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9.Abr.2014 / 12:01 pm / Haga un comentario

Foto: Referencial

Prensa PSUV.- El 9 de abril del año 2002, a través de las grandes plantas televisivas, así como también en la mayoría de la radio, prensa escrita, en complicidad con la CTV y Fedecámaras, la derecha venezolana convoca a un paro “cívico nacional” que sería el inicio y la activación de un macabro plan golpista, orquestado y dirigido desde el Departamento de Estado Norteamericano y operativizado en Venezuela por sus lacayos más rancios de la burguesía criolla y sus anacrónicos partidos políticos.

Los llamados defensores de la “meritocracia” habían convocado a un paro de gasolina para “radicalizar” su protesta en contra de la recién nombrada directiva de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), en la víspera del golpe de Estado que se perpetraría el 11 de ese mismo mes.

La convocatoria fue apoyada inmediatamente por el presidente de Fedecámaras, Pedro Carmona Estanga, quien días más tarde usurparía el poder en Miraflores al autojuramentarse como Jefe de Estado y dar paso a la dictadura más breve de la historia venezolana.

Ante el fracaso que ya habían tenido algunas convocatorias previas, la tripartita de la conspiración (Fedecámaras, CTV y los medios de comunicación) comenzaron sus actividades provocadoras en la Plaza Francia de Altamira, luego se mudaron a PDVSA-Chuao desde donde frecuentemente las masas opositoras eran instigadas por la dirigencia fascista, quienes cotidianamente inyectaban odio a sus bases con el objetivo de ir allanando y preparando el plan golpista que ya tenían orquestado y que terminaría con los vergonzosos hechos del 11 de abril del 2002.

A las pocas horas de lanzada la convocatoria golpista, empezaron los ataques con bombas molotov y niples, cuyo arsenal fue encontrado en el CEN de Acción Democrática, tras allanamiento a su sede ubicada en la urbanización de El Paraíso en Caracas.

Igualmente, en Caracas paralizaron una unidad del metro, utilizando una bomba molotov y destruyeron 3 vehículos.

Luego, en la Refinería de El Palito, un grupo de tres gerentes les ordenaron a sus trabajadores que abandonaran el sitio, tomaron su lugar y decidieron de manera arbitraria parar esa planta que es una de las más importantes y grandes del mundo.

En Maracaibo quemaron un autobús de transporte público, cuyo dueño se había negado plegarse al paro golpista y que en ese momento se encontraba cubriendo su ruta. También, explotaron unas bombas molotov similares a las encontradas en el CEN de AD en Caracas.

A pesar de la escalada de violencia y de la feroz campaña mediática en contra de la Revolución, miles de simpatizantes y militantes se encontraban de manera pacífica haciendo vigilia en los alrededores del Palacio de Miraflores para manifestar su apoyo al comandante Chávez, y a la naciente Revolución Bolivariana.

El 9 de abril del 2002 se iniciaba un macabro plan golpista que dejaría en evidencia ante el país y ante la historia, la naturaleza antidemocrática, fascista y reaccionaria de la derecha venezolana comenzarían un plan golpista que no contaba con los niveles de conciencia y compromiso de nuestro pueblo, quien durante todos esos aciagos días de la historia se mantuvo movilizado en defensa de la Patria, su proyecto y su líder.

Hoy, cuando los mismos sectores golpistas de hace 12 años pretenden engañar, manipular y confundir con el objetivo de impulsar sus planes antichavistas, antipatriotas y contrarrevolucionarios, es tarea y deber de todos los hijos e hijas de la Patria mantener la organización, la movilización y la disciplina necesaria para no caer en provocación, defender la Revolución y sus conquistas y, sobre todo, para seguir impulsando el legado de nuestro eterno Comandante Supremo. Sigamos siendo Chávez, marchemos jubilosos hacia otro abril de victorias.

 

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