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«La derrota del golpe estuvo en la profunda confianza de Chávez en el pueblo. Una decisión acertada, la mejor que pudo tomar, que contrastó con la que reiteradamente toma la oligarquía que es la de subestimar al pueblo», señaló Istúriz durante su participación en el programa José Vicente Hoy, refiriéndose al momento en que el comandante Chávez les comunicó (a sus ministros) que iba a dejar que lo secuestraran para que los golpistas tuvieran que explicarle al mundo que depusieron un presidente electo por el pueblo.

A juicio del gobernador, el punto de resistencia de Puente Llaguno le dio un segundo aire a la Revolución Bolivariana aquel 11 de abril de 2002.

«Fue sorpresivo porque nunca pensamos que ellos iban a desviar la marcha y luego no se convocó a Puente Llaguno con la intención de que iba a ser un punto de resistencia sino que todos esos días por la tensión y la situación política, teníamos siempre gente frente a Miraflores. Lo que frenó a los francotiradores y a los asesinos fue precisamente la resistencia. Puente Llaguno fue clave fue estratégico para la victoria del pueblo del 13 de abril como para la derrota de la derecha fascista en Venezuela en ese momento», expresó.

El 11 de abril de 2002, las élites empresariales junto a la jerarquía eclesiástica, militares del alto mando de la Fuerza Armada Nacional de aquel entonces, y los medios de comunicación privados que habían adoptado el carácter de partidos políticos de oposición; todos ellos dirigidos por el gobierno de Estados Unidos con el apoyo de otros países y organismos internacionales, como la Organización de los Estados Americanos (OEA), dieron un golpe de Estado al gobierno legítimo del presidente Hugo Chávez.

«Querían derrotar al comandante Chávez porque él estaba lanzando las Leyes Habilitantes, y las estaba poniendo en práctica. La Ley de Pesca, la Ley de Tierras, la Ley de Micro Finanzas, y sobre todo la Ley de Hidrocarburos, que tocaba a Pdvsa (Petróleos de Venezuela)», indicó Isturiz.

Luego del golpe del 11 de abril de 2002, la derecha continuó la conspiración y el proceso desestabilizador contra el gobierno revolucionario que derivó en un sabotaje petrolero entre el 2 de diciembre de 2002 y febrero de 2003, que dejó un saldo superior a 20.000 millones de dólares en pérdidas a la nación.

También rememoró el momento en que el comandante Chávez decidió tomar el control de Pdvsa, en un Consejo de Ministros: «Él nos dijo, ‘¿Creen que valga la pena seguir gobernando este país sin tomar el control de Pdvsa?’, y dijo: ‘Yo prefiero que me tumben que traicionar al pueblo», cuando decidió cambiar la junta directiva de esta empresa estatal petrolera.

A este respecto, indicó que la oligarquía venezolana no sólo dio un golpe petrolero, sino también financiero, «la burguesía se puso de acuerdo para sacar los dólares del país y los sacaron, el país a mitad de semana bajaron las reservas de 21.000 millones de dólares a 7.000 millones, que trajo como consecuencia el control de cambio».

Expresó que tras el golpe de Estado el proceso revolucionario maduró aceleradamente, porque cada amenaza de la burguesía que querer quitar algo, permitió avanzar en la revolución.

«Nos quedó el control de Pdvsa para ponerla al servicio del pueblo y la conciencia cívico militar que tenemos hoy», puntualizó Istúriz.

 

 

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