Opinión / Héctor Agüero

30.Mar.2014 / 10:49 am / Haga un comentario

A diferencia del 2002 esta vez la derecha anunció con biombos y platillos su plan para derrocar a Maduro y aplastar la revolución bolivariana. No es nada nuevo. Ni el plan ni su ejecución. Losque cambian son los operadores.Nueva administración como diría el portu del abasto y de fachada los tres patiquines para efectos de la guerra mediática.

Atrás queda la MUD como un mal recuerdo, malgastadora del dinero foráneo que forró a unos cuantos limpios y pasmosamente inepta para cumplir los planes desestabilizadores. Como en los juegos inocentes el título con que encabezan el movimiento subversivo en marcha y sirve de encabezamiento a esta nota pretende vender candidez y pureza de sus actores, en este caso los estudiantes, lanzados a la primera fila como carne de cañón, que son la ofrenda absurda de una clase media embrutecida y egoísta que mide al país con sus ojos miopes y mezquinos. Este concepto publicitario es la palanca ajustada del formidable aparataje mediático local e intencional que tiene ya dos meses colocando día a día partes de guerra englobados en el lema: Tensión en Venezuela, que a su vez se multiplica en la feroz consigna de SOS Venezuela, que para quien no siga el proceso de ataque de la derecha venezolana resulta cuesta arriba entender. Estas dos consignas generan un concepto: el gobierno de Maduro masacra a los estudiantes. Frase machacona que recorre el mundo de las redes. Es la guerra de los ricos contra los pobres.Lo que silencian es el hecho de que las llamadas marchas pacíficas terminan siempre en violencia, en víctimas y en saqueos. A las manitos blancas le toca el turno de la mañana con la tonta frase de: es-tu-dian-tes mientras aplauden automatizados. A los chicos malos les toca el turno de la tarde y de la noche con su respectiva dotación de mercenarios,contratistas, narcosParacos, francotiradores, que asesinan Guardias, expertos en subversión que arremeten contra las propiedades del Pueblo, colocan guayas para decapitar ciudadanos, siempre en pequeños grupos bien adiestrados y con una eficiencia logística precisa que no cuadra con nuestra idiosincrasia. Como vemos no hay cándidos ni inocentes, ni menos manitos blancas puras y virginales. Todos son parte del guión que titulan la salida, ya conocido, mejorado y aumentado y como decíamos a un comienzo con nueva administración.

A los que dudaban del zarpazo ucraniano, les basta ver y mirar los reclamos de las bandas criminales que durante tres meses pusieron en jaque al gobierno legítimo del antiguo granero de la URSS, hasta destituir de manera turbia a su Presidente. Los financistas fascistas no cumplieron, estafaron a los bandidos que habían contratado para hacer el trabajo sucio y los devolvieron al albañal de donde los sacaron en su momento.

Pienso que hemos descritos con profusión el diagnóstico de los que nos viene. La historia está repleta de cientos de vecinos que no pusieron sus barbas en remojo. Conviene entonces poner en práctica lo que también todos sabemos, dar el poder al pueblo, consolidar reales alianzas con el Polo Patriótico, con el PSUV, con las organizaciones populares en todo el territorio nacional y salir a la calle no solo a manifestar en apoyo al gobierno del compañero Maduro sino también a cooperar con los ciudadanos y ciudadanas afectados por las guarimbas y el desabastecimiento. El movimiento popular debersentirse en la calle, en la vigilancia contra los sabotajes, en contrarrestar los rumores, en neutralizar las deficiencias del aparato administrativo. En convertirse en ojos y oídos del Pueblo para aislar a los adversarios. Es hora de dejar a un lado el catatonismo, el síndrome de acuartelamiento y poner las cosas en su lugar.

 

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