Opinión / Noticias
Por: Aurelio Gil Beroes
Conviene reflexionar un poco sobre las palabras “crisis” y “guerra”, tan usadas en estos días en el país, para caracterizar la realidad nacional.
A grandes rasgos se entiende como crisis: “Cambio importante en el desarrollo de un proceso que da lugar a una inestabilidad”. O, como lo definen Romero y Romero en su diccionario de Política (Panapo, Ccs. 1994. Pág. 50): “Momento de ruptura y cambio en el funcionamiento de un sistema político”.
La oposición, en su afán de desestabilizar y derrocar al Gobierno Bolivariano, utiliza la palabra “crisis” para definir la realidad en cualquier ámbito, sea político, económico, social y hasta cultural, con el objeto de instalar ese criterio en la conciencia popular y justificar sus acciones subversivas y antidemocráticas. Cosa que ha hecho con cierto éxito, pues no pocos altos personeros de la Revolución manejan el término de la misma manera.
La palabra “guerra”, en cambio, es y ha sido utilizada por la Revolución, para definir, principalmente, la acción opositora en el plano de la economía: la guerra económica, aun cuando la guerra es total: psicológica, institucional, financiera, mediática, política, internacional y nacional. Se trata de una guerra no convencional, pero guerra al fin.
¿Por qué no estamos en crisis? Porque nuestras instituciones funcionan apegadas al Estado de Derecho, a pesar del extravío de la Asamblea Nacional; porque el Gobierno Revolucionario gobierna establemente y desarrolla sus planes, a pesar del sabotaje opositor; porque nuestra economía, a pesar del hundimiento de los precios petroleros, acción auspiciada y estimulada por el jefe de los enemigos, el imperialismo estadounidense, muestra signos de recuperación al igual que los precios del crudo; porque la Revolución comienza a controlar la producción y la distribución de los alimentos con la Gran Misión Abastecimiento Soberano (GMAS) y porque nuestro pueblo quiere paz y estabilidad , entre muchas otras razones.
¿Por qué estamos en guerra? Porque el imperialismo nos amenaza; porque quiere nuestro petróleo; porque no quiere el mal ejemplo de la Revolución en el Gobierno, porque quiere derrocar a la Revolución en alianza con sus socios internos, con quienes desarrolla planes sediciosos; porque apura la guerra psicológica y el sabotaje; porque impulsa planes paramilitares en áreas claves del país; porque quiere postrar a nuestro pueblo por el hambre. Eso es guerra, eso no es crisis.
Ambos términos no son sinónimos. De modo pues, estamos en guerra, no en crisis.
La que si está en crisis es la Asamblea Nacional y Henry Ramos Allup, que no da pie con bola, a quien todos culpan y todos demandan. Que no ha hecho nada en favor del país y de las colas que ellos mismos han creado. No cuenta con el favor del pueblo sino con el de sus enemigos. Perderán la guerra.
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