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5.Mar.2014 / 05:40 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo

Corretear por la plaza de Sabaneta, esperar la caída natural de las almendras, jugar trompo y metras es un recuerdo fresco en la mente de Marcos Rosales, a quien el Comandante Eterno bautizó cariñosamente El Rayo de Sabaneta.

Para él, su amigo de la infancia, con el que aprendió a sentir y a respetar la naturaleza, “no tenía tenía necesidad de expresar lo que podría llegar a ser. Se veía que él era diferente a todos. Él era punta de lanza, siempre fue nuestro ejemplo”, rememoró El Rayo de Sabaneta.

Ir unos pasos adelante, comenta, fue una de las cosas que caracterizó a Hugo Chávez, a quien siempre recordará como una persona abierta, de mucho sentimiento, de mucho diálogo, desprendido de lo material y dedicado a todos sus amigos y seres amados, pese a las separaciones físicas que marcaron diversos momentos de sus vidas.

De arañero a pelotero, de pelotero a militar, de militar a Presidente, Hugo Chávez no perdía tiempo para convocar a sus amigos de Sabaneta. “Él nunca olvidó a sus amigos, a medida que avanzaba, cada vez lo encontrábamos con más amor por nosotros, por el pueblo, por la gente y más desprendido”.

Hugo Chávez: “Ya no les pertenezco”

“Desde un principio entendimos que él se iba a desprender de nosotros. Decíamos Hugo le está echando un carretón, anda en algo. Y Hugo nos decía: este país está mal, hay que hacer algo”, recordó El Rayo de Sabaneta para describir un poco el afán de justicia y humanismo que había en el corazón y pensamiento del Líder de la Revolución Bolivariana.

“En una oportunidad nos dijo: ¡Caramba, ya no les pertenezco! Ya le pertenezco a un pueblo. No nos desprendía de su corazón. Él iba tras un ideal, seguir adelante y lograr todo lo que logró”.

Hugo Chávez, el Presidente

Desde aquel 4 de febrero de 1992, sus amigos lo sentían como Presidente de la República, sin embargo, el Rayo de Sabaneta recuerda que fue Chávez, quien siempre manejó que todo tenía su momento, porque se trataba de un proceso.

Su experiencia junto al Comandante Eterno refleja que en aquella época, visita tras visita en El Cuartel de San Carlos – cuando se pensaba que nadie apostaba nada por él-, fueron sus amigos quienes siempre lo vieron siendo el Presidente de Venezuela.

Su compañerismo y entrañable amistad se convirtió en pilar fundamental para Chávez. El Rayo de Sabaneta narra que en aquellos días se encargó de llevarle material considerado subversivo para que Hugo hiciera ese trabajo desde adentro hacia afuera.

Hoy Marcos Rosales, define su partida como fugaz, sigue sin despedidas para el amigo eterno que confesaba no querer ser Presidente, sin la voluntad del pueblo soberano.

RNV

 

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