Foto: Referencial

Por: Geraldina Colotti

«Si algo se ha logrado en estos 24 años de revolución es incluir a la juventud en la toma de decisiones del país, es tomar en cuenta a la juventud. La juventud hoy vale, a la juventud hoy se le escucha». Así dijo el presidente Maduro al dirigirse a la multitud de jóvenes que marchó, el domingo 12, en Caracas hasta el palacio de Miraflores, para celebrar el Día de la Juventud. Para la ocasión – el 209° aniversario

de la Batalla de la Victoria – , el mandatario anunció la creación de un programa social dedicado a la juventud, que tendrá el fin de «hacer más» en materia de educación, economía, vivienda, deporte, emprendimiento y cultura. «Toda la juventud venezolana – dijo – está convocada al gran congreso de la juventud el 11 y 12 de marzo, aquí en Caracas, para fundar la Gran Misión Juventud Venezuela».

Una tarea que estará a cargo del Vicepresidente de Gobierno para el Socialismo Social y Territorial, Mervin Maldonado, y de la diputada Grecia Colmenares, los cuales definiran los temas fundamentales del próximo encuentro. La convocatoria – añadió el Jefe de Estado – tendrá que ser lo más amplia posible, y abonará el terreno para la generación de puestos de trabajo para los jóvenes, el apoyo a los emprendimientos y respaldo a los talentos. “Ha llegado la hora de la juventud patriótica de Venezuela, en este siglo XXI – dijo Maduro -. Con la unión de la juventud, vamos a cultivar los valores fundamentales para nuestra Patria, vamos con el amor, la rebeldía contra flagelos como la corrupción”. Por eso, los jóvenes deben apegarse a “una consciencia superior”.

Tal nivel de participación juvenil en la vida política no se ve en Europa. Por cierto, los jovenes no expresan apoyo a los gobiernos europeos que, más allá de los pronunciamientos, le ofrecen muy poco espacio. Las carencias estructurales de países como Italia facilitan la ralentización de la independencia socioeconómica de los jóvenes y, por tanto, la integración en el mundo social y laboral, condición indispensable para el pleno y consciente ejercicio de los derechos políticos y civiles. La adquisición tardía de una estabilidad social y económica incide en la constitución de la identidad de los individuos, y en la escasa propensión a participar a una política donde pueden votar, pero no decidir.

En Italia, la difusión de formas atípicas de trabajo ha contribuido a un empeoramiento de la calidad general del empleo, lo que también ha dado lugar a niveles salariales medios más bajos. La combinación de bajos salarios por hora y contratos de empleo intensivos a corto plazo, da como resultado niveles salariales anuales significativamente más bajos. Según el informe Istat 2022, alrededor de 4 millones de empleados del sector privado (con exclusión de los sectores de la agricultura y el trabajo doméstico) son mal pagados, es decir, reciben un salario bruto anual teórico inferior a 12.000 euros, que no alcanzan frente a los altos costos de la vida.

Alrededor de 1,3 millones de empleados reciben un salario bajo por hora de menos de 8,41 €. Para 1 millón de empleados, los dos elementos de vulnerabilidad se suman. Entre los más penalizados, jóvenes menores de 34 años, mujeres y extranjeros, con baja calificación educativa, residentes en el Sur y empleados en el sector servicios. Salarios bajos, deterioro de la calidad del empleo, fuga de cerebros, caracterizan tanto la UE como la Eurozona. En noviembre 2022, la tasa de desempleo entre los menores de 25 años alcanzó el 15,1%.

La generación de más y mejores puestos de trabajo para los jóvenes es un desafío importante también en América Latina y el Caribe. La crisis por Covid-19 en los mercados de trabajo elevó la tasa de desocupación entre los jóvenes por encima de 20 por ciento, una proporción que triplica la tasa de los adultos y es más del doble que la tasa general de desempleo promedio en la región. En números absolutos, son más de 10 millones de jóvenes que buscan empleo sin conseguirlo. Por otra parte, 6 de cada 10 jóvenes que si consiguen ocupación se ven obligados a aceptar empleos en la economía informal, lo que en general implica malas condiciones de trabajo, sin protección ni derechos, y con bajos salarios y baja productividad. Se estima que unos 20 millones de jóvenes en la región no estudian ni trabajan, debido en gran parte a la frustración y el desaliento por la falta de oportunidades en el mercado laboral.

Por lo contrario, Venezuela cuenta con el 92% de escolaridad y un 85% de la juventud estudiando en universidades públicas. Aún falta por hacer – dijo el mandatario –, pero los y las jóvenes han sido y son el centro de la resistencia al bloqueo y la propaganda injerencista del imperialismo y sus títeres locales. Sin embargo, pidió “ir por más”, porque “tenemos que tener un espíritu de rebeldía permanente para avanzar hacía lo nuevo”.

A las y los jóvenes les corresponde “hacer libre a la Patria”, lo que pasa por liberarla del bloqueo, las sanciones que “han tratado asfixiar y matar a la Patria, acabar y destruir el Estado de Bienestar Social que el socialismo fundó con las Misiones y las Grandes Misiones”.

Así que, el mensaje que llega desde Venezuela donde, a pesar del criminal bloqueo, no se ha privatizado ni la educación, ni la salud, ni los servicios públicos, y donde sigue vigente la ley de inamovilidad del trabajo, es de gran importancia. Así como de gran importancia ha sido la referencia a la Batalla de la Victoria, cuando, en 1814, jóvenes estudiantes y seminaristas sin experiencia acudieron al llamado del general José Félix Ribas, impidiendo que el ejército realista tomara la plaza de la ciudad de Victoria, en el estado de Aragua. Y este es también un mensaje para los jóvenes de Europa, para que puedan inspirarse en sus raíces y en los ideales de quienes han intentado cambiar las cosas en el siglo XX, pagando altos costos: para convertirlos en una herramienta de lucha y nuevos proyectos, por el presente y el futuro.