Opinión / Clodovaldo Hernández

21.Abr.2014 / 03:33 pm / 1 Comentario

Foto: archivo

A estos muchachos los consiente todo el mundo. No es sorprendente que sean malcriaditos, mimados, toñecos. ¡Qué cuchis!

Es obvio que cuando estaban chiquitos los consintieron mamá, papá, los abuelos, los tíos y las nanas. La mejor prueba es que algunos de ellos todavía tienen pinta de bebecitos gordinflones. Seguramente también los consintieron en el jardín de infancia y en alguno de esos colegios privadísimos en los que la alcahuetería es un servicio que se cobra aparte.

En la UCV, por ejemplo, los consienten desde los profes comprensivos que flexibilizan la asistencia obligatoria y los exámenes, hasta los doctores honoris causa. Si algún docente se sale de esa órbita indulgente, los niñitos arman una pataleta y el director o el decano acuden presurosos a darle una reprimenda severa (al profesor, digo). Y si alguien de Seguridad osa interferir en las luchas de las criaturas, lo echan a patadas, sin derecho a reclamo, que para eso hay autonomía y la rectora, una especie de versión femenina de Luis XIV. “La universidad soy yo, carrizo”.

Los alcaldes de las comarcas pirómanas no se quedan atrás en eso de consentir a los nenes. Si estos quieren divertirse sanamente, jugando a la guarimba, los mimosos funcionarios ordenan no recoger la basura y ponen a sus policías a cuidar a los querubines, no vaya a ser que venga algún violento. Si llega la Guardia, los alcaldes denuncian por Twitter que los pobres niños están aterrorizados, con grave riesgo de que sus tiernas mentecitas queden con la rémora del estrés postraumático.

Los periodistas y medios opositores también saben del arte de mimar a los líderes estudiantiles. Basta que digan alguna frase coherente para que los presenten al público como si fueran una reencarnación de Mahatma Gandhi, Martin Luther King o Rosa Luxemburgo. Si meten la pata, los ayudan a hacer la típica operación del gato cuando va al baño.

Pero, como suele pasarle a todo niño consentido, en algún momento se topa con la dura realidad, a veces cuando ya son adultos contemporáneos (¿verdad, doña María?). En el caso de los líderes estudiantiles opositores hemos presenciado un acto típico de la malacrianza. Luego de reclamar que el gobierno los oiga (se supone que esa es una de las razones de su protesta), se negaron a ir a Miraflores a conversar con el presidente Nicolás Maduro. Dijeron que solo asistirán si ellos son los únicos invitados, es decir, si se excluye a los estudiantes que no son antichavistas. Típico de los toñecos, quieren el escenario para ellos solitos, que no vaya a salir una de esas fieras “entrenadas en Cuba” (¿adónde más?) a plantearles de verdad un debate ideológico y político. En dos platos, los chamos very nice de la sociedad civil lo que quieren es que el rrrégimen también los mime. Tan lindos.

 

Comentarios

22.Abr.2014 12:17 pm
margarita (Zulia) dijo:

Ya basta con tanta malcriadez,hay que buscar la manera de hacerlos reaccionar ya que un grupito no puede hacer loq le venga en ganas nosotros somos 7.750.000 millones de ciudadanos revolucionarios que votamos y legitimamos al Presidente Nicolas Maduro eso hay que respetarlo hasta cuando la burguesia va seguir creyendo que ellos son los dueños de Venezuiela que no crean que tenemos miedo solo que somos disciplinados y respetuoso con los lineamientos revolucionario y socialistas,pero no se equivoquen somos venezolanos y queremos un país en paz y unido,creemos en los poderes publicos y ellos se haran respetar haciendo cumplir las leyes aqui no habrá impunidad más nunca venceremos.

 

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