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“Chávez no titubeó, Chávez salió. Si el pueblo se estaba mojando, él también se mojaba porque Chávez era pueblo”, expresó la periodista Carola Chávez al recordar aquel momento -grabado en la memoria del colectivo nacional- en el que el líder de la Revolución Bolivariana, bajo una intensa lluvia, se entregó a un pueblo que había desbordado siete avenidas de la ciudad de Caracas, en el cierre de la campaña presidencial que lo llevó de Sabaneta a Miraflores, el 4 de octubre de 2012.
Fue “la cosa más grande e impresionante que he visto en mi vida”, aseguró quien acompañó al entonces Presidente, candidato a la reelección, para realizar la crónica de las últimas cinco semanas de la campaña que lo llevó por Barinas, Cojedes, Portuguesa, Yaracuy, Lara, Carabobo, Aragua y Caracas.
Entrevistada en el programa La Patria Nueva, que transmite El Informativo de Radio Nacional de Venezuela, exaltó el sacrificio que hizo Chávez ese jueves y en particular los últimos cuatro días, pese al profundo malestar de salud que lo aquejaba.
“Chávez amó, ama a Venezuela. Todo lo que hizo, todo ese empuje, todo los que nos hizo hacer a nosotros, todo lo que nos removió (…) prejuicios, todas esas cosas que nos hizo replantear es amor”.
Aunque algunos puedan creer que la lluvia enturbió esa gran celebración popular, la naturaleza estuvo a su favor como una bendición del cielo, que permitió “ponerle la firma a todo lo que él nos había mostrado durante los años que estuvo con nosotros”.
Desde las 5 de la mañana del 4 de octubre ya había gente en las calles de Caracas, recordó Carola, quien relató con profundo disfrute el retumbar de las trompetas y tambores que se dejaron escuchar en la habitación del hotel Alba Caracas, donde se encontraba alojada ese jueves para poder realizar la crónica del cierre de esa campaña titánica.
Todas las calles, callejones y transversales que conectaban con las avenidas Bolívar, Universidad, México, Lecuna, Fuerzas Armadas, Urdaneta y Baralt, puntos fijados para la gran concentración, estaban a reventar de pueblo, lo cual pudo constatar en el recorrido que realizó desde las 7 de la mañana en compañía de un periodista argentino que vino a cubrir la movilización chavista.
La alegría se respiraba en cada calle de Caracas, gente cantando y niños disfrazados se conseguían por doquier, y pese al fuerte aguacero, propio del tradicional Cordonazo de San Francisco, la gente se mantuvo firme esperando a su líder.
RNV