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13.Mar.2009 / 07:10 am / Haga un comentario

Por Rafael Ricardo:

No es necesario el control del Estado. Abramos las puertas de par en par al mercado, sin políticas proteccionistas de producción, de aranceles o peso monetario y los grandes países industrializados ayudarán sacar a nuestras economías de subdesarrollo y el tercermundismo. Esa era la conseja.

La ola esperanzadora que nos trajo el neoliberalismo acabaría con siglos de atraso económico y nos pondría, de un golpe, a la par de las potencias económicas mundiales.

Desde los años 70 nos comenzaron a susurrar al oído, "olviden el uso de políticas fiscales, no sirven de nada". "Aumenten la masa monetaria pues si hay dinero habrá demanda agregada"

Por el sur americano nos enteramos con angustia, los unos, y con esperanzas los otros, que vivíamos en un mundo "globalizado", y lo que pasara en Hong Kong de alguna forma repercutiría en New York y también en Caracas.

La novedosa liberalización, para el comercio como para las inversiones, nos echarían una mano con esto del crecimiento y nuestros políticos sabrían entonces cómo hacer una distribución de la riqueza más justa y equitativa.

La política era relegada por teorías económicas que nos rescatarían del olvido y habría de todo para todo el mundo.

Eso si, para esto era vital primero, privatizar los servicios básicos y toda vaina para volvernos competitivos y eficientes. De hecho, el primer paquetito de medidas neoliberales impuesto en Venezuela abrió los mercados, abastos y grandes tiendas… pero a coñazos, cuando el pueblo asfixiado de hambre le respondió a los teóricos capitalistas que proponían el neoliberalismo como única vía de desarrollo de las naciones.

Nuestro país, Venezuela, efectuó reformas estructurales de su economía, para favorecer la penetración comercial y la instalación de empresas extranjeras: liberación comercial, política tributaria, desregulación financiera, privatización, legislación laboral, transformación del sistema de pensiones y la dolarización de su economía… El neoliberalismo nos obligó a legislar para lograr la autonomía del Banco Central, para así garantizar que las políticas monetarias no sean cambiadas en el futuro, y de esta manera, asegurar su continuidad a favor del retorno de los dólares a los Estados Unidos.

Fue para entonces que el Presidente del Banco Central fue más importante que el Presidente de la República.

El pueblo venezolano pagó con sangre los ajustes económicos del asesino Carlos Andrés Pérez que experimentó con humanos las teorías económicas neoliberales, a la usanza de los laboratorios nazis, donde se amputaban miembros sanos a pacientes sanos y donde se hacía jabón y productos de tocador con piel, carne y huesos de judíos o jodíos, según fuese el caso.

Esta forma de colonización, ya ha quedado desnuda y sin sombrero, y el lastre de muertes por hambre y miseria que ha cobrado en nuestra gente es mucho mayor que el arrojado en guerras financiadas por los mismos padres del neoliberalismo.

El ejemplo más descarnado de los resultados de la aplicación de las políticas neoliberales en nuestro continente ocurrió en la hermana Argentina, donde el Fondo Monetario Internacional, FMI, obligó a la privatización de todas las empresas del Estado, lo que conllevó a una crisis económica devastadora que aún hoy pesa con una deuda externa inapagable e incobrable.

Como no se puede engañar a pueblos que han dejado de ser pendejos, el neoliberalismo, ese monstruo de mil cabezas, ha tenido que disfrazarse de tratados de libre comercio, acuerdos o convenios como la cepa de un virus se regenera para ser más dañino. El ejemplo más cercano de esto fue la lúgubre ALCA que intentó rescatar de la ultratumba al neoliberalismo, de la cual sólo quedan vestigios en gobiernos entreguistas y lamebotas imperiales que hoy ven con terror como "papá" USA las nacionalizaciones de grandes bancos e intenta rescatar los mercados con la intervención del Estado.

Ya lo decía un venezolano ilustre por 1828: "Los Estados Unidos de Norteamérica parecen destinados por la providencia a esclavizar a la América de miserias a nombre de la libertad".

La crisis económica mundial ha terminado de derrumbar los sueños del neoliberalismo con las grandes potencias reculando en la historia, volviendo a las nacionalizaciones y al rescate de las grandes industrias a costa del erario público y los contribuyentes que no son otra cosa que el pueblo trabajador, único y verdadero creador de riquezas.

El colmo del cinismo y la gran farsa que fue el neoliberalismo, se marca con mayor claridad en los Estados Unidos de Norteamérica donde se han disparado los índices desempleo y han quebrado emporios económicos, ejemplos de antaño de la sacro santidad capitalista.

Por solo citar un ejemplo de dicha desnudez recordemos el caso de la industria pornográfica estadounidense, que ha pedido cacao al gobierno para rescatar de la bancarrota a este "importante" elemento del show del sueño americano.

¡Que suerte entonces la de estar del lado Sur, ser tercermundistas, socialistas y chavistas, camarita!

 

 

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