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La integración en el Mercado Común del Sur (Mercosur) de gobiernos progresistas que buscan complementarse entre sí para potenciar sus economías, convierten a este bloque regional en el organismo suramericano que contrapone a la hegemonía imperial del capitalismo.
La consideración corresponde al investigador e internacionalista Basem Tajeldine, quien resaltó que la diferencia entre el Mercosur creado en 1991 al que hoy día preside Venezuela, luego de asumir la presidencia Pro Témpore, es que la toma de decisiones dentro del bloque depende de Estados y gobiernos que responden a las necesidades de los pueblos y no de las burguesías.
«Los gobiernos de la región entendieron que la integración regional era la única forma de hacer frente a ese imperio y su búsqueda de mantener una hegemonía por controlar los mercados y seguir extrayendo los recursos naturales de países que siempre consideraron como su patrio trasero», recalcó Tajeldine, durante su participación en el programa Debate Socialista, que transmite Venezolana Televisión (VTV).
Destacó que los gobiernos que hoy integran Mercosur ofrecen una nueva dirección política regional, en la que entienden lo fundamental que es mantener la integración, la complementariedad entre ellos y la solidaridad como bloque, además de apoyarse en otras potencias del mundo como Rusia y como China, para impulsar el desarrollo tecnológico en la región y lograr así incrementar sus capacidades productivas.
Consideró que Venezuela en Mercosur inscribe una nueva dinámica que antepone la razón social para la consecución de los nuevos acuerdos con los que se profundizan las relaciones en la región.
Por su parte, el también analista internacional y profesor universitario Vladimir Adrianza consideró que la integración entre los países que conforman este bloque económico desprenden al Mercosur de su génesis neoliberal y permite inclinarse hacia el arraigo latinoamericano.
«Se logra un proceso que no solo tiene que ver en la parte económica, sino también en la defensa de la soberanía de toda América Latina e impactar en las políticas que el imperio impuso los últimos 200 años», señaló.
Ambos internacionalistas coinciden en afirmar que el Mercosur de hoy está invirtiendo la lógica que durante años se aplicó en el sometimiento de los mercados, debido a que la realidad política actual impone una nueva función económica en la región que ya no responde a los intereses imperiales de la burguesía, sino de los pueblos y su desarrollo.
«Ahora son los Estados quienes van a imponer las políticas económicas por las cuales se van a regir las burguesías y esto ocurre porque se entiende la necesidad de unirse, los gobiernos y los pueblos, para hacer frente al gran capital que quiere comerse al pez pequeño», reiteró Tajeldine.
Crisis neoliberal y repunte suramericano
Por otra parte, Adrianza precisó que mientras Europa insiste en un sistema neoliberal, la región suramericana y caribeña propone por encima de la competencia, elementos como la complementariedad y la solidaridad.
«Lo que pasa actualmente en Europa es el desgaste de un modelo, que ahora no tiene áreas de explotación del mundo, porque ha ido perdiendo las colonias; carece de materia prima, de energía, y si a eso le sumamos un modelo que compite con una hegemonía bancaria que defiende los intereses de una burguesía que se pone por encima de la soberanía de las naciones, entendemos porqué están en crisis», explicó el analista.
Por ello, reiteró la importancia de conservar un modelo de cooperación e intercambio que continúe en la búsqueda de estrategias alternas al modelo neoliberal.
Asimismo, Tajeldine indicó que otra diferencia entre lo que denominó la plutocracia europea-estadounidense y América Latina es que ellos cuentan con un banco central privado, mientras que en la región suramericana contamos con bancos centrales estatales.
«Además -agregó- aquí son los Estados los que se impone sobre la economía, no a la inversa».
AVN