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19.May.2010 / 02:30 am / Haga un comentario

La potencia yanqui no salió incólume de la confrontación que representó la guerra fría. Si bien es cierto que en lo político militar es la potencia mundial indiscutible, no lo es así en lo económico ni en lo tecnológico, donde tiene importantes rivales tanto en la vieja Europa como en Asia, sin contar las potencias emergentes y los organismos multilaterales. Adicionalmente a la profunda crisis estructural del capitalismo y a la amenaza que representan para los Estados Unidos el surgimiento de potencias emergentes, los Estados Unidos arrastran de por sí una bomba de tiempo económica, por su dólar inorgánico, su impagable deuda externa y el desbalance estructural de su economía.

En la última década del siglo XX, buscando establecer un nuevo orden mundial posguerra fría acorde a sus intereses, la potencia imperial identificó al narcotráfico como enemigo para justificar así sus operaciones, impuso gobiernos liberales burgueses subordinados a los designios imperiales, propuso el Tratado de Libre Comercio regional para convertir a Latino América en un gran proveedor de mano de obra y materia prima y en mercado cautivos, impuso recetas del Fondo Monetario Internacional, trató de disminuir el papel de las fuerzas armadas nacionales, reduciéndolas a un rol netamente policial reservando la seguridad y defensa regional para las fuerzas imperiales.

Por supuesto, estos designios yanquis para la América nuestra fracasaron, al igual que fracasó también su estrategia mundial de dominación, por lo que ha debido venir cambiando, a la par que su estrategia mundial de policía del mundo que pasó a ser la de legión global. Estos cambios de estrategia imperialista explican la creación de la IV flota y de sus bases militares en la región, el plan Colombia, el plan Patriota, sus agresiones de micrófono hacia nuestro gobierno y su constantes provocaciones e intervenciones en contra de nuestro proceso político. Explica también su última evolución estratégica de la creación de las 7 bases militares en Colombia, que transforman ese país en una cabeza de playa para una intervención militar yanqui en la región, pero eso quedará para próximos artículos en el que trataré ese tema concerniente al análisis de la situación actual y la amenaza imperial a nuestro proceso revolucionario.

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