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21.Mar.2016 / 05:15 pm / Haga un comentario

Foto: Reuters

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A pesar de la visita oficial que realiza el presidente estadounidense, Barack Obama, a Cuba este semana, el bloqueo económico y financiero impuesto injustamente desde hace más de 50 años contra el país caribeño se mantiene vigente.

Si bien, el acercamiento entre Obama y el presidente, Raúl Castro, representa un avance en la reestructuración de las relaciones bilaterales, pues se ha logrado la autorización del dólar en la nación cubana y la eliminación de la isla en la lista de países terrorista, el bloqueo continúa en vigor y «tiene componentes disuasivos y efectos intimidatorios de alcance extraterritorial», señaló el líder cubano durante una rueda de prensa.

El arribo del mandatario norteamericano a La Habana, capital cubana, coincide con la conmemoración de los 20 años de la ley Helms Burton, normativa que recrudeció el embargo económico establecido por Estados Unidos hacia Cuba desde el 7 de febrero de 1962, el cual es considerado como el genocidio más largo de la historia, debido a sus políticas dirigidas a socavar puntos vitales de la defensa y la economía de la isla.

Estas políticas de acoso financiero por parte del imperio no sólo han traído como consecuencia la desestabilización de las relaciones bilaterales entre ambas naciones durante las últimas cinco décadas, sino que ha implicado serias restricciones para el proceso de desarrollo del pueblo cubano.

Entre las duras medidas en materia económica destaca el embargo total del comercio con Cuba; la restricción de exportación de combustible a la nación caribeña por parte de importantes transnacionales estadounidenses, en 1960; así como la persuasión de EE.UU. dentro de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que la mayoría de los países latinoamericanos rompieran relaciones con la isla.

Asimismo, los gobiernos norteamericanos prohibieron a terceros países la venta a Estados Unidos de productos con componentes de origen cubano y la comercialización al país caribeño de productos con partes estadounidenses, lo que ha afectado considerablemente el mercado del níquel y la actividad industrial y petrolera en la isla.

Desde el punto de vista político, este embargo económico, comercial y financiero ha demostrado las pretensiones de la nación norteamericana de poner fin a la Revolución Cubana, a través de la intensificación de un clima de dificultades para la inversión extranjera y el impacto significativo en el desarrollo económico y social de su pueblo.

Sin duda, la visita de Obama no marca el fin de la guerra económica, sino, más bien, simboliza el comienzo de una batalla política en la que EEUU, a través de muestras de entendimiento, busca ganarse el afecto de aquellos revolucionarios cubanos que por la fuerza no ha podido doblegar.

AVN
 

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