Opinión

2.Jun.2014 / 04:43 pm / Haga un comentario

Según la mayoría de los análisis e informaciones publicados en medios de comunicación nacionales y extranjeros, Venezuela está al borde de un colapso económico y social. Para demostrarlo inventan noticias o usan a políticos y economistas (Henrique Capriles: «Acabaron con la producción, todo es importado y no hay dólares para importar, no hay recursos porque se los robaron»); interpretan negativamente medidas tomadas por el Gobierno (María Machado: «Lo que existe en Venezuela son bandas de delincuentes que se han venido apropiando de las instituciones públicas»); descalifican al presidente Nicolás Maduro (Rafael Poleo: «El esperpento caerá, pero no por los emails de una muchacha hiperactiva sino por su propia torpeza») y magnifican los triunfos logrados por la oposición (Ramón Guillermo Aveledo: “Ese voto es un reclamo múltiple por la Constitución, por la soberanía popular, por la libertad de Enzo y Daniel”).

Entre dos extremos de agresividad verbal y alcahuetería política se mueven los actores de oposición en el país: Maduro es un «esperpento» y Machado es una «muchacha hiperactiva». Hay subastas diarias de dólares, pero ellos dicen que «no hay dólares para importar». Dos alcaldes insurrectos están presos y ahora son héroes. El Alto Mando Político de la Revolución, con la voz del alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez, denuncia un magnicidio y pone en evidencia el «progreso» del golpe de Estado continuado y la oposición lo ridiculiza y quiere invalidar las pruebas.

Adicionalmente bombardean a diario a la población con estos temas: hay escasez de insumos médicos, carne y papel para libros escolares, hay plantas de alimentos paralizadas (lo cual no debería ser importante porque, según ellos, no producimos nada, todo lo importamos), aseguran que los pasajes aéreos aumentarán 500% y anuncian gozosos nuevas tarifas para el servicio eléctrico.

Según este panorama somos el país más desajustado económicamente del mundo. Por encima de las naciones más pobres. Pero eso es solo responsabilidad del Gobierno: no hay conspiración, las acciones de traición a la patria de actores de la oposición no tienen nada que ver, y la feroz campaña internacional de desprestigio contra el país y las protestas violentas financiadas por gringos y banqueros prófugos que buscan derrocar al Gobierno tampoco. Todo es culpa de Maduro como antes era de Chávez.

Ignoran la actividad de los bachaqueros que desangran nuestra economía, ignoran la especulación de empresarios y comerciantes parásitos, ignoran los esfuerzos del Gobierno para atacar el acaparamiento e ignoran los diálogos de paz y de economía. Si el Gobierno se reúne con las aerolíneas, inventan los precios de los pasajes y así van con otro sinfín de temas con los que intentan acabar con el chavismo, con el Gobierno y con la psiquis colectiva.

Requieren para triunfar nada más y nada menos que los favorezcan las clases populares. Que Pablo Pueblo llore, que lloremos con los aspavientos apátridas de María Machado, que nos estremezcamos de indignación con las poses acartonadas y flemáticas del muñeco de torta Ramón Aveledo y que aplaudamos los insultos de Rafael Poleo. Malas noticias.

La tienen y la tendrán difícil. No sigan jugando con la paciencia del pueblo. Sigamos.

Por: Mercedes Chacin

 

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