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Foto: Ciudad CCS
Por: Hernán Mena Cifuentes
«Los escenarios de cambio de poder por la fuerza en Venezuela son absolutamente inaceptables». Ésta ha sido la digna y contundente respuesta del canciller ruso Sergei Lavrov a la insolente amenaza hecha por el enviado de EEUU para Venezuela, Elliott Abrams, quien el viernes, el día que el diplomático llegó a Caracas, última etapa de su gira por Cuba, México y Venezuela advirtió a Moscú que «su apoyo firme al presidente Nicolás Maduro tendrá consecuencias».
Y es que Abrams vive en el pasado como todos los herederos de los fundadores del Imperio, quienes se inventaron la tesis del Destino Manifiesto para invadir, conquistar y sojuzgar pueblos y saquear sus riquezas, pensando que a Venezuela, como al resto las naciones de la Patria Grande Latinoamericana y Caribeña, no debe recibir el apoyo de nadie, porque se creen dueños de ella. Pero, ¿quién es el autor de tan Insolente amenaza?
Elliott Abrams es el mayor criminal de guerra de la historia centroamericana. En Nicaragua coordinó la Operación Irán-Contra que armó a los mercenarios que en ocho años mataron a centenares de miles de seres humanos, y asesoró al gobierno títere de El Salvador de entonces, cuando el Batallón «Atlácatl», entrenado en el Comando Sur de EEUU, en solo un día, en el caserío indígena de El Mozote segó más de mil vidas, la mayor masacre cometida en la región en el siglo XX .
Fue juzgado y condenado en su país a varios años de cárcel como responsable de sus muchos crímenes, como ese genocidio en el que perecieron torturados, degollados, quemados vivos y muertos a balazos y a bayonetazos, hombres, mujeres y niños, y violadas decenas de niñas antes de ser acribilladas por la soldadesca. Pero fue indultado a los pocos meses por Ronald Reagan.
Esa es parte del prontuario delictivo de uno de los asesinos más abominables de la historia, a quien Donald Trump, el demente mandatario yanqui de turno después de 30 años, ha nombrado nuevamente a ese genocida de pueblos «Enviado Especial», esta vez para Venezuela, asignándole la macabra misión de asesinar al pueblo y derrocar a Nicolás Maduro, legítimo y único Presidente Constitucional de Venezuela.
No obstante, ese psicópata recibió el viernes la digna y contundente respuesta a su prepotente y cínica amenaza, de parte del canciller Sergei Lavrov, quien hablando a nombre de Rusia, su Patria, ratificó una vez más la firme decisión del Presidente Vladimir Putin de apoyar a Venezuela.
«Reiteramos nuestra solidaridad y respeto al pueblo venezolano y al gobierno en su lucha contra las presiones de EEUU. Condenamos todo tipo de métodos como chantajes y sanciones que van en contra de la Carta de las Naciones Unidas incluyendo la intervención en países soberanos», manifestó el veterano diplomático.
Y en relación con la valiosa ayuda material que en diversas áreas desde hace varios años otorga a la Patria de Bolívar, Chávez y Maduro, fue enfático al expresar que «es Importante desarrollar la Cooperación Técnico-Militar para incrementar la capacidad de defensa de nuestros amigos frente a estas amenazas desde fuera», en clara alusión a las constantes agresiones de EEUU.
Una decisión que deben tener muy en cuenta Trump y sus belicistas asesores como Abrams y Pompeo, pues proviene de un hijo de Rusia, «Cementerio de Imperios», donde quedaron sepultados bajo la nieve de la gélida estepa y la furia de su pueblo los ejércitos de grandes imperios que osaron invadirla, como el de Napoleón y el de Hitler, por lo que el ejército de Trump, el César del Imperio yanqui, se expone a correr la misma suerte de aquellos si se atreve a agredirla.
Como también se expone a ser derrotado si osa invadir a Venezuela, ya que como dijo Bolívar: «Por fortuna se ha visto con frecuencia a un puñado de hombres libres vencer a imperios poderosos».
Ciudad CCS