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¿Golpe en Estados Unidos? Así lo denunció el magnate presidente Donald Trump, quien asegura que el proceso de impeachment es de carácter golpista.
….People, their VOTE, their Freedoms, their Second Amendment, Religion, Military, Border Wall, and their God-given rights as a Citizen of The United States of America!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) October 1, 2019
Dijo en su cuenta Twitter que, mientras más indaga en el asunto, más se convence «de que lo que sucede no es un juicio político, es un golpe de Estado destinado a arrebatar el poder al pueblo: su voto, sus libertades, su Segunda Enmienda, su religión, su Ejército, su muro fronterizo y los derechos que Dios les otorgó como ciudadanos de los Estados Unidos de América».
A Trump lo acusan desde el Partido Demócrata y los medios corporativos afines de abuso de poder. En una conversación telefónica, le pidió al presidente ucraniano que cooperara en la investigación del caso Biden, posible contrincante electoral, a cambio de ayuda financiera.
No sería la primera vez que se denuncian golpes de Estado en Norteamérica. Políticos, intelectuales, activistas y periodistas han alegado por décadas que el magnicidio de John F. Kennedy, la renuncia de Richard Nixon por el escándalo Watergate e incluso el derribo de las Torres Gemelas como arma política forman parte de consecutivas tramas golpistas a lo interno del establishment estadounidense.
El llamado Estado profundo (deep state) sería el principal protagonista en las sombras de estos golpes de Estado posmodernos.
Hoy, con el impulso de usar las técnicas del lawfare para rematar agendas destituyentes, el uso de la justicia es uno de los recursos más usados en el Hemisferio Occidental. Recientemente hemos visto sus consecuencias contra presidentes y políticos de alto nivel en el Perú, Brasil e intentos en Venezuela y Argentina.
Aunque es muy complicado efectuar un juicio político contra Trump, de tener éxito, sería el primer precedente en Estados Unidos.
Misión Verdad