Opinión
Por:
Gabriel R. Barbella S.
@gbarbella15
Para comenzar este primer diagnóstico debemos recordar, la claridad plena como la luna llena que tenía y sigue vigente nuestro Comandante Hugo Chávez, de la importancia que tiene la producción primaria para el crecimiento de nuestro país.
En la última cadena nacional realizada en Barinas el 17 de Julio del 2012, el (Chávez) insistía que la producción de alimentos era y es lo primordial para alcanzar la verdadera SOBERANÍA de la PATRIA, cuando la revolución llegó a ser gobierno, la producción de alimento de manera global era de 17 millones de toneladas, para el 2012 ya había alcanzado la cantidad de 29 millones de toneladas métricas y colocando como meta 42 millones para el año 2019, de igual forma debemos recordar siempre, que el gobierno de la revolución recibió hogares que apenas consumían de una a dos comidas máxima, solo el 50% de la población podía comer tres veces al día, esto sin considerar las personas que se veían obligadas a comer perrarina por no tener un ingreso digno.
Ya hablando parte de la problemática conocida y que debemos recordar a la población, porque hasta en eso se ha perdido la memoria colectiva y no se recuerda o no quieren que se recuerde, la historia reciente que se ha vivido en Venezuela; avancemos y mencionemos como el gigante Chávez nos describió en su legado, la manera de consolidar la soberanía alimentaria, donde definió que una de la principal y esencial estrategia, es cambiar el modelo económico, “la economía debe estar es al servicio de las necesidades de un pueblo y no en el beneficio de una minoría, modelo social, modelo político no se pueden separar, todo es un conjunto de líneas que se cruzan son interdependiente”.
Muchas de las tierras dejaron de producir gracias al éxodo del campesino, de aquí sale la primera interrogante, ¿Cómo hacer para captar esa mano de obra campesina nuevamente?, que hace tanta falta para la producción. El gobierno ha generado estrategias para dar condiciones a los campesinos y productores del campo, donde podemos resaltar, la recuperación de tierras en mano de latifundistas, la infraestructura fomentada, así como los aportes en materia de Ciencia y tecnología, la organización de bases de los sectores campesinos permitiéndoles al participación y elevando el nivel de vida de la clase campesina, incorporando y activando los sistemas de riego, la dotación de Maquinarias y Financiamiento, como condiciones para apoyar los procesos productivos y el retorno al campo para potenciar la producción de alimentos.
En esto juega un papel fundamental la Agricultura Urbana, ya que será la apertura del regreso de muchas y muchos campesinos al campo, esta gran tarea asumida de la Misión Saber y Trabajo, el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura urbana y el programa sostenido de los extensionistas, que es ejemplo nacional y lo lleva a cabo la Gobernación del Estado Bolivariano de Guárico, estas tres últimas deben capacitar y fomentar esta nueva cultura de producción, mediante el acompañamiento productivo a las comunidades del sector urbano, la idea es valorar y apreciar el campo y la producción, sentir que la tierra vale más que un sitio de recreación para pasar un fin de semana familiar, sino que representa un recurso potencial para producir nuestro propios alimentos, sanos y a nuestra disponibilidad, con mínimos costos, es por ello que se debe trabajar de la manera más eficiente con el fin de contribuir en la alimentación de la población, que es el único método real para que nuestra economía salga adelante, si un colectivo descubre que en el traspatio es posible producir alimentos sanos para sus familias, también es capaz de extrapolar este descubrimiento y volver al campo para empoderarse de los nuevos modelos de producción y desde allí generar un nueva economía productiva, que contribuye así a la soberanía agroalimentaria nacional, parafraseando a nuestro comandante, con respecto a los patios productivos, “esto es solo un puñito de los millones de puñitos que se están montado en todo el país, para promover la producción urbana y potenciar la soberanía agroalimentaria de nuestro país” no menospreciemos esta política de estado.
Y para finalizar, no quiero despedir este primer trabajo, sin mencionar también palabras del gran maestro Simón Rodríguez, “Ya se hizo la revolución política, pero si los venezolanos quieren que esa revolución política sirva para algo, ahora hagan la revolución económica y comiéncenla por los campos y luego las industria y las ciudades”