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Foto: Archivo
«Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos».
El párrafo anterior es parte de la carta de despedida que en 1965 escribió al entonces Primer Ministro Fidel Castro, el Comandante Ernesto Che Guevara. De la misiva hizo pública lectura el líder de la Revolución Cubana el 3 de octubre de aquel año cuando, en el Teatro Karl Mar de La Habana, presentó al país a los integrantes del Comité Central del Partido Comunista de Cuba que sustituía al Partido Unido de la Revolución Socialista.
La ausencia del Che en aquel acto -ya que había salido hacia África en abril- era notoria por lo que al ofrecer la relación de miembros del comité, Fidel dio a conocer el histórico texto.
En el mismo, el guerrillero hizo referencia a momentos significativos vividos junto a Fidel, liberando a Cuba de toda responsabilidad en la nueva misión liberadora fuera de su segunda patria. Casi dos años después, fue asesinado en Bolivia, por soldados de ese país entrenados por la CIA.
En la heroicidad fue sembrada aquella carta alimentada por diferentes pasajes vivenciales entre los que resalta el siguiente: “Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera)”.
AVN