Opinión / Noticias / Stella Lugo

18.Oct.2016 / 07:24 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

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Una nueva batalla por sostener los pilares del proceso bolivariano nos hace movilizarnos masivamente hoy, ante la nueva emboscada que fraguó la derecha venezolana, autodenominada MUD, con la indudable complicidad del imperialismo estadounidense, manteniéndose en desacato flagrante de la normativa constitucional para quebrar la institucionalidad de hecho, y de ahí en adelante afilar sus agudas dagas contra la inversión social que permite a millones de hombres, mujeres, niños y niñas del pueblo acceder a sus derechos fundamentales.

Luego de tantos esfuerzos y sacrificios realizados por nuestro pueblo para enfrentar la Guerra Económica, en medio de la abrupta caída de los precios del petróleo que afectó gravemente nuestras reservas; y precisamente cuando empieza a recuperarse el abastecimiento de alimentos y productos básicos, resultado de la implementación de medidas de Emergencia Económica generadas por el Gobierno Bolivariano, la oposición recalcitrante fraguaba su nueva modalidad de golpe: no aprobar los planes de inversión dirigidos a la producción y abastecimiento de alimentos a precios regulados, al financiamiento de la salud, a la construcción de viviendas, a la garantía de educación gratuita en todos los niveles y, fundamentalmente, al sostenimiento y desarrollo de las Grandes Misiones Sociales que han aportado avances y grandes desarrollos en las escalas de inclusión e igualdad social que caracteriza a nuestro proceso bolivariano, gestado bajo la dirección de Nuestro Comandante Hugo Chávez.

¿Acaso pensaban, realmente, que tantos años de superaciones  podían ser borradas por una decisión arbitraria, fundada en el odio, de un puñado de personas que no representan las grandes mayorías que parieron la Revolución Bolivariana?

A la derecha venezolana se le olvidó que el proceso constituyente, vivido por esta nación, generó los elementos constitucionales, y de ley, necesarios para impedir que la soberanía fuese avasallada por un asalto de poder. Y, es que en la Venezuela Bolivariana los Poderes Públicos existen y tienen mecanismos para hacerse respetar. El Poder Legislativo no tiene facultades para imponerse a los demás poderes, y muchos menos, al Poder Popular. El Tribunal Supremo de Justicia al dictar su sentencia reciente está actuando en defensa del Estado de Derecho que rige a nuestra nación, y está protegiendo un concepto sagrado, como es la Soberanía Nacional.

En ese sentido,  la aprobación del Presupuesto Nacional no puede verse como un acto cualquiera, es ante todo un asunto de Soberanía. Por eso está protegido, y la máxima instancia del Poder Judicial ha procedido en derecho, para proteger la seguridad de todo un pueblo, al que no se le puede arriesgar, dejándole en el desamparo, en manos irresponsables, cargadas de odio, que ya habían decidido acabar con la destinación de recursos para la inversión social; en un lapsus soñado con que olvidan que los tiempos de la IV República, donde el Presupuesto de la Nación excluía las necesidades y derechos fundamentales del pueblo,  ya pasaron.

Con toda razón, nuestro presidente Nicolás Maduro afirmó ayer durante la inauguración de una exhibición sobre la Gran Misión Vivienda Venezuela, en la Asamblea Nacional (AN) de Ecuador, que «nosotros debemos plantarnos, ponernos de pie, continuar nuestro trabajo, tener fe en nuestros pueblos, tener fe en nuestros proyectos y mantener el legado de quienes nos fundaron. Nosotros tenemos una gran responsabilidad de mantener el legado del comandante Hugo Chávez».

Ese legado de Hugo Chávez está ratificado en la aprobación popular del Presupuesto para el Ejercicio Fiscal 2017, enviado por el Ejecutivo a la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) bajo la figura de Decreto que tendrá Rango y Fuerza de Ley, dirigido a reforzar las políticas sociales impulsadas por la Revolución Bolivariana, donde se contempla para las áreas como educación, salud, pensiones, viviendas, entre otras, el 74%.

Les duele mucho, y les seguirá doliendo, la destinación de recursos para el pueblo, pues a pesar de que representan los intereses de la riqueza individual del  mundo globalizado, a pesar de que viven en medio del despilfarro que les permite su acumulado de explotación durante años de gobierno cuarto republicano, están invadidos de mezquindad profunda, de egoísmo eterno.

Ahora se van nuevamente a las amenazas, a tratar de romper con la estabilidad en Venezuela, a vender la Patria ante el imperio sediento de apropiación; ya los estamos oyendo de nuevo con su cacareada “Carta Democrática”, que no es otra cosa que solicitud de bloqueo, intervención, sojuzgamiento de nuestra tierra por parte de las armas del Estado imperial. Por ahí se sabe ya que de su nueva locura: declararse como Gobierno Provisional en el exterior, ya lanzaron una avanzada a Panamá para presionar al Jefe de Estado de esa nación a respaldarles esa atrocidad.

¿De verdad, creerán que el pueblo venezolano va a aceptar que ese puñado de derechosos rabiosos, se declaren Gobierno por decreto propio? Nuevamente, el fantasma de Carmona, el Breve, los ronda. Lo peor de ese comportamiento psicótico antipatriótico es que ni siquiera saben cómo lograr amarrar sus apetencias personales. No nos imaginamos la guerra interna que tendrán por definir quién será ungido “Presidente en el exterior”.

Desde este espacio, en mi calidad de mujer bolivariana, que ha asumido una gran responsabilidad en este hermoso proceso, aplaudo la valentía y constancia de nuestro pueblo, hoy movilizado para defender el Presupuesto Soberano. Esa actitud rebelde, justa y digna, me ratifica la convicción, cada día más firme, de que estamos en el camino correcto, y que superaremos las dificultades. Por eso, me despido hoy con una vieja consigna, vigente como siempre:

¡El presente es de lucha, el futuro nos pertenece!

 

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