I Congreso Extraordinario
Foro Transición al Socialismo

Ponencia de Rodolfo Sanz

Ministro del Poder Popular para Industrias Básicas y Minería

Militante del PSUV

Escuela Venezolana de Planificación
Sábado, 20 de marzo de 2010

Primero quiero agradecer al Aristóbulo Istúriz la invitación y a ustedes por permitirme estar aquí en este Congreso del Partido. Soy militante del Partido, pero no delegado del Partido. Para compartir una reflexión en torno al tema de la transición socialista, por supuesto, vamos a hacerlo de manera muy esquemática porque el tiempo no permite que nos extendamos profundamente en algunos aspectos que son de suma importancia.

Antes quiero decir, que es interesante el debate que se está abriendo entre nosotros, no es fácil el problema de la construcción socialista, si hubiese sido fácil la Unión Soviética no se hubiera derrumbado setenta y siete años después de la toma del poder por los bolcheviques, o los compatriotas cubanos no hubiesen pasado por todas las dificultades que han pasado y que hoy pasan.

De forma que no es fácil en la teoría y no es fácil en la construcción práctica, vale decir en la praxis. Varios requisitos son importantes para este debate, y se lo decía a Toby Valderrama en una respuesta que recientemente le di y que al final de mi intervención voy a comentar aquí. Nadie puede creer que tiene la verdad absoluta, no hay verdades absolutas.

Una de las cosas de las mentiras que vendió la cultura occidental fue efectivamente la idea infinita del progreso y la idea de la verdad absoluta. De manera que nadie puede creer que es poseedor o depositario en la tierra del pensamiento de Marx o del pensamiento Lenin y que todo aquel que en un momento determinado exprese un concepto distinto es un contrarrevolucionario o un defensor del capitalismo.

Y la segunda condición, asociada a la primera, es que nadie puede creerse fiscal ideológico de la Revolución. No hay fiscales ideológicos. La Revolución es un acto libre. El pensamiento es un acto libre. De manera que, como no hay comisario político al estilo de PCUS, del Partido Común de la Unión Soviética, tampoco puede haber una especie de fiscal ideológico que a todo tiene respuesta y a todos tiene respuesta.

De manera, que debe ser un debate franco, un debate que trate sí de ir al fondo de los problemas, de abordarlo en profundidad y, sobre todo, abordarlo con argumentación que sea el producto de la reflexión intelectual. Se requiere mucho estudio y el presidente Chávez lo dice permanente: Estudio no sólo del pensamiento marxista, del pensamiento socialista, sino del pensamiento contrario. Hay que leer a los neoliberales para poner criticar a los neoliberales. Hay que estudiarlos a fondo.

Hay que estudiar el pensamiento de la derecha y hay que estudiar el pensamiento revolucionario para uno poder contrastarlo en la teoría y contrastarlo en la praxis, sólo así es posible la síntesis teórica que, expresando la realidad, nos permite a nosotros convertirlo en un instrumento para la transformación de esa realidad.

Como aquí todos lo sabemos –entro en materia– después de los esfuerzos de Tomás Moro, de los utopistas franceses, fueron Marx y Engels los que dieron una forma científica al socialismo. Marx se aproxima a los problemas del socialismo, a la economía política desde la filosofía; y yo dije en un libro que publiqué hace algunos años, distinto a estos dos, que había algo parecido en la forma como Adam Smith abordó los problemas de la economía política y Marx, ambos se aproximaron a la economía política desde la filosofía.

Los primeros trabajos de Marx fueron trabajos de naturaleza filosófica, y los trabajos de Smith, el libro Teoría de los sentimientos morales, publicado en 1847, fue previo a su obra cumbre Del origen de la causa y la riqueza de las naciones. Además, Smith era profesor de Lógica aun cuando era economista; Marx era abogado, juriconsulto, como sabemos, y ya en sus escritos filosóficos Marx, sin entrar en las especificaciones en las que luego entró en El Capital, habló del comunismo y habló del socialismo.

Hay una cita importantísima del libro La ideología alemana, que es como para algunos el libro de ruptura de Carlos Marx, donde Marx dice que el comunismo no era un ideal al cual se accesaba desde el punto de vista de una teoría elaborada por los reformadores del mundo, sino que el llamaba comunismo al movimiento real aquel proceso –bienvenido el Vicepresidente, camarada Elías Jaua– que brotaba de las condiciones y las contradicciones objetivas de la sociedad capitalista.

De manera, que Marx siempre tuvo una visión –digamos– no utópica del socialismos. Una visión, aunque algunos no les guste el término, muy realista del socialismo, y ahí la obra de Marx tomó méritos desde la construcción de su pensamiento referido específicamente al socialismo. Uno, el Manifiesto del Partido Comunista y dos, la Crítica al Programa de Gotha, dos libros que hay que leer cuidadosa y minuciosamente, releerlos minuciosamente.

En el Manifiesto del Partido Comunista, que se llamó Manifiesto del Partido Comunista por el desprestigio de las corrientes socialistas, fue un encargo de la Liga Comunista a Marx.

Marx, hace a mi juicio la exposición más brillante sobre la globalización capitalista y finaliza con un programa cuyo eje central era el control del Estado en la construcción del nuevo modelo económico.

Quien lea la parte final del Manifiesto del Partido Comunista, se dará cuenta que todo el programa que Marx expone allí, pasaba por el control del Estado: Centralización de las fuerzas productivas, centralización de los aparatos ideológicos. De manera que, si alguien quiere acusar de estatista a alguien en la construcción del socialismo, al primero que hay que acusar de estatista es Carlos Marx y a Federico Engels, porque el Manifiesto del Partido Comunista es un libro de socialismo estatista, tal cual como lo formularon Marx y Engels en esa época.

Y hay una crítica de Marx demoledora a los utopistas, demoledora a los fantasiosos, que pensaban que el socialismo eran todos los planteamientos pequeños burgueses de las corrientes francesas, de las corrientes de Lassalle; y el segundo momento, es la Crítica al Programa de Gotha, que nadie puede decir que es un libro de la juventud de Marx, un libro escrito en 1879, para la unificación del Partido Obrero Socialdemócrata Alemán, donde Marx polemiza con la corriente del Ferdinand Lassalle.

Y es un libro clave porque ahí está la famosa fórmula de Marx “de cada quien según sus capacidades a cada quien según sus necesidades”, pero ojo con esto y ahí tengo una diferencia.

Marx dijo allí muy claro “en la fase superior del comunismo”. Esto es “cuando corran los manantiales de la riqueza producto de un desarrollo de la fuerza productiva, la sociedad podrá estampar de cada quien según sus capacidades a cada cual según sus necesidades”. Ojo, Marx lo dijo en el socialismo, no dijo en la primera fase del socialismo. Marx dijo: “en la fase superior del comunismo”.

Yo creo que la interpretación correcta derivada del Manifiesto del Partido Comunista y de ese texto, Crítica del Programa de Gotha, que son los 2 textos claves donde Marx habla directamente de la transición socialista, es que el socialismo es un modo de producción que se construye con arreglo al trabajo productivo, y que distribuye con arreglo al trabajo y a las necesidades, y que sólo en una sociedad altísimamente desarrollada, de amplias fuerzas productivas, de abundante producción, podrá distribuirse con arreglo a las capacidades y con arreglo a las necesidades.

Eso que parece una sutileza no lo es, sobre todo en Venezuela donde la renta petrolera le incorpora un elemento adicional importante a la visión que podamos tener nosotros sobre la construcción socialista de lo cual hablaré al final.

Tan no ha sido fácil el problema del socialismo, desde el punto de vista de la formulación teórica, que en este libro de Fidel, compañeros, que recomiendo leamos con mucho detenimiento; primero, porque es el libro de un hombre que tiene 50 años en el poder dirigiendo una sociedad socialista.

Segundo, porque no lo escribió el “chigüire” de Rodolfo Sanz, pues, lo hizo en entrevista Fidel Castro Ruz; y tercero, porque Fidel dice allí cosas que llaman la atención. Fidel dice: “Si me preguntaran cuál ha sido el peor error de mi vida, respondería que fue haber creído que había un modelo único de socialismo o que alguien había construido un modelo de socialismo”. Conclusión: A pesar de lo que Marx dijo en el Manifiesto Comunista, a pesar de lo que Marx dijo en la Crítica del Programa de Gotha, un hombre como Fidel señala que eso no fue suficiente para la constitución de un modelo de socialismo, y yo comparto esa visión.

En segundo lugar, dice Fidel Castro en este libro que “no hemos creado ninguna economía política nueva” y ojo con esto, que lo diga Fidel es para que nos sentemos a reflexionar, que la única economía política que seguimos conociendo es la de Adam Smith. ¿Qué quiere decir eso? Que a pesar de todos los esfuerzos teóricos que se hicieron, que hizo Marx, que hizo Engels que hicieron todos los teóricos de aquel famoso debate que Soto Rojas conoce muy bien de Mandel, de Bettelheim, del Che, de Mora, por construir un sistema de categorías, de análisis, distintos a la categoría de la economía política clásica y neoclásica todavía no hemos podido construir realmente esa categoría que nos informe de un nuevo modo de producción que es el socialismo. Miren cuán complejo es el problema.

De manera entonces que para concluir esta primera referencia al marco teórico, las pistas que tenemos, las pistas teóricas que tenemos para la construcción del socialismo científico son las pistas de Marx y Engels, por eso era inevitable que cuando el Presidente se definió como socialista no se definiera como marxista, eso es imposible.

Por eso su definición socialista tenía que corresponder a una definición de marxista, porque los únicos que se aproximaron a una visión científica del socialismo fueron Marx y Engels, pero no dejaron un modelo de socialismo, dejaron una visión crítica del capitalismo –y ojo con esto, compañeros- los soviéticos pensaban que sólo colocando el marxismo con la crítica de Marx, con la cabeza hacia arriba, se construía el socialismo.

Como Marx había dicho aquello en el tomo I de El Capital que la dialéctica hegeliana estaba con la cabeza hacia abajo y él lo que hizo fue darle la vuelta y colocarla con la cabeza hacia arriba para descubrir su núcleo revolucionario, se pensó que invirtiendo la crítica de Marx al capitalismo ya estaba resuelto el problema en la construcción del socialismo, y eso no fue así, y eso no va a ser así.

Por eso sostengo que no es sólo negar el capitalismo con la crítica, hay que ver cómo se estructura en la realidad concreta la economía, la producción, la distribución, para saber si efectivamente nosotros estamos en presencia o no estamos en presencia del socialismo, pero la simple crítica negadora no construye de por sí el socialismo, se requiere un esfuerzo adicional y sólo nosotros en la interpretación de Marx y de Engels ratificada por Fidel, tenemos simplemente los instrumentos fundamentales para eso.

Dicho esto en el marco teórico, tenemos que en el marco histórico hubo por supuesto un acontecimiento adicional que fracturó la visión que teníamos de socialismo que fue el derrumbe de la Unión Soviética. El derrumbe del socialismo real que dejó en pie a Cuba y a otros países pequeños, fue un duro golpe a la teoría del socialismo, y pasado un tiempo toda esa hecatombe intelectual, toda la incertidumbre que se generó con honrosas excepciones, y hay un intelectual que yo recomiendo que leamos porque en esa época del desierto ideológico el hombre se mantuvo firme a las ideas del socialismo que es Adolfo Sánchez Vásquez, quien es un intelectual muy brillante, que siguió arrojando luces sobre el derrumbe del socialismo y acerca de la pertinencia histórica del socialismo, y dijo: “En el siglo XXI –fue profético Adolfo Sánchez Vásquez– se volverá a plantear el problema de la contradicción socialismo– capitalismo, pasarán algunos años, pero la historia sigue moviéndose”.

Y efectivamente así ocurrió un buen día a quienes pensaban que con la caída del campo socialista se había acabado la historia, se había entronizado la ideología del capital, la ideología de la economía de mercado, y que todo había desaparecido; sin embargo, no ha sido fácil sostener las ideas de socialismo en el mundo, y no ha sido fácil por lo siguiente: Caracterizar el socialismo que queremos pasa por caracterizar el capitalismo que tenemos.

Y yo en la caracterización del capitalismo que tenemos me aproximo mucho a la visión que tiene el teórico Samir Amín. Samir Amín dice: “La mundialización capitalista se sostiene sobre 5 monopolios: El monopolio de la ciencia y la tecnología, el monopolio del capital financiero, el monopolio de las telecomunicaciones, el monopolio del mercado internacional y el monopolio de las armas de destrucción masiva. Las economías nacionales son de alguna manera relativizadas por el control de estos 5 monopolios que tienen las corporaciones transnacionales, y quien se plantee construir el socialismo sin producir una ruptura con estos 5 monopolios tenderá inevitablemente al fracaso”.

Y de alguna manera yo creo que fue lo que le ocurrió a la Unión Soviética. La Unión Soviética se aisló y pensó que construyendo el socialismo sobre sus propias bases podía resistir el empuje del capitalismo mundial, y yo no soy trotskista, pero yo estoy convencido de que en esa polémica Trotsky–Stalin sobre el socialismo de un solo país, Trotsky tenía la razón teórica y al final del camino la historia le dio la razón a León Trotsky, lean esa polémica Trotsky– Stalín, muy pertinente en nuestros tiempos, que Chávez la ha comprendido y Chávez ha dicho: No es posible el socialismo en Venezuela si no integramos a América Latina.

Si no hacemos que Bolivia sea socialista, que Ecuador sea socialista, que Cuba se sostenga, no es posible el socialismo solamente en Venezuela. (Aplausos)

Esa es la visión teórica de Chávez. Chávez entendió ese problema que también entendieron los chinos con toda la desviación capitalista que pueda haber en China, con la alta dosis de realismo que debe tener el socialismo en China porque yo le decía a Toby Valderrama, producir 4.500 millones de platos de comida al día, 135 mil millones de platos de comida mensual y multiplíquenlo por 12, requiere un altísimo desarrollo de fuerzas productivas en esa nación.

Y el socialismo tiene que ver con los problemas concretos de la gente: Con la alimentación, con la educación, con la salud, que es lo que mantuvo en pie, además de la ideología, a la Revolución Cubana porque no pensemos que la Revolución Cubana se sostuvo solamente con ideología, eso no es verdad.

Es que los que eran esclavos en las casas de los que se fueron para Miami, son los dueños de esas casas hoy; es que los hijos de esos esclavos son médicos, son profesores, han recorrido el mundo en la Orquesta Sinfónica de Cuba y son músicos profesionales. Es por eso que se ha sentido esa revolución, además del ejemplo de sus cuadros, del partido y de la ideología del partido.

De manera que el socialismo requiere de un altísimo contenido social, de un altísimo contenido ético y moral; y requiere de condiciones para poder satisfacer las necesidades de los seres humanos que el capitalismo no puede resolver y no puede satisfacer por la forma privada de producción y de apropiación de lo producido.

En Venezuela hemos hecho un gran esfuerzo en esa dirección, pero debemos tener conciencia que en la época de transición, además del control de estos 5 monopolios, hay 5 contradicciones que yo quiero enunciar.

Yo creo que la transición tiene un primer bloque de contradicciones, que tiene que ver con el control político y la hegemonía de los valores capitalistas. Es un primer bloque de contradicción, cómo superar eso, compatriotas.

Marx decía en Los Grundrisse: El capitalismo es un modo de producción dado en la realidad y en el cerebro de los seres humanos. Ustedes no ven cómo la gente usa la palabra valor: Eso no tiene valor, eso no vale la pena; nada vale en la vida, lo que tiene valor en la vida es tal cosa; es decir, la categoría, por ejemplo, del valor que se expresa en términos también económicos en el dinero y la riqueza, es una categoría dada en el cerebro de los seres humanos en nuestra sociedad.

Entonces, la hegemonía cultural ideológica, es un tema demasiado profundo que nosotros tenemos que saber cómo enfrentarlo, porque de otra forma no es posible superar en el cerebro de los seres humanos la hegemonía del capital. Ese es un primer bloque de contradicciones.

Un segundo bloque de contradicciones, tiene qué ver con el modelo económico dominante y las nuevas formas económicas socialistas; y aquí entra un elemento que ha manejado muy bien István Mészaros, que es el famoso “Control metabólico del capital”, que no es original de Mészaros la expresión, la usó Marx en Los Grundrisse. Marx en Los Grundrisse habla del “metabolismo social del capital”; Mészaros lo amplía, ciertamente, señalando que es simplemente la capacidad que tiene el capitalismo de asimilar las contradicciones, de descomponer las contradicciones, de descomponer la ideología revolucionaria y asimilarla, tragársela, nutrirse de ella, para mantener su sistema de reproducción.

Por eso es que nosotros, compañeros, compañeras, no podemos despachar con simplezas los errores que hemos cometido por las formas económicas que hemos construido. Porque decía, Toby Valderrama, es que no podemos equivocarnos. No, es que nos hemos equivocado ¡cuidado! es que ya nos hemos equivocado en muchos aspectos ¿O qué han sido las zonas económicas exclusivas? ¿Qué fueron las EPS? ¿Qué fueron las cooperativas y qué son?

Yo critiqué el auge cooperativista en este libro, dije que por ahí no íbamos al socialismo. Alguien dijo: Mira Rodolfo Sanz, tú hiciste ese libro para confrontar con el Presidente Chávez. Yo le dije, no, yo tengo una visión, yo creo que eso va a fracasar como se concibió. Y fíjense, yo en Guayana esta semana tuve que pasar un punto de cuenta al Presidente, para que me condone la deuda –se lo voy a pasar primero al Vicepresidente que está aquí– de las 240 EPS, que se montaron en Guayana, porque todas quebraron, no hay una que se haya salvado. Unas se cogieron el dinero, otra porque el Estado no las acompañó y quebraron, otras metieron el dinero en los bancos y después los bancos se lo robaron. 240 EPS.

Ahora, ¿Qué nos dice esa experiencia a nosotros? ¿Qué nos dice la experiencia de muchas cooperativas? Que el metabolismo del capitalismo termina tragándose las formas económicas nuevas si el Estado no las dirige y no las controla. Eso tenemos que discutirlo y asimilarlo.

Yo ubico eso en este bloque de contradicciones, las viejas formas económicas, las nuevas formas y la capacidad metabólica del capitalismo para desintegrar todo eso y hacer que nuevamente lo que ahí se puso a circular, termina en propiedad de la banca y termina en propiedad de las grandes empresas capitalistas.

El problema, y esto es otra contradicción importante que tiene que ver con la conciencia del desarrollo de la fuerza productiva, el tema de la ampliación de los derechos sociales y la posibilidad de resolverlo con el nivel de desarrollo de la fuerza productiva que tenemos.

El socialismo es un fenómeno o es una sociedad que por su ideal de justicia, amplia los derechos. Cuando usted establece en la Constitución, por ejemplo, que las amas de casa producen valor y por tanto tienen que percibir una remuneración, tú creas un derecho y creas una necesidad que antes no existía, y luego el Estado tiene que responder a esa necesidad.

Hay siempre una contradicción entre la capacidad de desarrollo de fuerza productiva de los países socialistas, bloqueado por las potencias transnacionales, por las corporaciones económicas transnacionales y las necesidades que crean los derechos que el ideal de justicia socialista genera. Esto es una contradicción importante, muy importante, que sólo lo resuelve la conciencia.

Pongo el ejemplo, Sidor, porque quiero ilustrar mi reflexión teórica con la praxis. Tomamos Sidor: Durante 10 años con las transnacionales, los trabajadores contratados llamados tercerizados no hicieron una sola huelga para que Ternium les aumentara el salario y les resolviera el problema de las condiciones sociales. Se produjo una nacionalización y en el 2008 tuvimos 27 paralizaciones en Sidor, con pérdidas de cerca de 600 mil toneladas de acero líquido por paro de los tercerizados pidiendo que resolviéramos en un año, lo que la transnacional Ternium no había resuelto en 10 años.

Cuando yo le mostraba las cifras sobre la mesa a los compañeros – quienes ahora afortunadamente son del proceso, el año pasado no hubo ni un solo paro– Ellos decían: No nos importa eso, Sanz, ese es tu problema; tú nacionalizaste Sidor, págame lo que Ternium nunca me pagó.

¿Pero por qué ustedes no hacían la protesta contra Ternium? Porque me botaban. ¿Por qué la haces ahora? Porque tú no me vas a botar, porque tú eres el representante de un Estado socialista; así de simple. Yo no tenía cómo resolverlo, por lo que he dicho, pues. Fuerza productiva, nivel económico de la empresa, necesidad social, generada por ideas socialistas que está contenido en la nacionalización de la empresa.

Ahí está la contradicción operando, pero esa contradicción opera toda la sociedad venezolana, a todos los niveles; y sólo puede resolverlo la conciencia. Y ahí la importancia de este instrumento del partido, de ustedes los cuadros, el partido, y de una clase obrera consciente para poder construir el socialismo; de lo contrario, no es posible superar esta contradicción, que hay que superarla con desarrollo de fuerza productiva para satisfacer las necesidades de los trabajadores. Pero mientras eso ocurre, que lleva un tiempo, debe ser la conciencia la que nos permita, efectivamente, transitar ese proceso que no es fácil de transitar.

Mucho se discute en Venezuela, sobre el tema de la transición económica ya directa ante el capitalismo al socialismo, y ahí en una manera, la polémica que yo he venido sosteniendo con algunos compañeros. Se dice que hay una corriente reformista del socialismo que piensa que la transición debe ser poco a poco. Si eso es así, el primer reformista es Carlos Marx, porque no sé dónde la transición se ha dado de un solo mamonazo, como diríamos aquí en criollo, no conozco ninguna experiencia.

Si, la transición es progresiva, porque nadie se quita un modo de producción, como quitarse una camisa y ponerse otra, así no se dan los procesos sociales, ni se dan los procesos ideológicos, incluso, en propiedad, deberíamos hablar, no de transición, deberíamos hablar de transiciones en plural.

Yo voy a desarrollar esta idea en mi próximo libro, o de rupturas, porque no hay una transición homogénea.

Es decir, no es lo mismo la transición de las formas económicas, que la transición que se produce en el cerebro de los seres humanos; no se saca la gente del capitalismo como cuando se crea una cooperativa, ¿o no hemos escuchado los cuentos de las cooperativas que se han reunido para repartirse los 500 millones que le dio el Gobierno? No saben el cuento de las cooperativas de Barlovento que se reunieron 7: 30 para ti, 40 para ti, 50 para ti, 60 para ti y 30 para ti, y dijo uno: ¿Y lo mío? No, tú no venías. Ah, entonces yo los filmé. El hombre los había grabado y arrancó a correr, lo persiguieron para matarlo, el hombre se metió en la laguna y se salvó no sé cómo y tiro la cámara para un lado. Fue lo que sacó una vez el Canal 8.

Es decir, no es la transición económica similar a la transición ideológica, es mucho más lenta la transición ideológica y cultural. Entonces hay que hablar en sentido plural, las transiciones…

Una Voz:

Si le dan su parte nadie lo sabe.

Rodolfo Sanz:

Ah, bueno, si al hombre le dan su parte el hombre esconde la cámara, se lleva lo suyo, dame lo mío y boto la cámara.

A la corriente capitalista pura, digo compañeros, cuidado si no hay que crear una corriente de los socialistas fantasiosos, hay que agregarlos porque no se trata de seguir hablando de abstracciones. Cuando alguien me dice, hay que crear una zona socialista, pregunto rápidamente: ¿Cómo es la zona socialista? ¿Cómo se relacionan las empresas en esa zona socialista? ¿Cómo es el tema de los costos de producción, los sueldos y los salarios? ¿Cómo es el tema de los subsidios y la renta petrolera? Porque pudiéramos nosotros hablar, por ejemplo, de convertir a Guayana, como planteó el Presidente Chávez, en una gran zona socialista, pero para eso hay que transformar por dentro las empresas que tenemos en la Corporación de Guayana y les pongo un dato concreto.

En Alcasa, por ejemplo, y aquí hay compañeros de Alcasa que se seguramente no van a estar de acuerdo conmigo en este criterio, pero ha sido la opinión que he sostenido allá. La relación en Alcasa: trabajo necesario, trabajo excelente, igual plusvalía –tomo III de El capital de Carlos Marx– tú sabes cuánto es: menos 67%. Cojan ese trompo en la uña y hablemos entonces de zona socialista; es decir, que todo el plusvalor que ahí se genera se lo apropian los gerentes, los trabajadores y quienes nos venden la materia prima que importamos de los grupos transnacionales, la criolita, el fluoruro de aluminio, el coque metalúrgico, etcétera.

Es decir, ahí no hay generador de plusvalor apropiado por el Estado ni apropiado por ningún privado, y he sostenido: ¿Ese es el modelo de empresa socialista que vamos a construir en la zona socialista? He dicho públicamente que no estoy de acuerdo, no creo en ese socialismo porque eso sólo se sostiene inyectando recursos desde afuera. ¿Desde dónde? Desde la renta petrolera.

Ahora, la Cuarta República hizo eso parcialmente para mantener el clientelismo que mató buena parte de esas empresas, clientelismo que también hicimos nosotros porque cuando revisamos cuántos trabajadores innecesariamente incorporamos en los 10 años previos al Presidente Chávez y en los 10 años subsiguientes al Presidente Chávez, nos encontramos que nosotros también metimos una buena cuota, o sea, que también le dimos duro al clientelismo en las empresas de la Corporación.

Eso vale para todas las empresas de la Corporación, que son empresas fundamentales para el encadenamiento productivo, básicas, esenciales. Ya lo había dicho Salvador de La Plaza muchos años antes que nosotros. Ahora, hacer un debate sobre la zona socialista y sobre el modelo socialista, ¿no es un debate abstracto? Es un debate concreto con los instrumentos del marxismo, con la visión de qué es la plusvalía, qué es el trabajo productivo y cómo se distribuye la plusvalía entre los capitalistas, entre los trabajadores, entre un Estado que hoy es un Estado de orientación socialista y revolucionaria.

Creo que nosotros sólo podremos arribar al socialismo si producimos grandes rupturas. En la época de transición o en la época de ruptura, yo identifico varias rupturas que son esenciales: uno, la ruptura de la capacidad metabólica del capitalismo.

Nosotros tenemos que hacer que las formas económicas que creamos sean sostenibles económicamente y no las asimile el metabolismo del capital, y eso sólo puede hacerlo un Estado que ejerce control de gestión y un Estado que monitorea el establecimiento de un sistema de producción y distribución con una férrea planificación, si sólo metemos actores económicos al proceso, sean cooperativas, GPS o como queramos llamarlas y las dejamos a su suerte, el metabolismo del capital las liquida como ha liquidado todas las formas que hemos creado. Escriban eso, escríbanlo sobre una roca porque ha ocurrido, eso fue lo que yo advertí cuando critiqué la forma como estábamos concibiendo el tema de las cooperativas y de las llamadas GPS.

La segunda ruptura, la alienación del poder. Ahí hemos avanzado, hemos transferido poder al pueblo porque el poder es un acto que aísla a quienes dirigen el Estado de quienes son dirigidos. En el capitalismo es así. En el socialismo que estamos construyendo creo que hemos tenido avances importantísimos, altamente significativos y esa es una garantía de continuidad política y económica del proceso.

La ruptura de la hegemonía de lo privado sobre lo público, y ahí está el tema del sistema de empresas públicas. Ustedes podrán decir: Sanz es un socialista estatista. Bueno, es posible, es posible, creo que debemos tener un sistema fuerte de empresas de Estado controladas por el Estado, que es propiedad social. Ahí soy ortodoxamente marxista, ahí soy marxista del Manifiesto Comunista y marxista de la crítica del programa de Boff.

No creo que diseminando la estructura económica podamos nosotros construir una sólida estructura económica que nos permita resistir. ¿Ustedes saben a qué? A los cinco monopolios de los cuales hablé y les voy a poner un ejemplo para que ustedes vean cómo esos cinco monopolios nos succionan a nosotros el capital.

En la época previa al Presidente Chávez, los últimos 10 años en la Cuarta República, ingresaron a Venezuela por concepto de exportaciones petroleras y no petroleras 276 mil millones de dólares y de esos dólares que ingresaron se fueron al mercado externo en pago de deuda, importación de equipos y máquinas, importación de alimentos, etcétera, el 75% de los dólares que ingresaron.

En los 10 años de la Revolución Bolivariana hasta 1998, ingresaron 400 mil millones de dólares y se fueron 276 mil millones de dólares, el 60% de lo que ingresó; es decir, que con todo el esfuerzo que ha hecho el Presidente Chávez, con control de cambio, por supuesto, y eso seguramente sé que Elías lo está pensando, pero lo voy a decir por él: hay un cambio cualitativo en las importaciones, hay un cambio, aumentó la inversión en formación de capital bruto, es decir, en tecnología en estos 10 años, pero lo que quiero referir es que aun cambiando cualitativamente las importaciones, se fue el 60% del mercado mundial, porque son dueños de la tecnología, son dueños de la ciencia, son dueños de las telecomunicaciones.

Eso limita el desarrollo de cualquier país. Si eso lo hemos hecho nosotros con una economía de Estado centralizada, imagínense ustedes si nosotros disgregamos el sistema económico-socialista y pensamos que creando 4.000, 10.000, 15.000 empresas más vamos a estar en condiciones de resistir el empuje de los monopolios transnacionales, eso no es posible hacerlo; a mi juicio, nos liquidarían, a largo plazo estamos muertos, a mediano plazo pudiéramos resistir mientras tengamos rentas; cuando no tengamos renta estaremos liquidados desde el punto de vista de la estructura económica.

Luego, la ruptura con la mentalidad y la cultura del rentismo. Ahora no es fácil romper, superar el rentismo, sobre todo porque estamos intentando superar el rentismo desde la renta misma.

Superar el rentismo usando la renta no es fácil, ahora estamos obligados nosotros a superar el rentismo. Si nosotros no entendemos que nuestras empresas tienen que ser productivas, que deben generar excedentes para poder distribuirlo socialmente, seguiremos entonces trabajando con arreglo a la renta y a largo plazo estaremos también –como dice el compañero– liquidados.

Aquí hay que romper con el economicismo rentista, hay que romper con la visión corporativista de la clase obrera. Por eso digo que el socialismo nuestro tiene que ser radical, tiene que ser cortar arriba y cortar las desviaciones abajo también, porque si no sería un socialismo fantasioso. Pongo un ejemplo: Cómo es eso que aquí hay empresas sostenidas por el Estado venezolano, donde hay contratos colectivos afectables, dignos para los trabajadores; pero además hay trabajadores que son accionistas de la empresa, y que además de ser accionistas y percibir ingresos como accionistas y un buen contrato colectivo, también aspiran a un 15% de las ganancias líquidas de la empresa. ¿Cómo es eso?

Eso era posible en la Cuarta República, era un Estado capitalista, que se apropiaba del plusvalor de manera privada; pero un Estado socialista la gente de los cerros de Petare no tiene derecho a participar del plusvalor de esas empresas que son del Estado, todo tiene que quedarse allí en las empresas que venden los insumos importados de esas empresas. ¿Cómo es eso?

Creo que esa visión corporativista no nos permite construir ningún socialismo. La clase obrera no puede ser –como ha dicho Elías en algunas oportunidades– una clase corporativista en el sentido de que entienda que todo lo que produce tiene que ser apropiado por la clase obrera, y la sociedad no puede disfrutar absolutamente de nada de lo que allí se produce.

Primero, Marx no dijo eso en ninguna parte de sus libros sobre el socialismo, si alguien quiere asimilarlo a la idea marxista; y segundo, pensar que así se construye el socialismo es una simple fantasía, y finalmente sostenido con renta eso termina, a mi juicio, en un desastre económico. No se construye ni socialismo así ni capitalismo decente, no se construye absolutamente nada que valga la pena.

Hay que romper con la cultura rentista, hay que romper con la cultura economicista y, finalmente, si me preguntaran cuáles crees tú que son las tareas principales en esta fase de la transición socialista yo diría lo siguiente:

1) Desde el punto de vista económico: Hay que fortalecer un sistema productivo de empresas básicas. Si en Venezuela no fortalecemos las empresas básicas no es posible hacer socialismo aguas abajo, porque sólo es posible transferir valores de uso sin valores de cambio. Si tú tienes un sistema altamente productivo, un sistema con fuerzas productivas altamente desarrolladas que te permiten producir a gran escala, para transferir hacia abajo sin que eso te liquide la estructura de costos de las empresas.

De ahí la importancia de las industrias de Guayana, de fortalecerlas, de relanzarlas económicamente, de hacerlas sostenibles económicamente, de hacerlas altamente productivas. Los Ferresidor son un ejemplo, nosotros hemos creado los Ferresidor y hemos transferido valor a los precios, porque Sidor puede producir y vender a precio de costo sin perder; pero si Sidor vendiera a ese precio y perdiera terminaríamos quebrando Sidor y los Ferresidor no se pudieran establecer dentro del país. Y eso vale para Bauxilum, para Alcasa, para todas las empresas de Estado.

De manera que esta es una primera condición, a mi juicio, desde el punto de vista económico y el Presidente Chávez ha estado empeñado en ese proceso.

2) Ampliar la revolución en el campo: Elías ha sido un artífice de eso, ha hecho un gran esfuerzo. La Revolución Agraria, tantas veces planteada por Alí Rodríguez, estoy seguro que aquí lo planteó, lo recoge aquí el compañero Amílcar, porque es un tema sobre el cual Alí ha estado insistiendo, porque la agricultura encadena productivamente, así como las empresas básicas sirven de pivote a la industria agrícola y a la agroindustria. La agricultura mecanizada, desarrollada científicamente y todos sus procesos de transformación permiten, efectivamente, una revolución de toda la cadena industrial y tecnológica.

Los grandes países se desarrollaron después de una gran revolución agrícola y una gran revolución industrial en el campo. Hay que continuar haciendo el esfuerzo que hemos venido haciendo en estos años.

Un sistema de producción y distribución de empresas intermedias que produzcan con arreglo al trabajo, no con arreglo a la renta, que sean sostenibles, que generen plusvalor, y lo digo aquí sin prejuicios a riesgo de alguien diga cómo es eso que Sanz está planteando que las empresas deban generar plusvalor.

Marx no dijo en ningún lado que el socialismo elimina la producción de plusvalor, en los Grundrisse hay un capítulo que se llama la Ley de la Apropiación, donde Marx explica suficientemente que el problema es como se distribuye el plusvalor. Marx criticaba la apropiación miserable por parte de los trabajadores del plusvalor que ellos generaban, pero nunca dijo que no había que generar plusvalor.

Y en el socialismo tendrá que existir plusvalor, que simplemente es lo siguiente: La relación de trabajo necesario y trabajo excedente debe dar positivo, y ese positivo debe ser agarrado por mercados para distribuirlos socialmente para que retorne a la sociedad. Esa es la ecuación. Ah, pero no puede dar negativo para que el Estado le inyecte recursos provenientes de la renta o de otras empresas, porque estaríamos, simplemente, ante un Estado que subsidia la actividad económica; estaríamos ante un subsidio económico simple y llanamente, no estaríamos en presencia de un socialismo productivo sino de un socialismo parasitario que viviría eternamente de la exportación de un solo producto, del petróleo y, en consecuencia, de la renta petrolera.

3) El control de una parte del comercio: El Estado tiene que controlar una buena parte del comercio de productos importados porque por ahí se desangra la Nación y por ahí se va la renta petrolera. Es lo que estamos haciendo en el Ministerio del Poder Popular para el Comercio.

Lo que Toby Valderrama decía, criticándome, ahora hay unos que están planteando el socialismo comercial. Yo le respondí de manera muy simple, le dije: Mira, cuando tú captas renta petrolera internacional, tú estas captando parte del plusvalor mundial, porque si es verdad que los costos de producción de un barril de petróleo exceden enormemente el precio de venta, y el precio de venta depende de muchos factores económicos: la crisis, las guerras, etcétera.

Si eso es así, la pregunta sencilla es la siguiente: ¿Quién produce esa renta mundial? Si es verdad que el valor lo producen los trabajadores, son los trabajadores de los países desarrollados y los trabajadores de los países subdesarrollados que son apropiados por las corporaciones y los Estados transnacionales.

Nosotros lo captamos en forma de renta y cuando esa renta la utilizamos para comprar productos importados, leche, azúcar, -Alí, hemos tenido escasez y lo colocamos en Mercal– ¿qué estamos haciendo? Transfiriendo valor. ¡Bendito sea, Dios! Transfiriendo plusvalor que ha entrado a través de renta en forma de leche, de plátano, de todo lo que compramos, lo demás es habladera de paja, lo demás es pura paja compañeros. Estamos transfiriendo valor a Mercal.

¿Y quién compra en Mercal? Los pobres y se colea la alta burguesía, se disfrazan, se visten así y se van a comprar a Mercal. Somos mañosos, tenemos más maña que burro viejo. Igual que cuando van al CDI de Chuao, los burgueses de la zona se ponen la ropa más fea y se van para el CDI de Chuao a hacerse la tomografía para no pagar medio, porque son mañosos.

¿Pero qué estamos haciendo ahí? Transfiriendo valor. Entonces Toby dice que soy contrarrevolucionario porque dije eso; lo que estoy es reconociendo una realidad que tenemos ahí, admitiendo una realidad que tenemos ahí. Estamos transfiriendo valor.

Porque el plusvalor no desaparece en el socialismo, el problema es quién se lo apropia, cómo se lo apropia, para qué se usa y, como dice el negro, cómo se distribuye el plusvalor. Ese es el quid pro quo del problema, esa es la esencia del problema.

Porque tú puedes tener, por ejemplo, una forma de propiedad colectiva, cooperativa, y si cuatro vivos se apropian del valor que producen todos los miembros de la cooperativa están haciendo capitalismo puro y tiene una forma de propiedad colectiva; pero la apropiación define en última instancia la naturaleza de esa propiedad económica.

Una clase obrera de vanguardia es la otra condición que rompa con el economicismo, que rompa con el rentismo; que sepa que sus intereses deben coincidir con los de la Nación para convertirse en lo que Carlos Marx llamaba una clase para sí; dejar de ser una clase en sí y convertirse en una clase para sí.

Un sistema de banca pública centralizado que otorgue dinero de acuerdo a los planes nacionales del Gobierno, que oriente la inversión pública hacia las áreas estratégicas que el Estado quiere desarrollar. En eso también hemos avanzado; y, finalmente, un partido revolucionario consciente; una vanguardia. Si no hay una vanguardia, si no hay un partido que dirija ese proceso, que supervise ese proceso, el camino es mucho más difícil y mucho más tortuoso. Por eso la importancia histórica y de pertinencia del Partido Socialista Unido de Venezuela, que en buena hora el Presidente decidió formar para poder conducir y dirigir este proceso. (Aplausos).

Yo soy un sólido y férreo partidario del Partido; no solamente porque toda mi vida lo que hice fue construir organizaciones políticas, sino porque creo históricamente en un instrumento de partido. Hoy no soy militante activo del Partido por las responsabilidades que tengo, pero tengan la seguridad de que cuando el Presidente Chávez –¿cómo es que decía él ahora, Elías?- me libere de responsabilidades. En otras palabras: Que me vote, como dice Aristóbulo. Entonces, bueno, me vengo al Partido, si me aceptan; y donde me acepten, a trabajar por el Partido, a ayudar en la construcción del Partido. (Aplausos).

He puesto, pues, mis consideraciones sobre el problema de la transición socialista y los problemas concretos en Venezuela. Vamos a continuar la polémica; seguramente Elías Jaua dirá algunas cosas con las que yo no estoy de acuerdo, en otras coincidiré afortunadamente con él, con quien afortunadamente tengo más coincidencias que diferencias.

Una vez veníamos de Europa y Nicolás Maduro dijo que estábamos chiflados porque pasamos como cuatro horas discutiendo en el avión, hasta que por el cansancio nos quedamos dormidos, y todavía Elías estaba dormido y yo lo despertaba para decirle que la diferencia estaba ahí porque teníamos que seguirla discutiendo. Pero hemos debatido bastante; él y yo hemos discutido mucho.

Bueno, finalmente les agradezco que me hayan escuchado con esa paciencia y espero por lo menos haber dejado mis opiniones sobre el tema. Gracias. (Aplausos)

Ponencia de Rodolfo Sanz. Ministro del Poder Popular para Industrias Básicas y Minería. Militante del PSUV. (Formato PDF)

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