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23.Ago.2018 / 04:52 pm / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

Foto: Misión Verdad

El objetivo, según Mattis, consiste en atender a venezolanos que han cruzado la frontera en un contexto de «crisis migratoria», por el que la Administración Santos y la actual de Iván Duque culparon al gobierno de Nicolás Maduro.

La nave marítima partiría de la Estación Naval de Norfolk, estado de Virginia, hacia las aguas del Caribe, en un momento de disputa geopolítica entre poderes emergentes euroasiáticos (China y Rusia) y Estados Unidos por mayor influencia en la región latinocaribeña, mientras Venezuela se encuentra en un momento de reconversión económica estructural, crucial para el futuro del país.

En este escenario se está dando un juego de guerra, es decir, una simulación táctica de cómo podría ser una verdadera confrontación, aspecto clave para los ejércitos convencionales a la hora de planificar ofensivas y defensas militares, pero a escala real. Estamos en presencia de uno cuyo territorio marítimo caribeño es el tablero, puesto que varios actores como los estadounidenses, los colombianos, los rusos, los chinos y los venezolanos, se encuentran en una disputa geopolítica, con factores militares incluidos, sin precedentes en la historia de la región.

USNS Comfort

Este buque no comprende armas para una ofensiva militar, tácticamente hablando, pero sí posee armamento para su auto-defensa. Incluso la nave está respaldada por la Convención de Ginebra, por lo que si es atacada se considera un crimen de guerra.

La embarcación fue contruida por la National Steel and Shipbuilding Company (NASSCO), una división de General Dynamics Corporation, una de las más grandes contratistas a nivel militar para el gobierno de los Estados Unidos. Fue lanzada en 1976 y se encuentra en servicio para la Armada estadounidense. Anteriormente sirvió como transporte de petróleo, y su nombre original era SS Rose City.

Usualmente el Comfort es usado para asistencia en el terreno de fuego para los combatientes del ejército estadounidense, pero también concurre a otras operaciones.

Es hermana del USNS Mercy, otro buque-hospital de características casi idénticas en cuanto a operatividad. Según la Armada en cuestión, «contiene 12 salas de operaciones totalmente equipadas, una instalación hospitalaria de 1 mil camas, servicios de radiografía digital, un laboratorio médico, una farmacia, un laboratorio de optometría, una planta de tomografía y dos de oxígeno. Cada nave está equipada con un helipuerto para grandes helicópteros militares».

Ha participado en algunas guerras de importancia en Medio Oriente, entre ellas la del Golfo Pérsico (1990-91) y la de Irak (2002-03), y su última misión fue en Puerto Rico, en octubre del año pasado, por el Huracán María.

El Comfort recorre constantemente las aguas del Caribe, sobre todo en juridiscciones de los países socios de Estados Unidos, con el fin de mostrarlo como símbolo de «buena voluntad» del Pentágono, de protección y seguridad médica a la hora de catástrofes naturales o contextos altamente beligerantes.

De hecho, un capitán retirado y un comandante de la Armada estadounidense afirman en un artículo a cuatro manos, publicado en el sitio de análisis militar Center for International Maritime Security, que las operaciones de «ayuda humanitaria» apuntaladas en los buques-hospitales referidos «son parte vital de la estrategia de la Armada estadounidense garantizando estabilidad regional a través de la construcción de las alianzas y capacidad con los socios y la expansión de nuestra influencia».

En estos momentos el Comfort se prepara a encallar en aguas colombianas, cercanas a territorio venezolano, sin embargo la decisión del Pentágono se enlaza con los planes de su alto mando militar y coincide con el teatro de operaciones castrenses que Venezuela planifica con los aliados euroasiáticos, China y Rusia, de acuerdo a los planes de cooperación en el área militar.

Geopolítica, el Pentágono y los juegos de guerra

La doctrina del Pentágono para este año 2018 contempla reforzar las áreas que han sido superadas por los poderes que disputan la hegemonía militar estadounidense, en específico, Rusia en primer lugar y China en segundo. Este último se ha convertido en el competidor máximo a nivel económico-financiero, y eso se demuestra también el plano militar con las capacidades tecnológicas que posee actualmente en armamentos, vehículos y sus usos.

Pero es Rusia el que mayor dominio de defensa tiene el mundo, demostrado en parte en la guerra siria, donde con asistencia aérea y comandantes en el terreno para asesorías militares en tiempo real al Ejército Árabe Sirio inclinó la balanza a favor del gobierno de Bashar al-Assad y las fuerzas aliadas, y en detrimento de los grupos terroristas respaldados por Occidente.

Así, James Mattis presentó ante el Congreso a inicios de este año un plan cuyas especificaciones son archivos clasificados, pero que no ocultan el deseo de la élite militar estadounidense de justificar un mayor presupuesto para el Pentágono con el fin de aumentar las capacidades tecnológicas millitares de los Estados Unidos.

La Estrategia Nacional de Defensa (así se llama el documento) afirma que «sin una inversión sostenida y previsible que permita restaurar la operatividad y modernización de nuestras Fuerzas Armadas, acorde a los tiempos actuales, perderemos nuestra ventaja militar, dando como resultado una fuerza cuyo sistema defensivo pudiera llegar a ser irrelevante para la defensa de nuestro país».

Eso incluye una profundización de la militarización para nada velada de América Latina y el Caribe, puesto que los poderes euroasiáticos en cuestión también se mueven en pro de sus intereses en la región. No en balde los últimos ejercicios y acuerdos llegados entre Mattis y sus socios en esta parte del continente preceden a los ejercicios militares combinados que Rusia y Venezuela celebrarán en septiembre próximo.

Se debe destacar el ejercicio marítimo multinacional UNITAS 2017, que comprendió a 19 países, entre ellos Brasil, Paraguay, Argentina, Chile, Colombia (país anfitrión), Guatemala, Honduras, Panamá, Perú, México, España y Estados Unidos, todos con gobiernos hostiles con Venezuela. En los próximos días y hasta las primeras semanas se realizará el ejercicio UNITAS 2018, siendo Colombia su anfitrión, cerca de la fachada marítima venezolana. Según el Comando Sur de Estados Unidos, este ejercicio tiene como objetivo socorrer y estabilizar países en contextos de desastres naturales y/o crisis humanitarias. La articulación del mensaje como la naturaleza misma de estos ejercicios, indica que los movimientos militares coordinados por el Pentágono proyectan que es por la vía humanitaria que buscarían gestionar una posible intervención contra Venezuela.

La importancia de este ejercicio, comandado directamente por el Pentágono, radica en los objetivos establecidos por el alto mando militar estadounidense, que llamaría a resguardar la región de catástrofes «humanitarias» justo en un momento en el que azuza, tanto en los medios como desde la vocería oficial de algunos gobiernos, sobre todo los reunidos en el Grupo de Lima, la propaganda de la «crisis humanitaria» en Venezuela que obligaría a la «comunidad internacional» a tomar accioner contundentes de fuerzas. Un eufemismo para decir que promueven una intervención militar contra el país.

Por otro lado, el secretario del Consejo de Defensa venezolano, mayor general Angiolillo Fernández, informó que la Armada china se prepara a encallar en aguas venezolanas por orden del presidente Nicolás Maduro, confirmado a su vez por el comandante estratégico operacional Almirante en Jefe Remigio Ceballos como parte de una Operación Estratégica Combinada Integral entre China y Venezuela.

No sería la primera vez que China navega en aguas latinocaribeñas. El buque Peace Ark, similar al Comfort en sus capacidades tanto hospitalarias como militares, ha recorrido países como Costa Rica, Cuba, Jamaica y Trinidad and Tobago en 2011, y Barbados, México y Perú en 2015.

El gobierno chino que lidera Xi Jinping tiene por objetivo, a través de su Armada, mostrarse geopolíticamente como «un poder en rápido desarrollo militar como poder responsable».

La mira del Pentágono hacia estos objetivos de sus principales contricantes globales en una región que considera su «patio trasero» es de preocupación, como acepta su doctrina, sobre todo en un contexto en el que Venezuela se encuentra bajo una situación de asedio económico, comercial y financiero pero que maneja actualmente cartas para responder internamente a la situación provocada por las agresiones desde el extranjero.

Por ello urge, para James Mattis ys sus representados, la aguda militarización del continente en el marco de la actualización de la Doctrina Monroe, en defensa de los intereses económicos estadounidenses en la región.

Los juegos de guerra, a nivel geopolítico, que circundan el Caribe se encuentran en un momento de tensión tanto por las angustias declaradas de la élite militar de los Estados Unidos como por las capacidades e influencia que China y Rusia están teniendo a nivel regional.

Son precisamente los medios pro-occidentales, insertados en la agenda del Pentágono, los que respaldan la supuesta necesidad del envío de buques militares-hospitalarios por las consecuencias de la «crisis humanitaria» en Venezuela, un problema regional según el mismo secretario de Defensaestadounidense.

No hay que olvidarse del nuevo gobierno colombiano, que tiene en la agenda de su política exterior a Venezuela y el cambio de régimen como prioridad. Así lo manifestó el presidente Iván Duque, con Bogotá involucrado incluso en el atentado magnicida contra su homónimo Nicolás Maduro. Y las alarmas que el presidente venezolano ha prendido con respecto a una posible operación de bandera falsa en la frontera, sobre todo en el eje Táchira-Norte de Santander, sugieren que la Armada estadounidense estaría lista para actuar en caso extremo de beligerancia.

Teniendo en cuenta el prontuario de banderas falsas orquestadas por la CIA, el Pentágono y la Casa Blanca, ¿es posible que Estados Unidos inserte una operación de esa magnitud con el Comfort de señuelo, tomando en cuenta la Convención de Ginebra, para prender fuego sobre Venezuela? La sugerencia no es una afirmación, sin embargo es un escenario a tener en cuenta en los juegos de guerra de los que somos actuales testigos.

Pues en Venezuela, específicamente en su patio marítimo, es donde se reproduce a escala militar, en medio de los juegos de guerra, la confrontación geopolítica actual en la región entre poderes consolidados pero en franca decadencia y los actores globales que buscan quebrar el sistema actual de poder.

Misión Verdad

 

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