La importancia que hoy día tiene la comunicación en la revolución es la misma que tuvo durante la independencia, y que fue expresada por nuestro Libertador en su discurso de instalación del Consejo de Estado en Angostura, el 1º de noviembre de 1817, cuando celebró que el gobierno no sólo se encontrara protegido por una fuerza efectiva, sino sostenido de “la primera de todas las fuerzas que es la Opinión Pública”. Con la sentencia anterior Bolívar expresó claramente la importancia que tenía para el triunfo de los planes independentista, la comprensión, aprobación y apoyo del pueblo venezolano. En palabras del siempre recordado y querido camarada Guillermo García Ponce: “Para Bolívar la guerra por la independencia no podía ganarse si no se ganaba el apoyo de la mayoría del país. Nunca se lograría la derrota de las tropas del imperio español si no se obtenía el respaldo de los pueblos”.

El tiempo ha pasado y aparentemente las cosas han cambiado. Ya hoy los patriotas no se enfrentan a los realistas en los campos de batalla, pero la batalla de las ideas por la independencia se sigue librando en el campo de la mente y del espíritu. Ya la artillería del pensamiento (la imprenta), aparentemente quedó obsoleta antes la vertiginosa velocidad de penetración de los bombardeos radiales, televisivos; más recientemente reforzados por INTERNET y las tan versátiles y veloces REDES SOCIALES. Ya no es la Gazeta de Caracas contra el Correo del Orinoco; ahora es VTV contra Globovisión, por mencionar sólo dos medios envueltos en la batalla de las ideas. Ya no hay que luchar en contra del imperio español, pero hay que seguir luchando contra el imperio norteamericano y su penetración de la cultura a través del individualismo, del consumismo y la adoración al DIOS DINERO; al que nos hacen dependiente, y por lo tanto, capaces de traicionar y entregar la Patria con tal de obtenerlo.

La Revolución necesita que las ideas del Socialismo Bolivariano, sobre todo a través de sus logros materiales y de las ideas, actitudes y acciones de sus líderes y liderezas, sean comprendidas, internalizadas y respaldadas por la mayor proporción posible del pueblo venezolano. La Revolución Bolivariana necesita comunicar eficiente y equilibradamente sus logros, necesita desmontar o defenderse de todas las celadas que el imperialismo y sus aliados colocan en su camino. La Revolución Bolivariana necesita desactivar las minas que fueron sembradas en los caminos de la Patria durante varias generaciones. En fín, la batalla a la cual nos enfrentamos es a nivel de nuestra mente y los misiles que se disparan desde ambas trincheras son las ideas que identifican a dos modelos contrapuesto de país. Las elecciones Presidenciales del 07 de octubre del 2012 dejaron un mensaje claro: de los 14.768.546 votos válidos (No incluye votos nulos), 6.583.426 se emitieron contra nuestro Proyecto Bolivariano. Ese número de venezolanas y venezolanos no aprueba, no comparte o no comprende las ideas o las acciones del Gobierno Bolivariano Socialista. Ante este hecho cabe la pregunta ¿El problema será de comunicación? ¿El problema será de visión de país? ¿El problema será de actuación nuestra? Es posible que el desencuentro sea multifactorial! Urge una REVISIÓN sincera y descarnada, para saber qué es lo que hay que RECTIFICAR de cada lado! Siempre quedará un grupo que mantendrá su posición y nadie pretende que haya un país con uniformidad de pensamiento y criterio.

Pareciera que llegó la hora de decir con Don Andrés Bello en su poema La oración por todos: “VE A REZAR, HIJA MÍA. YA ES LA HORA DE LA CONCIENCIA Y DEL PENSAR PROFUNDO… ”. Pareciera que llegó el momento de enseriar la AUTOCRÍTICA y la CRÍTICA descarnada. En el Foro Comunicación y Revolución, el moderador, periodista Freddy Hernández, recordó que “la autocrítica pasa por mirarse uno muy profundamente”. El filósofo mejicano, Fernando Buen Abad, expresó que: “UN REVOLUCIONARIO ASUME LA AUTOCRÍTICA”. Decimos nosotros desde esta trinchera de lucha: Ese es el deber ser, sólo que a veces “del dicho al hecho hay un gran trecho”, y aunque parezca mentira, a veces nos volvemos tan engreídos con el poder que nos presta el pueblo para servirle, que nos convertimos en ciegos, sordos y hasta prepotentes ante el clamor de la gente a quien nos debemos.

El precitado filósofo mejicano también afirmó: QUE ESO DE LAS BATALLAS DE LAS IDEAS NO ES UNA FRASE, SINO UNA TAREA POLÍTICA. Para ello propone “una lucha ideológica contra la lógica de la clase dominante, que se vaya contra todo lo que pueda obstaculizar el programa de la Patria”. Por supuesto que la lógica de la clase dominante es la lógica del capitalismo, tan arraigado todavía en el alma y en la práctica de muchas y muchos de nosotros, a veces hasta sin percatarnos de ello. Pareciera que llegó la hora de descriminalizar y despenalizar la crítica bien fundamentada, y ante ella, con humildad revolucionaria, hacerse la pregunta ¿Y SI EL OTRO TIENE RAZÓN? Llegó la hora de no esconder la basura debajo de la alfombra. Por lo tanto, coincidimos con esa propuesta y nos atrevemos a exclamar esperanzados: ¡QUE VIVA EL DEBATE, QUE VIVA LA AUTOCRÍTICA, QUE VIVA LA CRÍTICA!

Guanare, miércoles 7 de noviembre de 2012.