Opinión / Richard Canan

3.Sep.2014 / 04:51 pm / Haga un comentario

El artículo 178 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece las competencias y atribuciones de los Alcaldes. Este mandato no es algo potestativo o discrecional del alcalde. No es lo que a la autoridad local se le ocurra hacer, prefiera atender o priorizar. Las tareas establecidas en la Constitución son obligatorias y las deben cumplir todas las autoridades municipales como parte de su ejercicio cotidiano de gobierno, ya que son tareas que impactan directamente en las condiciones de vida de la gente, en su calidad de vida, en su bienestar.

Asimismo, señala expresamente que: “Son de la competencia del Municipio el gobierno y administración de sus intereses y la gestión de las materias que le asigne esta Constitución y las leyes nacionales, en cuanto concierne a la vida local, en especial la ordenación y promoción del desarrollo económico y social, la dotación y prestación de los servicios públicos domiciliarios…”, destacando las siguientes áreas: Ordenación territorial y urbanística; vivienda de interés social; parques y jardines, plazas; vialidad urbana; aseo urbano y domiciliario, comprendidos los servicios de limpieza, de recolección y tratamiento de residuos; salubridad y atención primaria en salud; servicio de agua potable; alcantarillado, canalización y disposición de aguas servidas; prevención y protección vecinal y servicios de policía municipal.

A pesar de la claridad en la instrucción constitucional, la derecha, cuando ejerce funciones de gobierno, solo aplica lo que es inherente a sus intereses de clase y a la lógica neoliberal: el pueblo que resuelva como pueda, y el “Estado Mínimo” solo se encargará de velar por mantener los privilegios de la burguesía, muy por encima de las necesidades del pueblo.

El caso más patético y lamentable en toda Venezuela, lo tenemos en el Municipio Sucre del estado Miranda. Este es uno de los municipios más populosos e importantes del país. Sin embargo, el alcalde que lo desgobierna, Ocariz, ha resultado toda una defraudación, un fracaso, incluso reconocido por lo más recalcitrante de la derecha histérica. Este alcalde ha abandonado de tal manera su municipio, que no hay vecino, de urbanización o de clase popular, que no repudie y rechace su nefasta gestión.

¿Pero quién es el alcalde Ocariz? Este no es un político cualquiera. No. Él es parte integrante de la rancia oligarquía criolla, de la extrema derecha nacional. Forma parte de la eterna cúpula de Primero Justicia (elegidos “democráticamente” entre ellos mismos, en algún salón cerrado y oscuro), y mano derecha, íntima, del eterno perdedor presidencial, Capriles Radonsky. Esta gente parece proveniente de un circo, ya que a punta de actos de magia han pretendido venderle espejitos a sus huestes, haciéndoles creer que son gerentes eficientes, honestos, salvadores del universo, ungidos desde el más allá. Pero es tan terrible su gestión de gobierno, que no hay rincón del municipio que se salve de sus olores, del chiquero y del caos.

La verdad está a la vista de cualquier transeúnte o vecino. Ocariz es el peor alcalde que haya tenido el municipio Sucre en su historia. Este es un alcalde aséptico, anodino, indolente, flojo, sibarita, turista, un YoNoFui, tosco y retrechero con los vecinos. Es una autoridad local totalmente alejado de las comunidades. Estas características, personales e ideológicas, han generado un total divorcio entre las necesidades de la gente y su gestión como alcalde.

El resultado de su mala gestión deprime. Tenga cuidado. Un somero repaso por sus “logros” (una mentira cada 8 horas, o más) de seguro hará molestar y enardecer a los vecinos petareños, pueblo aguerrido, que no se merece tanta indolencia y desidia, parece imposible, pero Ocariz ha logrado destruir el municipio Sucre con su nefasta gestión. Veamos un breve repaso:

1. Servicio de Aseo Urbano: el municipio Sucre es el chiquero más grande del país. Con 5 años al frente de la alcaldía, el servicio de recolección de basura es el peor organizado y planificado del país. Pura improvisación y descuido. Todo es un caos, sin suficientes unidades recolectoras, sin barrenderos, sin contenedores suficientes y adecuados, sin trabajo coordinado con los vecinos. El resultado no puede ser otro que ingentes cerros de basura (tanto en barrios como en urbanizaciones de clase media), gusanos, alimañas, roedores, y el derrame permanente de lixiviados. Todo esto afectando de manera significativa la salud de los habitantes del municipio. Paralelo al desastre en la gestión, con total descaro, el alcalde Ocariz aumentó desproporcionalmente las tarifas del aseo urbano. Es decir, ahora se paga más, pero el servicio ha empeorado, perjudicando la calidad de vida y el bolsillo de los vecinos.

2. Agua Potable: este indolente alcalde maneja el Instituto Municipal de Aguas, el cual tiene la competencia y la tarea de distribuir el agua potable entre las distintas comunidades petareñas. Sin embargo, no hay forma de explicar cómo existen comunidades y barrios populares que pasan hasta 30 días continuos sin agua (sí, leyó bien, 30 días continuos sin agua), y en las urbanizaciones que están al frente (a menos de 500 metros), les llega agua todos los días o interdiario. Parece una forma de discriminación social, aplicado de manera inhumana contra la población más pobre. No hay dudas de la incompetencia total del alcalde y de su saña contra la población humilde.

3. Policía Municipal: en este tema es evidente el desastre. Hay un descarado desmantelamiento operativo de la policía, la cual se encuentra sin dotación de patrullas, motos e implementos; sin nuevas cohortes de funcionarios, acordes con la tasa poblacional del municipio. Hay barrios enteros sin ningún tipo de patrullaje, hay crímenes por todos lados, pero el alcalde parece un atleta olímpico, escurriendo irresponsablemente sus competencias en el tema de la seguridad. Solo se ven policías, de manera permanente, a las puertas de los tres grandes centros comerciales del municipio. El resto de los barrios y urbanizaciones, a la buena de dios, con puro patrullaje ocasional y esporádico.

4. Vialidad Local: hace años que este alcalde no se ocupa de la vialidad local de su municipio. Parece el alcalde de la luna, por las enormes troneras existentes en los barrios y vías principales. No hay plan de asfaltado ni pavimentación a la vista. El resultado son cientos de huecos y fallas de borde, que convierten en un viacrucis la circulación por las vías locales del municipio.

5. Un tema a parte (que da vergüenza y arruga el corazón) es el estado deplorable en se encuentra la Redoma de Petare. Este es el punto emblemático y más transitado, por vehículos y peatones, de todo el municipio, sin embargo es una “zona liberada o de exclusión” del gobierno municipal. Parece que el alcalde se rindió o desertó y ordenó la retirada de todas sus dependencias y funcionarios de este vital espacio petareño. Aquí se concentra el súmmum de la incompetencia del alcalde Ocariz: caos vehicular, desborde del comercio informal, aceras rotas, aguas servidas, enormes montañas de basura y la delincuencia totalmente desatada. La Redoma de Petare es el reflejo de la gestión de Ocariz: desastre, descontrol y anarquía. Un fracaso más que evidente donde no “vamos por buen camino”.

Pare rematar, este alcalde tiene años engañando a las comunidades y a la opinión pública, ya que empresas privadas y hasta Consejos Comunales le financian y hacen las obras, y luego el caradura de Ocariz viene y pone un cartel bien grande con su foto y dice que la obra la hizo él. Que farsante y falta de respeto.

Otro detalle interesante es que su socio político, su aliado, su amigo incondicional, el Gobernador de Miranda Capriles Radonsky, no le presta en lo absoluto ningún apoyo. Nada, ni un camión ha enviado de refuerzo durante la crisis de la basura; ni una visita solidaria a algún barrio en apuros. Nada de nada. Que cosa más extraña y sospechosa.

Desde el punto de vista político, es necesario analizar y desmontar esta lógica de hacer gobierno o de desgobernar de la derecha. Su indolencia no es casual, forma parte de su concepto de Estado Mínimo, aplicando la máxima de no meterse con las cosas de los pobres, que ellos resuelvan. Con este profundo desprecio por el pueblo, cuan terrible sería un gobierno (en el terrorífico caso de que accedieran al poder nacional) de Capriles, Ocariz o algún espécimen de Primero Justicia, representantes todos de la extrema derecha criolla y del neoliberalismo salvaje, en la versión más rastrera y “rapiñosa”. Dios nos libre, sale satanás, vade retro.

Petare se merece respeto. Petare se merece un alcalde que tenga tiempo de dedicarse de lleno, con apego y corazón, al trabajo local. Un alcalde que esté con la gente, que trabaje a su lado, que entienda sus necesidades y se avoque a la solución de sus problemas más urgentes.

 

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