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27.Jul.2009 / 04:05 am / Haga un comentario

Prensa PSUV/ABN.- La noticia de que el presidente Manuel Zelaya entraría a Honduras por la frontera con Nicaragua, en Las Manos, el viernes 24 de julio, fue motivo para que miles de hondureños de todo el país, simpatizantes de "Mel", se trasladaran al departamento El Paraíso para recibirlo.

Pero las garantías para que estas personas pudieran transitar libremente las negó el gobierno de facto. Las detenciones y prohibición del paso vehicular comenzaron desde el jueves 23 de julio en la mañana y se sumó a esto toques de queda que extendieron progresivamente a las seis de la tarde, luego a las 12 del mediodía el viernes y a las 6:00 de la mañana el sábado.

Kevin Rivas, un joven de 19 años procedente de Tocoa, Colón, al noroeste de Honduras, denunció que el jueves, cuando se trasladaba en la mañana a El Paraíso para ver a "Mel" con unos compañeros, consiguió represión.

El vehículo donde se trasladaba Rivas fue detenido por la policía en El Zamorano, un policía le quiso robar su teléfono celular. "Yo no andaba con los papeles de mi teléfono y un policía me lo quitó, pero yo se lo quité a él porque era mío", indicó.

Pero cuando Rivas rescató el teléfono, el policía lo golpeó. "Me dio pechugonas en el pecho, me agredió fuerte y luego me llevaron empujados para adentro del poste policial’.

Rivas no estaba solo.

"Nos llevaron a todos y nos detuvieron por varias horas, no nos dieron agua, ni nada. Y cuando nos agarraron nos dijeron que eramos unos delincuentes, nos trataron bien feo, bien fuerte".

Después de varias horas detenidos y obligados a abandonar el autobús, como medida de presión para que no se trasladaran a El Paraíso, como posteriormente hicieron con cientos de personas, Rivas decidió, con las demás personas caminar, hasta el lugar.

"Caminamos tres horas y a mitad de camino conseguimos un jaloncito en un carro, pero a los cinco minutos otro retén policial nos volvió a detener y nos bajaron del vehículo. Nos dijeron que nos tiráramos al suelo, nosotros no hicimos caso, nos quedamos ahí, pero se acercó el policía encargado de El Zamorano y nos dejó ir".

"Caminamos de El Zamorano hasta Danlí, de nueve de la mañana a seis de la tarde. Simplemente porque veníamos para acá, a ver a Mel, nos bajaron de los autobuses. Esto nunca jamás había ocurrido, eso solamente ocurre ahorita con este gobierno de Micheletti, este gobierno golpista".

Al día siguiente, el viernes en la mañana, tomaron un autobús que los llevó a El Paraíso. "De Danlí a acá vinimos en autobús, en tres buses, y nos detuvieron tres veces’.

Como Rivas, desde el jueves, miles de personas fueron bajadas de autobuses con destino a El Paraíso para ver a "Mel", una medida de represión del Gobierno de facto contra el pueblo hondureño.

"Nos están violentando nuestro derecho de libre locomoción, porque nosotros somos libre en nuestro país de caminar por donde queramos", denunció Rivas, una de las miles de víctimas de la represión golpista este fin de semana.

Pero aunado al impedimento de transitar para dirigirse al departamento de El Paraíso, el gobierno de facto extendió el toque de queda este día jueves de 12 de la noche, como estaba establecido, a seis de la tarde, para comenzar a detener a las personas que caminaban para ver a "Mel".

Después de caminar cientos de kilómetros hasta llegar a El Paraíso, las miles de personas que lograron llegar, el viernes, se encontraron con otro obstáculo para ver a a su presidente: un piquete policial y militar cerró la vía hacia Las Manos. Quince kilómetros separaban al pueblo del presdiente constitucional, Manuel Zelaya.

Ese día desde muy temprano miles de hondureños se concentraron frente al retén policial y militar para intentar pasar, pero no fue hasta las 12 del medio día cuando se dio la primera arremetida contra los seguidores de Zelaya que intentaban llegar a Las Manos.

Media hora antes, en cadena nacional, el Gobierno de facto, al conocer la situación de las miles de personas dispuestas a llegar a la frontera a ver a "Mel", extendió el toque de queda a partir de las doce del mediodía. Pero la gente lo rompió y permaneció en el lugar.

Unos minutos después de las doce detonaron las primeras bombas lacrimógenas acompañadas de balas, el resultado: dos heridos, uno en una oreja, Moisés Rivas, y otro en un brazo, Manuel Rodríguez. Fueron enviados de inmediato a un centro de salud cercano.

Posteriormente, y después de varios ataques contra el pueblo con bombas lacrimógenas ocurre otro incidente. Un vehículo de la policía nacional atravesó la concentración de personas a toda velocidad, en el hecho atropelló a por lo menos una decena de hombres y mujeres que se encontraban en el lugar.

"A todos nos atropellaron pues, yo me caí y me caí en un palo ahí, me golpeé acá en mi brazo", dijo a la prensa un joven que tenía la franela rota y rasguños en su pecho.

Otra persona denunció a la prensa que resultó herida una muchacha en el atentado y encontraron a una señora de 70 años tirada en el piso.

En los ataques contra el pueblo, ese día, se observó cómo la Cruz roja actuaba a favor de los golpistas, un hombre denunció que usaron el vehículo de esta organización internacional para trasladar bombas lacrimógenas a los militares.

Mientras ocurría esto, cientos de hondureños tomaron las montañas para llegar a la frontera, despistando a los cuerpos represores del Gobierno de facto. Ocho horas de camino hicieron para ver a Zelaya.

Luis Fernando Hernández, un joven procedente de Catacamas, Olancho, caminó por las montañas a Las Manos.

"Salimos a las 10:00 de la mañana de El Paraíso. Caminamos por toda la montaña, nos perdimos, nos tuvimos que esconder bajo los árboles de la persecución del helicóptero y para guarecernos de la lluvia. Caminamos como por siete horas y hace poco llegamos a Las Manos, fuimos el primer grupo de Catacamas, Olancho, que llegamos a este lugar", dijo afónico de alegría por haber visto a su presidente, quien se encontraba en el lugar.

– ¿Por qué decidiste venir para Las Manos?

– Porque Mel ha sido un buen presidente, y es el mejor que ha tenido Honduras, y siendo de nuestra ciudad cómo va a ser que no lo vamos a apoyar.

Presidente Mel

El presidente Zelaya no pasó la frontera, como se esperaba hiciera a las dos de la tarde del viernes, sólo estuvo unos minutos del lado de Honduras en Las Manos.

– ¿Va a intentar pasar nuevamente?

– Hay estrategias que no se las puedo dar, ¿me entiende?, es parte de un proceso, este es un proceso.

– ¿Para dónde va ahora?

– A buscar comida.

– ¿Qué le dice a la gente que lo está esperando en El Paraíso?

– No es que la gente me esté esperando, quiere pasar y la están reprimiendo, hay que denunciar ante la prensa internacional que han disparado en la manifestación y que hay veinte golpeados. Esto que están viendo ustedes es que se vienen de la montaña, se vienen como verdaderos campeones caminando ocho horas por las montañas.

– ¿Qué mensaje le da a los que están en El Paraíso?

– Que tienen que hacer la fuerza por pasar, porque estos militares no tienen el valor de sostener esa posición porque saben que están actuando en contra de la patria. Ellos hoy en la noche se van a cansar y nosotros no nos vamos a cansar.

Zelaya volvió a Nicaragua esa noche, parte del pueblo fue detenido, otra permaneció en vigilia frente a la concentración del día y otra buscó albergues en El Paraíso.

Detenciones en la tarde del viernes

En el camino entre Las Manos y El Paraíso, más de una docena de personas de Olancho estaban detenidas en un poste policial.

– ¿Dónde los detuvieron?

– Aquí nos detuvieron.

– ¿Venían de El Paraíso?

– Veníamos por la carretera.

– ¿Cómo pasaron?

– Les dimos los papeles, al principio nos dejaron pasar, pero ya por aquí nos pidieron que nos sentáramos en la acera, nos sentamos ahí y luego a esperar.

– ¿Las razones por la detención?

– Porque hay toque de queda. Ahorita están hablando con el alto funcionario para ver si nos llevan a dormir a algún lugar ahí, no sé, somos de Catacamas, Olancho, de donde es el presidente.

– ¿Cómo ha sido el trato de los militares con ustedes?

– Bueno, más o menos.

-¿Desde qué hora están detenidos?

– Desde las cuatro de la tarde.

– ¿Han podido tomar o comer algo?

– Nada, ni comida ni agua, nada, así a pura sobrevivencia, resistencia, y en el trato es más o menos, porque ahorita que venía me pidieron papel así, pero vino uno y me pegó por atrás.

– ¿Que edad tienes?

-19 años.

Vigilia frente al piquete policial

En el lugar de concentración del día, permanecieron en vigilia unas 500 personas.

Eddy Guifarro dijo: "Nos vamos a quedar toda la noche de forma pacífica, organizados, tomando café, respetando dentro de lo que cabe y me refiero a nuestra causa, pero nada de agredir policías, tratando de llegar a nuestro fin".

"Hay personas que se están yendo, regresando, otras buscando algo de cobijo, algo de comida".

– ¿El ánimo de la gente?

– Muy bueno, aquí nadie se rinde, yo creo que ya tantos días después hay gente que está dispuesta a llegar al final, y me refiero en el sentido de que esta batalla se va a ganar con resistencia y no con balas.

Al día siguiente

Nuevamente el sábado, en el punto de concentración, ahí, algunos manifestantes contaron sus vivencias.

Alfredo Redondeo, que venía de Tegucigalpa con su familia contó: "dormimos en el monte y cuando salimos de la mañana para seguir el camino ahí mismo nomás nos capturaron el ejército, fuimos detenidos dos horas. Nos trajeron al posta El Paraíso y una vez que se fueron los del ejército la policía nos soltó".

Ese sábado el toque de queda había terminado a las seis de la mañana y comenzó otro a esa misma hora, hasta las seis de la tarde.

Nuevamente se extendió a las seis de la tarde, hasta el domingo.

 

 

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