Opinión / Noticias / Francisco Rangel Gómez

2.Mar.2017 / 08:00 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

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A propósito de la jornada de trabajo cumplida en Tumeremo a través de la participación de varias instituciones gubernamentales, donde fue reconocido el derecho a la identidad de los venezolanos habitantes del Esequibo, es importante recordar el intento permanente de un imperio despiadado en apoderarse de las riquezas de este suelo… ensayo macabro que no tiene una década ni dos, sino más de cien años gestándose desde varios frentes, uno de ellos precisamente ése, el territorio en “disputa” con Guyana.

La faja del Orinoco no era la “bituminosa” que nos hicieron creer, es petróleo y está comprobada como la reserva más grande del mundo; está a los pies de los venezolanos, pero no siempre fue literalmente así… cada presidente que tuvo la intención de hacer del petróleo una herramienta para el crecimiento sostenido de nuestra nación, corrió con la suerte de golpe de estado y hasta magnicidio.

Así como le pudo haber pasado a Chávez en el 2002, cuando estuvo a punto de morir porque sencillamente era un estorbo de mandatario para los intereses extranjeros que bien necesitaban un gobierno complaciente para continuar apoderándose de nuestras riquezas, asignándonos poco menos que un diezmo para mantenernos “contentos”.

Oro, diamante, minerales no metálicos y agua dulce, son definitivamente amenazas sobre las que pisamos los venezolanos y las venezolanas, sin duda la minita que observa con interés aquel poderío imperial que en 1899 de manera inconsulta decidió que a Guyana debía pertenecer la zona Esequiba de Venezuela, entonces procedió la esencia del Laudo Arbitral a cobrar vigencia ya no solamente como un capricho de Estados Unidos por beneficiar a su otrora colonizadora Inglaterra, sino a perdurar en el tiempo como una marca indeleble que incluso en la década de los 60 pareció acercarse a su final y aunque la ONU entró en la mediación, por poner fin al conflicto entre naciones hermanas, la zona “en reclamación” sigue apareciendo como eso en todos los mapas.

No podemos reclamar algo que sencillamente nos pertenece. No vamos a renunciar a un territorio que está definitivamente en nuestro mapa, ni el Pueblo que habita en él dejará de ser venezolano por la sencilla razón que ahora el Esequibo huele a petróleo y esto atrae a un agudo olfato imperial que continúa ejerciendo presión para que el gobierno guyanés (en vista que el venezolano no afloja) permita desmanes, como sucedió: la usurpación de las aguas territoriales por parte de una empresa gringa, claramente ligada a la comercialización de energía petrolera.

Chávez le dijo NO a Clinton cuando éste intentó obtener la venia de surcar el espacio aéreo venezolano con sus aviones bajo la excusa de la lucha contra el narcotráfico; nosotros seguiremos firmes a ese legado de patria independiente y soberana rechazando contundentemente cualquier ensayo imperial que ponga en riesgo nuestra soberanía. Nadie puede amedrentar nuestra decidida manera de vivir en un proceso de justicia social de reivindicación gracias a que Chávez le devolvió al Pueblo venezolano el petróleo que le había arrebatado los gringos.

Seguiremos la lucha histórica por hacer prevalecer nuestro principio de independencia y autodeterminación, no permitiremos injerencias extranjeras y mucho menos la mutilación de nuestro territorio. El Pueblo esequibano es y seguirá siendo Venezuela y sus recursos naturales estarán para siempre a la orden de un Pueblo que continúa emergiendo decididamente.

@rangelgomez

 

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