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15.Oct.2020 / 02:23 pm / Haga un comentario

Fotos: Referencial

“Venezuela, bienvenido a mi país. Gracias por el apoyo a nuestra patria…”,  con estas palabras nos saludó hace unos 14 años, un joven, cuando nos identificó por nuestra chaqueta tricolor con sus ocho estrellas en un restaurante de Buenos Aires. Expresaba así, como nos lo hizo saber de seguidas, el agradecimiento de su pueblo por el apoyo brindado por el comandante presidente Hugo Rafael Chávez Frías a esa nación devastada por los gobiernos que habían precedido al de Néstor Kirchner. Ese tipo de manifestaciones de gratitud y cariño se hizo frecuente durante los días que permanecimos en la capital argentina.

La solidaridad de nuestro eterno comandante para con aquel país, fue recordada por muchas y muchos argentinos a través de las redes digitales, luego del bochornoso, rastrero acompañamiento del gobierno de Alberto Fernández, a la propuesta con la cual el Cártel de Lima –siguiendo lineamientos de sus amos imperiales­–, sumó otro capítulo a su prontuario de agresiones contra nuestra patria, en esta oportunidad en la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas.

Desde las voces más humildes hasta las de algunas figuras de mucho peso específico en aquel país, se levantaron para hacer patente toda la indignación frente a un mandatario quien, vale decir, siempre ha mostrado posturas muy guabinosas, incluso desde antes de ganas las elecciones, en relación con el gobierno del presidente legítimo y constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros.

Es de tal magnitud lo hecho por la diplomacia exterior de la pareja Fernández-Fernández –pues la actual vicepresidenta, Cristina, viuda de Kirchner, como segunda al mando también es responsable, ¿cómplice?, de dicha posición–, que hasta Diego Armando Maradona, una de las leyendas vivientes en cualquier área de esa nación, soltó sin tapujos a través de su cuenta en twitter que por primera vez sentía “vergüenza de ser argentino”.

Otra figura emblemática como Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación de Madres de la Plaza de Mayo, pidió perdón al pueblo venezolano, al presidente Nicolás Maduro Moros y hasta a los fallecidos jefes de Estado Hugo Chávez y Néstor Kirchner, ante el infame paso dado por la diplomacia de su país en la mencionada instancia de la ONU.

“Chávez, nos dio una mano cuando nadie nos la daba. Estoy avergonzada, no sé cómo pedirles perdón y disculpas a ese pueblo que recibió a tantos argentinos que se iban del país durante la dictadura (1976-1983)”, expresó en un audio divulgado en la página de la organización que preside.

“Conozco a Maduro y lo que está haciendo por su nación, perdón pueblo venezolano, en nombre de las madres y de millones de argentinos que estamos avergonzados”, añadió.

Más de 500 políticos, intelectuales, artistas y figuras de distintos países enviaron una carta al mismo Alberto Fernández, en la cual repudian su posición en la ONU respaldando las infamias expuestas en aquel nefasto “informe” de una misión de tarifados del Cártel de Lima, base de lo aprobado en la instancia presidida por Michelle Bachelet, la Alta Comisionada que poco hace para ocultar su aversión hacia la Revolución Bolivariana.

El voto del gobierno de los Fernández-Fernández, “no representa el pensamiento y la actitud solidaria que muchos argentinos y argentinas (de los cuales muchos habían votado a AF) sienten hacia Venezuela y su legítimo presidente Nicolás Maduro”, expuso el conocido periodista de ese país Carlos Aznárez, en un artículo titulado “Argentina: Votación en la ONU contra Venezuela. En nuestro nombre no”.

Las malas juntas

No debería sorprender la actitud asumida por Alberto Fernández y su combo. Ya lo hemos dicho: ha mantenido una posición repleta de ambigüedades en relación al gobierno legítimo y constitucional de Venezuela, si bien tomó un par de decisiones con las cuales pudieron albergarse leves esperanzas: su salida –ahora vemos que solo nominal– del Cártel de Lima y no reconocer a la “representante” en ese país del títere autoproclamado de la Casa Blanca.

Lo de la salida solo nominal del Cártel de Lima ha quedado en evidencia, al sumarse a esta organización mafiosa creada por el imperio estadounidense, solo para atacar a nuestra Patria, votando a favor de una resolución injerencista en la instancia manejada por la señora Bachelet, la misma que se presta para la campaña de ataques contra Venezuela, mientras permanece ciega, sorda y muda ante las barbaridades que se cometen en otras naciones de la región.

La dupla Fernández-Fernández, como se han encargado de restregárselo desde distintas partes del mundo, está ahora en muy malas juntas. No es como para vanagloriarse el andar agarraditos de la mano con el narcoparaco Iván Duque –carga maletas del genocida Álvaro Uribe Vélez–, en cuyo “gobierno” las masacres, los asesinatos a líderes sociales –este año van 225–, las violaciones de todo tipo a los derechos humanos –precisamente de lo que se acusa a Nicolás Maduro Moros-, han sido llevadas a grado superlativo.

Tampoco es como para andar pavoneándose por ahí, mientras intercambian carantoñas con un sujeto de la calaña de Jair Bolsonaro, un burdo imitador del engendro Donald Trump –imagínate tú­–, racista, misógino –sí, Cristina, misógino, amante de dictaduras y no es como para presumir en reuniones de gente decente, aventuras en compañía de la dictadora boliviana Jeanine Áñez, del vasallo peruano Martín Vizcarrá y de uno de los más grandes traidores de la historia contemporánea de América Latina, Lenín Moreno. Todos estos nombres, valga subrayar, los escribimos con un pañuelo en la nariz.

Pero, ¿puede sorprender a alguien esta posición del gobierno de los Fernández, cuando su canciller, Felipe Solá, en una reunión con el embajador estadounidense en ese país, Edgwar Pardo, de manera rastrera le agradeció su “apoyo” en las gestiones ante el Fondo Monetario Internacional?

Lo dicho por Solá, nos llevó a una de las frases más memorables precisamente de un argentino inmortal, Ernesto “Che” Guevara, de cuyo asesinato se cumplieron 53 años el pasado jueves 8: “No se puede confiar en el imperialismo, pero ni tantito así”. Si por aquellos pagos están contando con que actitudes genuflexas como esa les ganarán consideraciones de los genocidas de Washington, pues o están perdidos en el espacio o, como lo expuso en estos días un intelectual de altos vuelos de ese país, Atilio Borón, son “demasiado románticos y demasiado estúpidos”.

El pasado martes 13, la sindéresis pareció volver al gobierno argentino al negarse a suscribir la declaración entreguista y artera del Grupo de Lima.

En un comunicado de prensa, la cancillería austral dejó claro que no reconoce al autoproclamado: “En primer término la referida declaración expresa su apoyo a un supuesto mandatario al que la Argentina no reconoce y quien nunca tuvo el ejercicio efectivo del gobierno de la República Bolivariana de Venezuela”. Más adelante, se aparta también del infundio que pretende presentar a Venezuela como una amenaza para la región: “La Argentina no comparte las referencias sobre el supuesto vínculo de la crisis en Venezuela con la seguridad y estabilidad de la región y su impacto global.”

La primera vicepresidenta de la Asamblea Nacional Constituyente, Tania Díaz, se pronunció a través de su cuenta en la red social Twitter, @taniapsuv, sobre la negativa de Argentina a suscribir el libelo del cartel de Lima: “Celebramos que Argentina no haya firmado un documento INDIGNO, CIPAYO y ENTREGUISTA como la declaración de hoy del cartel de Lima, que pretende la vuelta al tiempo del coloniaje.”, escribió la también vicepresidenta de Agitación, Propaganda y Comunicación del Partido Socialista unidos de Venezuela.

La pendular política de los Fernández frente a Venezuela habla muy mal de un gobierno que se pretende progresista, además lo deja solo en el tablero regional. Si no es de fiar para sus afines ideológicos, sus aliados naturales, qué pensará la derecha cipaya y proyanki de estos devaneos albicelestes.

Lo cierto es que Venezuela sigue siendo el centro de una batalla en la cual es fundamental la integración de nuestras naciones soñada por El Libertador Simón Bolívar y para la cual precisamente en Argentina, hace 15 años, tres visionarios de la talla de Hugo Chávez Frías, Luis Inácio “Lula” Da Silva y Néstor Kirchner, dieron un paso histórico al liquidar el ALCA, que pretendía imponer el imperio estadounidense en la IV Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata.

Esos sueños integracionistas, tarde o temprano se consolidarán, pues marcan la ruta y las luchas perennes de nuestros pueblos, que terminarán pasándole por encima a las acciones del imperialismo y sus mandaderos para erosionar la unidad nuestramericana y superarán posiciones rastreras y traidoras, como las que ahora parecen haber invadido la Casa Rosada de la nación gaucha.

Jimmy López Morillo

 

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