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17.Jul.2023 / 01:26 pm / Haga un comentario

POR: Alfredo Carquez Saavedra

Pocos días después de darse el primero y tan publicitado y esperado gran debate en el que participó una porción de una parte de un segmento de los candidatos de la oposición venezolana, yo, buscador de temas para poder cumplir con este compromiso de escribir esta columna semanal, admito que estoy confundido y con la sensación de haber sido estafado…

Creo que hasta los organizadores del evento, como la Universidad Católica Andrés Bello y los medios de comunicación de la derecha criolla, incluyendo esos portales en línea que financian Estados Unidos, el Reino Unido y la Unión Europea, andan con el mismo estado de ánimo: todo despecho, profundo desconcierto ante la nada, lo improductivo, lo inasible e inocuo. Tan magno evento ni dejó ni en lo que en periodismo llamábamos segundo día.

Ni la foto de familia sirve para mucho pues antes que unidad dejó para la posteridad la evidencia de grietas insalvables que impiden que se haga posible hasta un apretón de manos fugaz e hipócrita, cosa que, por cierto, no ha sido nada difícil para cualquier político en campaña de cualquier posición ideológica, nacionalidad, credo o edad.

No hubo propuestas al país ni tampoco la presentación a sus potenciales de un programa de gobierno. La señora que más grita y amenaza, hizo llover sobre mojado. Machacó una y otra vez con su obsesión por la violencia, la fuerza, la privatización y el odio al socialismo. Tal vez ese es su único y verdadero plan.

Estos personajes parecen haberse quedado en el tiempo y el espacio, como si tantas derrotas les hubiesen atrofiado la capacidad de entender la realidad y el contexto. Tal vez por eso es que, el más desvergonzado e idiota de todos, Juan Guaidó, desde su autoexilio, y en el tiempito libre que logra tener (el ejercicio profesional de la ingeniería lo tiene abrumado) aprovecha para pedir más sanciones contra los que vivimos aquí. El tipo no entiende que ese tema es cuchillo para la garganta de cualquier candidato con algo de mollera.

Ese fenómeno de disociación también podría explicar además la solicitud hecha por la Conferencia Episcopal Venezolana de “habilitación de todos los aspirantes” a las venideras elecciones presidenciales y de aceptación de “observación internacional imparcial” en ese inminente proceso.

Es decir, esta cúpula pide que olvidemos que la hoy nuevamente candidata y antigua diputada quiso hacerse pasar por integrante de una delegación de otro país para afectar los intereses de su patria. Eso es tan difícil como dar, en este mundo, con observadores electorales “imparciales” de la Unión Europea o de la Organización de Estados Americanos.

Los obispos no lo dicen claramente, pero se les nota su postura opositora debajo de las sotanas.

Alfredo Carquez Saavedra
alfredo.carquez@gmail.com
Caracas

 

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