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18.Abr.2016 / 06:35 pm / Haga un comentario

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Desde hace meses venimos denunciando el plan de desestabilización orquestado contra los procesos democráticos y soberanos de nuestro continente, orquestado desde las esferas dirigentes del gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica y sus aliados europeos en connivencia con las burguesías antinacionales y proimperialistas de nuestros países.

La contraofensiva de la reacción internacional contra estos procesos democráticos adquiere la forma de una guerra no convencional que incluye ataques a las economías para debilitarlas, guerra psicológica y mediática, acciones de sabotaje y terrorismo, vinculadas a movilizaciones de calle violentas. Todo con la finalidad de debilitar las bases de sustentación social de los gobiernos progresistas y revolucionarios, para dar luego el zarpazo.

En el pasado hubo intentos para derrocar los gobiernos revolucionarios de Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Rafael Correa en Ecuador. En estos casos la derecha no logró el objetivo de derrocar esos gobiernos; pero si logró sacar del gobierno a Zelaya en Honduras y a Fernando Lugo en Paraguay, ambos mediante golpes de Estado legalizados por sus respectivos parlamentos.

Hoy vivimos una reedición del expediente de los golpes de Estado parlamentarios con el impeachment contra la presidenta constitucional de la República Federativa de Brasil, Dilma Rousseff. Una derecha fascista eufórica por sus recientes victorias electorales en Argentina, Bolivia y Venezuela y borracha de ambición de poder y un imperio estadounidense que cree que llegó la hora de la recolonización, incrementa el intervencionismo y la agresión contra nuestros pueblos y nuestras democracias.

La decisión tomada ayer por la Cámara de los Diputados del Congreso de Brasil es un atentado contra la democracia, no sólo porque Dilma fue electa por más de 50 millones de votos, sino porque esa mayoría del pueblo brasileño se ha manifestado en las calles en favor de su presidenta, lo cual, obviamente, no le importa a una mayoría conformada por diputados de derecha y traidores. La agresión contra la presidenta Dilma, contra Lula Da Silva y contra la democracia brasileña, es una agresión contra los pueblos y los procesos de liberación de América latina y el Caribe.

Nuestro partido, el Partido Socialista Unido de Venezuela, el partido de Hugo Chávez ratifica su solidaridad con la presidenta Dilma Roussef, con su gobierno, con el compañero y hermano Lula Da Silva, con el Partido de los Trabajadores, con la clase trabajadora y el pueblo del Brasil en esta hora de batalla antiimperialista.

En Brasil y en toda Nuestra América venceremos al imperialismo.

Partido Socialista Unido de Venezuela

Caracas, 18 de abril de 2016

 

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