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21.May.2022 / 04:50 pm / Haga un comentario

Foto: Internet

Les extiendo saludo del presidente Nicolás Maduro Moros desde la tierra de los caribes a la tierra de los querandines, que habitaron estos lugares mucho antes de 1492.

En Caracas se dio la cita fundacional de la CELAC en 2011 y nosotros sentimos una vinculación especial con este espacio.

Felicito a Argentina por la organización de este encuentro sin exclusiones. Otros espacios marcados por la exclusión están incompletos.

Si acaso falta algo aquí es la bandera de Puerto Rico, que algún día tendremos como nación libre, soberana e independiente.

Nosotros nos preparamos para celebrar el próximo 26 de julio los 200 años del encuentro entre Bolívar y San Martín en Guayaquil, lo mismo que los 200 años de los amores entre Simón y Manuelita Sáenz, la quiteña a la que Bolívar bautizó como la Libertadora del Libertador. Queremos ir algún día a Paita a rendirle homenaje, hermano del Perú.

Es ocasión propicia para reafirmar la hermandad de nuestros pueblos. Estamos en una instancia que tiene pretensiones de comunidad. Se llama Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. Esa comunidad tiene que tener no solo la vocación de destino común sino una claridad sobre sus orígenes. Andar sin el esclarecimiento de nuestras raíces no nos permite caminar con paso cierto hacia el futuro común que merecen nuestros pueblos.

 

Acogemos con beneplácito esta V Reunión de Ministr@s de Cultura para relanzar la dimensión cultural de la agenda de la CELAC así como actualizar el Plan Cultura 2015-2020 en ruta hacia la II Conferencia Mundial de Políticas Culturales (Mondiacult) convocada por UNESCO en México para septiembre de este año.

En el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela valoramos los objetivos propuestos en esta reunión para el fortalecimiento de las industrias culturales y creativas de la región promoviendo el intercambio de experiencias y buenas prácticas en materia de diversidad e información cultural, prevención y combate al tráfico ilícito de bienes culturales.

Venezuela, potencia musical del continente, ofrece incondicionalmente a los pueblos y gobiernos hermanos toda su experiencia en la masificación de la formación musical a través del Sistema de Coros y Orquestas Juveniles e Infantiles Simón Bolívar y en otros ámbitos, como la repatriación del patrimonio cultural -caso específico de la recuperación en 2020 de la Abuela Kueka, piedra sagrada del pueblo pemón, que pasó 20 años secuestrada en Alemania. También en materia de combate al tráfico ilícito de bienes culturales, un campo donde nos enorgullece haber entregado a nuestra hermana Costa Rica 107 piezas de su patrimonio arqueológico, absurdamente reducidas a la condición de mercancías, en el año 2018.

El 2 de diciembre 2011, en la cumbre fundacional de la CELAC, realizada en Caracas, el presidente Hugo Chávez alertó sobre la grave crisis que entonces asomaba desde el Norte.

Once años después desde ese Norte tan civilizado proviene la mayor amenaza para la existencia de la vida humana en el planeta. Con insólito desparpajo se ha normalizado el debate público sobre el uso de armas nucleares.

Un aparato cultural/comunicacional hegemónico se encarga de producir indignación selectiva en millones de seres humanos que asisten al genocidio cotidiano de la verdad y de la memoria, que en últimas significa un genocidio de las culturas, en plural, en favor de un proyecto civilizatorio con pretensiones de universalidad.

La UNESCO encaró hace 40 años los antecedentes de este fenómeno mediante la designación de una Comisión para el Estudio de los Problemas de la Comunicación que bajo la presidencia del Premio Nobel irlandés Seann Mac Bride emitió el informe “Un solo mundo. Voces múltiples” que abogó en 1980 por un Nuevo Orden Mundial en materia de Comunicación. Un equipo que integraron por América Latina Gabriel García Márquez, de Colombia, y Juan Somavia, de Chile, entre otras personalidades del mundo.

Cuatro décadas después el fenómeno que motivó aquel paso se ha potenciado enormemente. Sobran razones para que UNESCO retome aquella iniciativa y asuma la actualización de aquel informe Mac Bride.

De aquel desequilibrio, que podríamos llamar analógico, pasamos a una verdadera dictadura digital. La dictadura de los algoritmos, del acceso a la tecnología, de la exclusión y la brecha digital.

Nosotros, asimismo, nos hacemos eco de una propuesta formulada públicamente por el presidente Nicolás Maduro Moros a la CELAC en el sentido de designar una comisión de alto nivel de historiadores, antropólogos, personas de honor de nuestro continente para esclarecer la verdad histórica sobre los 300 años del colonialismo en el continente americano y sus consecuencias.

Creemos firmemente en la idea de que están dadas las condiciones para que esta comisión se instale y dialogue con los antiguos imperios europeos para establecer la verdad sobre los crímenes contra la Humanidad cometidos en estas tierras.

Un extraordinario libro de un catedrático argentino, Eugenio Raúl Zaffaroni, “Colonialismo y Derechos Humanos. Apuntes para una historia criminal del mundo”, nos refiere cómo los crímenes contra la Humanidad se cometieron desde hace mucho tiempo en el África y en América y no fueron tomados en consideración como tales hasta que no ocurrieron en Europa.

Esa destrucción indiscriminada de vidas humanas ya se había registrado mucho antes de que la legislación occidental recogiera la tipificación de esos delitos.

Creemos que en esta coyuntura por la que pasa la Humanidad es indispensable que traigamos el tema al presente para sanar las heridas del pasado y tener una comunidad mundial realmente orientada hacia un futuro donde prevalezca la paz.

Vemos hoy con mucha preocupación fenómenos que creíamos enterrados para siempre. El terraplanismo: gente que piensa que el mundo es plano y que el sol gira alrededor de la tierra. Gente que reivindica el nazi fascismo. Supremacistas que se creen superiores respecto de otras personas de distinto color o de distinta proveniencia. Son amenazas para la vida en paz: una cultura de exclusión, de suplantación, que tiene que ser sustituida -como nos ha dicho nuestra hermana boliviana- por una cultura para la paz.

Terminamos destacando un bicentenario que ha de cumplirse el año entrante: los 200 años de la Doctrina Monroe: “América para los americanos”. Creemos que la CELAC bien puede marcar el triunfo de una propuesta distinta que es: “Latinoamérica y el Caribe para los latinoamericanos y caribeños”.

No puedo cerrar sin reiterar el repudio de Venezuela a las medidas coercitivas unilaterales que han sido impuestas contra varios de nuestros países, pero particularmente contra el nuestro.

Es indispensable que el mundo sepa que en medio de la pandemia del COVID 19 no solo no fueron flexibilizadas tales sanciones, sino que las endurecieron. Hoy soplan aires de rectificación que ojalá se concreten en una corrección de ese error histórico que cometieron en el Norte y que fue secundado lamentablemente por algunos en nuestro continente.

Recordamos, por cierto, que en 2015 el Estado español reconoció como un “error histórico” la expulsión de los judíos sefardíes de la Península Ibérica en 1492. Y es el mismo año en que comenzó la tragedia de nuestro continente, que fue paralela a la tragedia del África: 300 años siendo extraída la mano de obra productiva de nuestros hermanos africanos con esa esclavitud abominable a la que fueron sometidos.

Nuestro apoyo, ministro Tristan Bauer, a Las Malvinas argentinas. Creemos que es una aspiración no sólo del pueblo argentino sino toda la CELAC y así debe ser recogida.

¡Vivan las Malvinas argentinas!

¡Viva la CELAC!

Ernestovillegassite

 

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