a un oscurísimo pasado.
La dirigencia antichavista lanzándose mientras en las plazas del país se validan sus partidos. Toldos con sillitas, música y banderas y los militantes validando libremente ante el CNE su voluntad opositora, y nadie se los llevó por pensar distinto, contradiciendo lo que Almagro dice en su nefasto informe contra Venezuela.
Porque cuando uno ve a Almagro denunciar, con Lilian Tintori asintiendo a su lado, que en Venezuela hay una cruel dictadura que no permite que el pueblo se exprese electoralmente y luego ve a Capriles lanzando su candidatura presidencial, ¿a quién le creemos? Y cuando Almagro dice que Maduro persigue a la oposición y uno ve a Tintori, ir y venir de Washington, como la sortija, sin que nadie la detenga, sin que le toquen ni un pelo. ¡Ay, por favor! ¿Qué dictadura es esa? Ya quisiera yo ver a Tintori, o a Florido, o a Freddy Guevara, Capriles, Ramos Allup o Borges, haciendo lo que hacen en una dictadura de verdad.
Frente a un Pinochet, o un Somoza, por ejemplo, esta gente no haría nada, primero porque Pinochet y Somoza representan sus intereses, pero apartando ese detallito, suponiendo que viviéramos de verdad en una dictadura, ¿para qué elección lanzarían Capriles y Ramos sus candidaturas? ¿Qué les hubiera pasado de solo insinuarlas? ¿Podrían Lilian Tintori decir las cosas que dice fuera y luego regresar tranquilaza como si nada? ¿Tuitearía Leopoldo en una dictadura? ¿Le publicarían un libro y lo venderían en las librerías de los centros comerciales junto a decenas de libros que despotrican contra el dictador? ¿Compraría la gente ese libro? Bueno, la verdad es que el libro nadie lo compra, pero no por miedo a la dictadura sino porque el libro es muy malo.
Y ni hablemos de los medios y de la libertad de expresión: ¿En una dictadura podrían existir programas de radio transmitidos desde emisoras privadas donde se denuncie a la dictadura todo el tiempo y peor, donde se incite a derrocarla, así sea con un baño de sangre? ¿Podrían los periódicos ridiculizar al dictador y desafiarlo en primera plana? ¿Podrían esos periódicos ser vendidos en todos los kioscos del país sin que, ni el kiosquero, ni los editores, ni los periodistas terminen en una enorme lista de “desaparecidos”? Y más allá: ¿podría el clásico pendejo que despotrica contra el gobierno en la cola del banco, en el supermercado, en la sala de espera del CDI, hacerlo e irse tranquilito para su casa? ¿podrían esos mismos pendejos circular tranquilamente por la ciudad con un “fuera dictador” pintado en el vidrio trasero de sus carros?
Llevan 18 años gritando dictadura y desvirtuando el significado de la palabra libertad y como la realidad no encaja con sus palabras, pues cambian las palabras para que encajen con su realidad. Entonces, no vivimos en dictadura sino en una neodictadura, una nueva especie de gobierno malvado que parece que fuera democrático, pero si te fijas bien, verás que, dictatorialmente, no se deja derrocar.
La neodictadura venezolana, la vaina más loca del mundo, esa que es tan democrática que hasta el mismo Almagro, con el clásico cinismo y sin una pizca de vergüenza, dice que se derrota con votos.

CAROLA CHÁVEZ
carolachavez.wordpress.com

 

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