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Por Jacqueline Faria Pineda
jfaria@psuv.org.ve
Estas fechas navideñas nos invitan a compartir junto a nuestros seres queridos. Seguramente durante los próximos días nos encontraremos con amig@s y familiares para intercambiar presentes y disfrutar de una tradicional comida navideña. Y si bien el ambiente de nuestra ciudad se llena de espíritu festivo, es importante entender que en esta época también entran en juego fuerzas que despojan la navidad de su esencia.
Cada año las empresas privadas invierten inmensos presupuestos en publicidad, para recordarnos el rol que, como consumidor@s, debemos cumplir, y esta inversión se retribuye en ganancias: de hecho, no es casual que diciembre sea un mes en que gran cantidad de comercios "resuelven" su año. Así, esta época se transforma en un momento cuyo verdadero objetivo es sostener un modelo de consumo basado en el despilfarro de recursos y la producción desmedida de desechos sólidos.
Si bien en nuestro Distrito Capital se genera habitualmente un promedio de 1,2 Kg. de basura por habitante, cada día, durante las festividades navideñas esta cantidad se incrementa prácticamente al doble. Lo más significativo, es que este aumento se debe principalmente al uso innecesario de paquetes y envoltorios, y a las grandes cantidades de comida en buen estado que se desperdician.
Ya es hora, entonces, de romper, de una vez por todas, con ese círculo vicioso cuyo único fin es incentivarnos a consumir compulsivamente, a partir de la falsa creencia de que lo material puede satisfacer nuestras necesidades afectivas y simbólicas. Nosotr@s mism@s debemos ser capaces de recuperar el sentido humano, solidario y jubiloso de la Navidad, que durante años nos ha sido arrebatado. Intercambiemos muestras de amor sin envoltorios, amor directo, cálido y llano por el planeta Tierra.
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