Opinión

28.Sep.2011 / 01:51 pm / Haga un comentario

Por Aurelio Gil Beroes

El anuncio de propósitos comunes hecho este lunes por los miembros de la opositora Mesa de la Unidad Democrática -antes Coordinadora Democrática- para “construir el país entre todos”, tienes tales dimensiones que no alcanzó a ocultar verdades que debían permanecer en reserva.

Lo primero que sobresale detrás de la cortina de fondo, variopinta, del escenario, es el carácter de cogollo que tiene el acuerdo: Concebido, estructurado y anunciado en un cenáculo donde no entra el pueblo sino gente que se dice “dirigente” y que impone sus intereses, bien particulares, por cierto, al pueblo que dice dirigir.

Lo segundo es la ausencia física de los más activos miembros de la “Mesa”: los representantes de los grandes medios de comunicación privados, en especial de los diarios tradicionales, aunque ello se explica por el pudor que aún conservan los comprometidos.

En tercer lugar destaca la aparente ausencia de diferencias ideológicas y de apetencias entre los asistentes y componentes: adecos (socialdemocracia), copeyanos (democracia cristiana) y los derivados de ambos.

Y, finalmente, la ausencia también del llamado Frente Progresistas para el Cambio, que hasta ahora no se define, aunque ya uno de sus integrantes, Bandera Roja, se pronunció por el apoyo a Pablo Pérez.

Delante del telón de fondo

Ubicados ahora en el propio escenario, los favoritos de los miembros mediáticos fueron quienes aparecieron en la foto.

Oswaldo Álvarez Paz, Eduardo Fernández, Pablo Medina, Diego Arria y otros quedaron como segundones y “asomaos” en la foto de los diarios, tal vez por que representan mucho la imagen de un pasado que hay que ocultar.

Construir un país

La propuesta de opositora es “construir un país entre todos”. Un país en abstracto, un país cualquiera, un país como meta insustancial.

No dice construir ni reconstruir a Venezuela, que sería lo consecuente con su discurso y con la idea de devastación que quieren implantar del país.

Pero la idea choca con la realidad: Venezuela está en plena reconstrucción luego de la debacle de la cuarta República, y el símbolo de la reconstrucción pertenece a la Revolución Bolivariana.

Los puntos de acuerdo

El acuerdo unitario opositor se establece sobre 8 puntos:

1. “Tendremos como guía la Constitución. Se llevará a cabo la refundación del Estado democrático y social de derecho y de justicia…”

Dicen guiarse por la Constitución pero asumen la reconstrucción del Estado. Aspiran a reforzar las bases del Estado burgués que el proyecto bolivariano, poco a poco, viene desmontando para abrir los espacios a la democracia participativa y protagónica, al poder popular.

Línea que ha de seguir el pueblo venezolano, una vez que se ha derrotado la exclusión heredada de la cuarta República y sus secuelas sociales.

2. “Daremos a las formas de participación y de organización popular su verdadera autonomía y las articularemos con gobernaciones y alcaldías sin distinguir signos políticos”.

Este punto niega el Estado comunal y la perspectiva del poder popular. No promete otra cosa que mantener al pueblo venezolano a merced del caos que actualmente encarnan el sistema colonial de los concejos municipales, privándolo del ejercicio pleno y directo de su soberanía, que se efectúa a través de los consejos comunales y de las comunas, como está previsto en las leyes vigentes.

3. “La lucha integral y frontal contra la inseguridad ciudadana será pieza central de la realización del verdadero estado de derecho, así como la humanización de las cárceles”.

En este aparte pretenden desconocer el hecho histórico y sociológico de que la descomposición social, la exclusión y la pobreza generadas en la cuarta República, producto de sus gobiernos, y que estallaron como un huracán, en febrero de 1989, con el “Caracazo”, son parte de la cosecha social que hoy está enfrentando el Gobierno revolucionario a través de cancelación de la deuda social acumulada, los programas de educación y empleo y la reducción de la pobreza en todos sus niveles.

Un ánimo contenido por el empleo de la represión indiscriminada parece advertirse en este punto.

4. “Tras la destrucción de nuestro aparato productivo nos comprometemos a hacer del petróleo una palanca para el progreso y estimular la creación de empresas de toda escala”.

Hablan de destrucción del aparato productivo cuando en realidad este se está fortaleciendo con la propiedad social de las empresas. Se proponen recomponer la injusta estructura productiva capitalista en el país, que ha venido funcionando, no para satisfacer las necesidades alimentarias y de servicios de nuestro pueblo sino para abastecer a aquellos segmentos “pudientes” del mercado, que garantizan el retorno de la inversión capitalista y las ganancias, por su puesto.

5. “Asumimos el compromiso de un sistema de seguridad social que funcione para todos, destinando un porcentaje de la renta petrolera. Los programas sociales y las misiones se estabilizarán”.

Imposible negarlo. Se les agota la capacidad de especulación. Tienen que admitir que los programas sociales y las misiones llenan un vacío y sólo alcanzan a decir que “se estabilizarán”.

6. “Promover la excelencia en las Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en Petróleos de Venezuela (Pdvsa), en el Banco Central de Venezuela y los ministerios rectores. El Ejecutivo trabajará para dotar de autonomía al Poder Judicial, la Contraloría, la Fiscalía, la Defensoría y las policías”.

Piensan reponer la “Meritocracia” en Pdvsa y en el resto de instituciones mencionadas. Los trabajadores no saben ni pueden, sólo sirven los meritócratas que responden a los intereses de la oligarquía.

7. “La elevación de la calidad de vida. Dedicaremos los mejores talentos especializados a atender luz, agua, viviendas, vialidad, infraestructura escolar, inseguridad, salud e inflación”.

Los políticos y partidos que sumieron a Venezuela en el caos y que han obstaculizado y entorpecido todos los esfuerzos del Gobierno revolucionario por superar los problemas que ellos mismos causaron y
agravaron, ahora plantean, sin rubor alguno, a través de la “meritocracia”, la solución de los mismos.

8. “La reconstrucción y el fortalecimiento de la soberanía. Practicaremos una política exterior que atienda a los interese del país democrático que somos”.

Este punto es el más ambiguo de todos. Por un lado se plantea reconstruir, es decir, que está destruida, la soberanía nacional y por otro se plantea fortalecerla.

Temas eludidos

Hay varios temas que los opositores de la MUD eludieron u olvidaron en el listado de acuerdos presentados a los medios de comunicación y no al pueblo.

En lo económico y político está el tema del neoliberalismo y el Estado, hoy. Asunto de demasiada importancia como para olvidarlo, pero si eludible.

Neoliberalismo que adecos y copeyanos impulsaron al final de la cuarta República y que significó la pérdida de la aerolínea Viasa, de Cantv y de Sidor. Éstas últimas ya recuperadas por el Gobierno revolucionario.

Otro es el tema de la crisis mundial del capitalismo y los efectos que irradiará hacia nuestras naciones latinoamericanas, en lo que la MUD pasó agachada para no tener que elogiar la postura soberana e independiente del Gobierno, al encarar sus consecuencias.

Está también el tema de la Unidad Latinoamericana, de Unasur, el Alba y el Celac, que ignoran para no reconocer los enormes esfuerzos del Gobierno Bolivariano en este sentido, estrechamente vinculados a una visión multipolar del mundo y a un enfoque principista de soberanía e independencia, que no tienen, porque el enfoque del Departamento de Estado de Estados Unidos es absolutamente lo contrario

En suma, 8 acuerdos de papel, sin pueblo y sin franqueza.

 

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