Opinión / Richard Canan

17.Ago.2017 / 09:53 am / Haga un comentario

Foto: Referencial

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“No bombardeen Buenos Aires
No nos podemos defender.
Los pibes de mi barrio se escondieron en los caños
Espían al cielo
Usan cascos, curten mambos
Escuchando a Clash.
Estoy temiendo al rubio ahora
No sé a quién temeré después”.

Charly García

 

Con la torpeza y la soberbia que lo caracteriza, Donald Trump, el presidente del imperio más poderoso y sanguinario del planeta, amenaza en su irascible verborrea con intervenir militarmente a Venezuela, generando el inmediato repudio de la inmensa mayoría del pueblo venezolano y de los pueblos libres y soberanos del mundo.

Sin embargo, es espeluznante el silencio de la extrema derecha fascista venezolana (Capriles, López, Borges, Guevara y demás especímenes). Su mutismo es evidente. Están llenos de gozo, viendo realizados sus sueños más anhelados. Los apátridas tienen años bregando por la intervención extranjera. Fracasaron por las vías democráticas y en su agenda de violencia guarimbera, por eso ahora sus cartas están echadas y apostaron todo su capital político al bloqueo político, financiero y económico del país. Gracias a Trump se les da el añorado plan de la intervención militar de los U.S. Marine Corps sobre Venezuela.

No es un juego esta nueva amenaza. Los apátridas y pitiyanquis criollos brincaron con alegría cuando el decreto ejecutivo de Míster Obama (vergonzoso premio Nobel de la Paz), declarándonos una “amenaza inusual y extraordinaria a la Seguridad Nacional” del poderoso imperio norteamericano. Promovieron el bloqueo financiero y económico del país y celebraron todas las medidas coercitivas y unilaterales de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro gringo. Ahora la derecha histérica frota sus manos (pezuñas) afanosamente, ante esta nueva amenaza del imperio más asesino y despiadado en la historia de la humanidad. Están calladitos disfrutando la gracia. Pero han despertado a un monstruo acostumbrado a la diplomacia de la sangre, mediante sus mortíferos misiles e infames invasiones.

Azuzaron al mismísimo Trump, un tipo peligroso y desequilibrado. Sin escrúpulos, el cual está sentado sobre la mayor maquinaria asesina del planeta. A su llamado caprichoso (y el de los Halcones del Pentágono), están listos para matar todos sus drones “inteligentes” (que solo matan inocentes, “daños colaterales”, le dicen), sus portaviones y naves de combate acantonados en el Mar Caribe y hasta sus bombas nucleares, de ser necesario.

Nuestro escenario futuro no es difícil imaginarlo. Allí están las cicatrices y heridas abiertas en docenas de países que han “disfrutado” de la “intervención militar” del imperio norteamericano. Estados Unidos ha llevado su estilo de “democracia y libertad” por todo el mundo, generando inmensos cementerios debajo de las ruinas y despojos de países enteros como Libia, Siria, Irak, Afganistán, Yemen y pare usted de contar. En ninguno de estos países ha habido ni habrá paz, estabilidad o “democracia”. Todos son un campo de batalla, levantado sobre millones de muertos, heridos, desplazados y refugiados. Todos con el toque Made in USA de sangre, horror y destrucción.

Los traidores de nuestra patria están claramente identificados. El país conoce las nefastas actuaciones conspirativas de mediocres e infelices personajes como Julio Borges. Este apátrida fue a la mismísima Casa Blanca a propiciar la intervención, a conspirar contra los venezolanos. Sonriente, aparece en modo “selfi” abrazado con nuestro nuevo verdugo, el flamante General Herbert Raymond McMaster, asesor de Seguridad Nacional del Imperio Norteamericano, cuyo currículo-prontuario tiene adosado las sangrientas “intervenciones militares” en Irak, Afganistán y Somalia. Lo llaman el “guerrero pensador del Ejército del siglo XXI”. Guillo con este panaburda de Julio Borges.

La locura fascista de Borges no tiene límites ni escrúpulos. Este apátrida fue el que organizó la campaña de desprestigio contra nuestro sistema financiero, enviando maldicientes cartas a bancos como el Citigroup, Bank of América, JPMorgan Chase, Wells Fargo, UBS, HSBC, Barclays, Credit Suisse y otros organismos financieros internacionales, solicitando el bloqueo para nuestras operaciones financieras, amenazando con desconocer los papeles de nuestra deuda soberana en caso de la derecha llegar al poder. La pataleta de Borges ha ocasionado dificultades para acceder a bancos corresponsales (limitando los servicios Swift, requeridos para la conexión entre las distintas entidades bancarias en todo el mundo); obstaculizando las transacciones y operaciones del Estado, de empresas privadas y de los ciudadanos. Este tipo de bloqueo auspiciado por Borges afecta no solo el pago de nuestra deuda externa y demás compromisos financieros internacionales, sino que además dificulta todas las operaciones de transferencia de divisas para la compraventa de alimentos, medicamentos, bienes y servicios, etc. Borges opera como una alimaña rastrera contra su propio país. Este truhan debe ser sometido a la justicia.

Cuando Trump amenaza diciendo que “no descarta la opción militar”, es que los apátridas criollos ya le han dado luz verde al imperio para justificar su campaña de exterminio a discreción sobre nuestro pueblo, tal como lo han hecho en otros rincones del planeta. Los orates apátridas no se han dado cuenta de que, en el escenario de la guerra, no habrá más país, que desaparecerá por entero su modo de vida, que nadie estará a salvo de las bombas “inteligentes” de Estados Unidos. No hay búnker donde esconderse ante la maldad del imperio.

No queremos que los gringos bombardeen Caracas, no queremos que destruyan nuestro bello país. Queremos vivir en paz.

Richard Canan

Sociólogo

@richardcanan

 

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