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Por Jesús Faría

El Partido Comunista de China (PCCH) ha superado gigantescos desafíos durante sus 100 años de vida y luchas. Su historia es de hazañas y enseñanzas para los comunistas chinos y los revolucionarios del mundo. El PCCH ha transformado radicalmente a la RPCh y ha tenido enorme influencia en el desarrollo del mundo.

Uno de los principios esenciales que guía los planes de desarrollo del pueblo chino radica en la construcción del socialismo con características chinas, síntesis del pensamiento del máximo líder comunista chino, Xi Jinping. Esto se corresponde plenamente con el principio leninista de que todas las naciones llegarán al socialismo, solo que cada una de ellas a su manera, de acuerdo a sus condiciones históricas y culturales.

Bajo esta línea de acción, el PCCH se prepara para inaugurar una nueva fase de su desarrollo y en el centenario de la RPCh (2049) iniciará la construcción de un país socialista moderno. Este gigantesco salto histórico de un país semifeudal a una potencia mundial fue posible gracias al durísimo trabajo y heroísmo de los comunistas chinos.

En ese trance histórico, el avance político de la gran nación china ha sido muy importante. Con el PCCH al frente, la clase obrera y las masas populares ejercen el poder a través de una vigorosa democracia popular, que expresa plenamente los intereses del pueblo trabajador.

El desarrollo de las fuerzas productivas después de la puesta en marcha de la estrategia de la Reforma y Apertura del PCCH a final de los años 70, ha sido realmente impresionante. Bajo la dirección de los comunistas, la RPCh alcanzó el nivel de potencia económica mundial. En lo últimos 40 años ha exhibido un dinamismo extraordinario. Además de la potencialidad económica desatada, este factor constituye una premisa básica para la transición definitiva al socialismo.

Todo este esfuerzo en el desarrollo productivo, científico-técnico, cultural de la RPCh bajo la conducción del PCCH, tiene como propósito fundamental elevar el bienestar de la población. Acá las conquistas han sido colosales. La lucha contra la pobreza ha sido muy exitosa. Se ha eliminado la pobreza extrema. Se han elevado sustancialmente los ingresos y calidad de vida de la población. En los actuales momentos, los esfuerzos apuntan a reducir las desigualdades sociales, elevar los ingresos de la población, aumentar la inversión en educación, salud y protección social.

La revolución realizada en la RPCh destrozó el aparato de opresión de los señores feudales y las oligarquías, para instaurar un Estado revolucionario. El Estado, dirigido por el PCCH y bajo el control del pueblo trabajador, es un potente catalizador de la vida social, la defensa, la conducción de la economía, es garantía para la defensa de las conquistas de la revolución.

A lo largo de la historia, ha sido notable la capacidad de rectificación del partido frente a errores cometidos en el pasado. El ejercicio de la crítica y la autocrítica, la corrección radical de desviaciones políticas, han garantizado la continuidad de la revolución china y han evidenciado la inmensa fortaleza del PCCH. Por ejemplo, de la llamada Revolución Cultural con sus dolorosas secuelas, el gigante asiático se levantó con fuerza incontenible, se cohesionó en torno a su partido comunista y se convirtió en una nación prospera, estable, además de una gran potencia mundial.

Una de las tareas más importantes de los comunistas chinos en la actualidad consiste en el combate de las desviaciones éticas y morales de todo tipo, especialmente de las corruptelas, lo cual destaca el valor que tiene la dimensión espiritual en la construcción del socialismo. Bajo el enorme liderazgo del camarada Xi Jinping, el partido comunista se ha puesto al frente de un gran proceso de depuración para extirpar esos terribles vicios del capitalismo.

Los comunistas chinos han mantenido un curso invariablemente antiimperialista. La lucha contra las guerras, las injerencias, el intervencionismo del imperialismo, especialmente, del imperialismo yanqui, ha sido una constante de su heroica historia.

Una postura tan contundente por parte de una potencia como la RPCh, como era de esperarse, ha desatado la histeria antichina del gobierno yanqui y el inicio de una Guerra Fría contra la RPCh. Es la batalla de la justicia de los pueblos contra la opresión imperialista.

China jamás volverá a ser una nación oprimida, sentenció el secretario general del PCCH, Xi Jinping, en su discurso del centenario del PCCH. Los comunistas chinos han ratificado su determinación de luchar por la independencia nacional. Nada más sagrado para los comunistas chinos que la libertad de su pueblo, que durante los s. XIX y XX lucharon contra el imperialismo inglés, francés, japonés y yanqui. Esta postura se complementa con sus firmes posiciones internacionales a favor de la cooperación y la autodeterminación de los pueblos.

El Ejercito Popular de Liberación (EPL) constituye un fundamento esencial para la defensa, la paz y la soberanía de la nación.

Ante las recientes amenazas imperialistas, que han desatado una feroz histeria antichina y han tratado de desestabilizar a la RPCh y su principio de Un País Dos Sistemas con la grosera injerencia en Hong Kong, el PCCH ha llamado a reforzar su rol de vanguardia en el seno del EPL y elevar la inversión en el área militar, para lo cual el portentoso desarrollo económico brinda sólidas bases.

Ninguna de las gigantescas victorias del pueblo chino hubiese sido posible sin el enorme sacrificio y heroísmo del PCCH. Esas victorias y el desarrollo que se ha desplegado de la iniciativa y creatividad de los comunistas chinos, revelan la extraordinaria vitalidad del socialismo como sistema y doctrina. De hecho, la RPCh es una evidencia clara de la enorme superioridad del socialismo sobre el capitalismo. Nuestro optimismo en la lucha por el socialismo en el mundo y en nuestro país parten de las extraordinarias conquistas alcanzadas por el pueblo chino en durísimas luchas que siempre han tenido a los comunistas en la vanguardia.