Opinión
Por: Renny Peña
Cuando la Patria se encuentra flanqueada por enemigos internos y externos, que buscan torcer el rumbo elegido por los venezolanos -ratificado en los sucesivos triunfos que ha experimentado la revolución en estos 20 años-, es necesario estudiar y consensuar el tipo de líder y militante que contamos en nuestro partido de cara a la confrontación de ideas, propias de una democracia autentica.
El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), como el partido de mayor militancia, vanguardia y guardián del legado del Comandante Hugo Chávez, está llamado a liderar las acciones que nos enrumbe por la senda del Socialismo Bolivariano del Siglo XXI.
La ética del militante, cualquiera que sea su nivel, escalafón, o responsabilidad en el partido, es parte primordial sin la cual no tendría razón de ser la existencia de esta organización.
La ética, tal como la declara el Libro Rojo del PSUV, nos obliga a estar al lado del oprimido y buscar la justicia social, estar junto al pueblo en las luchas que este emprende por la consolidación del Socialismo Bolivariano y la creación de una verdadera democracia participativa.
La escalada mundial de ataques contra nuestra patria, nos obliga ética y moralmente a elevar nuestros niveles de conciencia en el marco de una guerra total en la que los apátridas y sus aliados imperiales nos han pretendido sumergir.
Seguros estamos que nuestros valores morales nos concederán los niveles necesarios de apresto para derrotar a nuestros enemigos históricos como la traición, el ventajismo, el individualismo, la corrupción y por supuesto; el capitalismo salvaje, entre otros vicios que nos ha afectado y nos afecta, contra los cuales el camarada y hermano Nicolás Maduro, ha mantenido una ofensiva constante.
No obstante, para que esta batalla tenga lógica, es necesario contar con cuadros comprometidos lealmente con la unidad orgánica de la revolución, que estén claros del momento histórico que atraviesa nuestro pueblo, por demás fiel al legado del Arañero de Sabaneta, con una disciplina a toda prueba.
Es por ello que debemos plantearnos y reafirmar en el venidero IV Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), las características éticas de quienes militen o hagan labor política en nuestro partido y que a su vez ejerzan labor de gobierno.
Por otra parte, como revolucionarios, hijos e hijas de Chávez, hermanos de Nicolás Maduro, debemos asistir al Gobierno Bolivariano en su empeño por alcanzar la paz de la nación y la estabilización económica, darle vida a la “lucha renovada y frontal contra todas las formas de corrupción, y por el surgimiento de una nueva ética patriótica y ciudadana” que se plantea en la tercera líneas de trabajo propuesta por el Primer Mandatario Nacional, luego de su reelección este 20 de mayo.
Es solo con unos principios éticos revolucionarios que podemos acompañar con nuestro accionar la defensa de los logros obtenidos, refrescando y profundizando constantemente estos. Es decir, hacer fuerte desde lo ideológico las líneas expuesta por nuestro Presidente Nicolás Maduro.
El PSUV, como partido de vanguardia debe y tiene que liderar estos procesos, bajo la óptica y cultura del debate ético, asumir que es su responsabilidad histórica, dirigir a sus bases de simpatizantes y militantes hacia el rumbo de la independencia, pero que esta se logrará sólo cuando entendamos la premisa fundamental de la Unidad Verdadera, bajo los lineamientos y principios plasmados en el Libro Rojo y la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
En definitiva, debemos consolidar un verdadero cuerpo de ideas éticas y morales, que hagan del PSUV y de sus fuerzas aliadas, un solo cuerpo; y que se concreten en la praxis con más poder para el pueblo, haciendo de este, protagonista en la construcción del Socialismo Bolivariano, y de las acciones que se adelanten en esta ofensiva económica que desde ya se ha iniciado en toda la patria.
Se requiere entonces la coherencia del militante con proyecto planteado por el comandante Chávez, que haga un hecho su pensamiento político, económico y social.
¡Hasta la Victoria Siempre!