Opinión / Stella Lugo

19.Sep.2017 / 10:03 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

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Por: Stella Lugo

El ataque multiforme al que ha sido sometida la sociedad venezolana por quienes adversan nuestro proceso político cuenta con una suerte de desacato y boicot en diversos órdenes, siendo uno de los más dañinos el emprendido por la burguesía comercial y financiera frente a las medidas que en materia monetaria y, en general, financiera, toma el gobierno y que, a la postre, ha conducido a una destructiva dolarización, por vía de los hechos, de la vida económica del país. Frente a tal línea de agresión, nuestro Presidente Nicolás Maduro anuncia algunas medidas que, sin duda, darán resultados en el mediano plazo.

Es mi deber dar elementos, ya que, seguramente, el solo título de la columna de esta semana tratará de ser caricaturizado por quienes han apostado y apuestan al derrumbe de nuestro país o por quienes, viendo apenas la realidad inmediata donde la moneda estadounidense es inflada escandalosamente, con sus maléficas consecuencias hacia todas y todos los que cobramos nuestros salarios en bolívares y compramos en un mercado que la canalla ha dolarizado.

Pues bien, la «canasta de divisas» a través de la cual se adelantará el comercio exterior venezolano es parte de la nueva arquitectura financiera y empalma con el diseño que, en ese sentido, vienen implementando países de economías emergentes desde 2014; se apoya además en condiciones objetivas de la economía mundial: el dólar, que, en el sentido común del venezolano, pasó a ser un fetiche que resume las soluciones individuales y ha dejado, en gran medida, de ser la moneda de referencia hacia el Este del mundo y esto se explica en primer término porque Estados Unidos ha sido desplazado como el gran productor de mercancías del planeta. Tal situación condiciona la irrupción de un nuevo orden financiero mundial.

De tal forma, no sólo  el pilar de la mayor producción  de mercancía se le debilita al centro rector del imperialismo contemporáneo, sino que, en paralelo, países de extraordinario volumen de comercio como lo son China, India y Rusia han decidido adelantar en sus propios signos monetarios el intercambio comercial que entre ellos se realiza; cuestión que significa un severo golpe para la dominación global ejercida por Estados Unidos en tanto, otro pilar de dicha economía como ha sido el control de las finanzas internacionales, décadas de primacía a escala planetaria del dólar.

Los anuncios del presidente chino Xi Jinping, en el sentido de que China respaldará en oro el Yuan, es un claro indicador de cómo se moldeará ese nuevo orden financiero internacional. Se sabe que tanto China como Rusia, desde hace algún tiempo, están comprando el preciado metal, acumulando reservas en oro. Las emisiones de moneda norteamericana que desde 1971 rompen con la convención vigente desde 1944 (Bretón Woods) no han tenido ningún respaldo o, mejor dicho, solo la real da el poderío militar de los Estados Unidos. El siglo XXI cambia aceleradamente la realidad de la economía y todo indica que no está lejos el desplome del dólar y que su hegemonía será reemplazada por un sistema monetario multipolar. Desde 2015, por ejemplo, China adquiere de Rusia hidrocarburos que le cancelan en yuanes.

Por nuestra parte, prontamente, las medidas que toma el gobierno Bolivariano empiezan a materializarse: el pasado fin de semana nuestro país cotizó en yuanes un embarque petrolero a China; lo hizo por el equivalente a 46,75 dólares pero en la moneda china. La cesta de divisas con que operará nuestro país nos zafará de la camisa de fuerza a que nos ha sometido la divisa gringa. Nuestro país tampoco tiene porque temer al nuevo orden monetario que emerge, todo lo contrario, tenemos la certeza que nos beneficia en tanto y en cuanto somos poseedores de ingentes reservas de oro que, por primera vez, existe una política de Estado para su manejo.

¡En Venezuela seguimos consolidando la Paz!

 

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