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2.Jun.2016 / 09:37 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

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En cada etapa del urbanismo Alto Verde, ubicado en Los Teques, estado Miranda, al centro norte del país, los terrenos están siendo aprovechados al máximo para la siembra de rubros alimenticios, utilizados para el consumo de vecinos que habitan en esta zona.

Hace un año eran pocas las iniciativas productivas en este desarrollo habitacional conformado por seis etapas, donde residen unas 850 familias que han sumando esfuerzos y se incorporaron a la producción agrícola y al cuidado de los terrenos verdes que antes no estaban destinados para el cultivo, sino tierras improductivas que con la belleza de las montañas ofrecían un clima fresco.

El placer de comer lo que se siembra es una realidad posible que hoy cuenta con 20 sitios habilitados para las siembra en cinco de sus seis etapas. Con esfuerzo y unidad de la propia comunidad, la familia mirandina que reside en esta zona, participa en el Plan de Agricultura Urbana de los 100 Días, promovido en todo el país por el presidente de la República, Nicolás Maduro.

Peggy Sandoval, es una de las habitantes pioneras en el desarrollo de la actividad agrícola urbana que comenzó a producir sus alimentos con el apoyo de su esposo y pequeños hijos, en apenas 40 metros de terreno en la etapa 3 del urbanismo. Hoy cuenta con una hectárea sembrada donde tiene cultivado cebollín, caraotas negras, maíz, lechuga, tomate perita, tomate de palo, pepino, auyama, aguacate, ajo, patilla, parchita, chayota, mandarina, cilantro, orégano, albahaca, celery, yerba buena, apio, batata, yuca y jengibre.

A simple vista se visualizan las plantas germinando y mientras más te adentras por el terreno, más disfrutas de los agradables aromas que dejan en el ambiente algunas plantas comestibles como la albahaca blanca, el cilantro, el cebollín, el malojillo, la yerbabuena, el toronjil o el olor que destila el ají dulce, el ajo o el pimentón que inmediatamente te hacen experimentar a través de los sentidos un sinfín de sensaciones gastronómicas.

«Existen más de 17 sitios dentro de Alto Verde que estamos sembrando. De las seis etapas, cinco están activadas. Ya estamos por iniciar en la sexta, pues allí también existe gente entusiasmada evaluando las condiciones del terreno. Expandimos los espacios de siembra y hemos crecido», explicó Sandoval en conversación con AVN.

Para Peggy, la guerra económica que experimenta Venezuela, a causa de sectores de la ultraderecha, representa una oportunidad para que la población se motive a iniciar sus propios proyectos de cultivos artesanales autosustentables para la familia.

En ese sentido, expresó su satisfacción porque en su comunidad se sumaron a las iniciativas y ahora los vecinos están más vinculados con el cuidado de sus espacios.

«Todos estamos teniendo dificultades, sin distinción política, de allí la importancia de cultivar nuestros vegetales porque te ahorras en comprar la cebolla, tomate, pimentón que son rubros que se producen gracias a la tierra y lo encuentras a precios especulativos en el mercado privado», sostuvo.

La agricultura y la naturaleza

Siguiendo el quinto objetivo histórico del Plan de la Patria del líder socialista, Hugo Chávez, que plantea la preservación del planeta y de la especie humana, la agricultura urbana se ha convertido en una actividad que más allá de producir el alimento, vincula a los vecinos de Alto Verde con la naturaleza y ayuda a romper la rutina diaria de la agitada ciudad.

Sandoval sostuvo que involucrarse con la actividad del campo y mantenerse en conexión con la naturaleza te relaja y te permite crear sentido de pertenencia con la madre tierra, pues para tener un buen cultivo es primordial cuidar y podar el terreno, amar las matas y estar al pendiente de las plagas. Para ella sembrar alimentos no sólo te brinda ahorro económico sino que te otorga ganancia emocional y te permite romper con el estrés del día a día.

«Teniendo tanta tierra es necesario que la aprovechemos. Esto no es una labor esclavizante, si bien es cierto que hay una parte que requiere trabajo para hacer los canteros, también te relaja y te hace romper la rutina diaria. El solo hecho de ir todos los días a ver cómo esta tú huerto, tus pepinos, tus pimentones, te revitaliza, te conecta con la naturaleza y te permite disfrutar de sembrar lo que consumes, ya no es sólo el ahorro económico sino la ganancia emocional», señaló con la vista puesta en el horizonte montañoso.

Relató que durante las jornadas de trabajo, se generan también espacios para la convivencia y el encuentro con los vecinos. Desde hacer una ensalada hasta un sancocho con ingredientes producidos de los cultivos artesanales han hecho posible que el trabajo de campo sea más ameno.

Nueva cultura de trabajo

De los 20 sitios habilitados para la siembra, 16 están consolidados. Nueve son espacios colectivos y 12 siembras individuales. Este hecho demuestra que en la zona se está generando una nueva cultura de la siembra para reivindicar la agricultura como una actividad productiva que puede ser impulsada por la población sin mayores complicaciones.

Sandoval comentó que es necesario fomentar la agricultura urbana como una nueva cultura del trabajo pues no sólo es necesario enseñar a la gente a producir y trabajar la tierra, sino que es necesario romper con los paradigmas de que los alimentos sólo pueden encontrarse procesados o empacados en los supermercados o centros de distribución de alimentos.

«La cultura de siembra es algo a lo que todos debemos volver, debemos mirar hacia nuestros orígenes y pensar que los alimentos los encontramos en la tierra y no en los supermercados. No debemos negar lo que somos porque venimos de la tierra, a ella nos debemos y nos proporciona todo lo que necesitamos. Debemos quitar esa vinculación con las corporaciones y comenzar a vincularnos con la tierra», señaló.

Lucío Silva, oriundo de Carmen de Uria, estado Vargas, es otro habitante de Alto Verde que reside en la etapa 1 y también compartió su pasión por la siembra, considera que la población debe activarse a sembrar en su hábitat para rescatar los valores de la actividad agrícola.

En su apartamento tiene seis matas de fresas que comparten con la familia. Asimismo en el terreno tiene caraotas, maíz y apio cultivado. También ayuda a Peggy con la siembra en su terreno.

«A mí me gusta la agricultura porque nosotros nacimos y nos criamos en el campo. Me encanta sembrar caraotas, maíz, apio, fresas y sería importante que todos nos motiváramos a desarrollar nuestros grandes o pequeños huertos para incentivar una nueva alternativa agrícola», expresó.

Clap suman esfuerzos

A través de la organización de los Comités Locales de Abastecimiento y Distribución (CLAP) y los Consejos Comunales, Alto Verde ya fue abastecido con sus bolsas de alimentos y comenzó a impulsar la vigilancia y combate contra el bachaqueo y la especulación.

Sandoval explicó que esta instancia de organización del poder popular también ha consolidado una nueva estructura de participación que convoca a todos sin distinciones políticas, para unir esfuerzos y  contrarrestar la guerra no convencional a fin de garantizar el acceso directo a los productos de primera necesidad.

Destacó el apoyo del mandatario nacional y del alcalde de Guaicaipuro, Francisco Garcés, para acompañar las luchas del pueblo y recordó que en el municipio Guaicaipuro el lanzamiento del Plan 100 Días para la Siembra Urbana se realizó en Alto Verde como comunidad piloto para dinamizar la producción.

Entre proyectos a largo plazo se tiene planteado la activación de un gallinero, una casa de cultivo y una cría para peces. Generar un sistema de riego de agua es otra de las tareas a superar al igual que comenzar a cercar los espacios que colindan con otros vecinos. También se está evaluando la posibilidad de comenzar a generar proyectos que permitan procesar alimentos y ofrecer sus productos a otras comunidades.

«Es necesario que nosotros demos el paso para procesar nuestros alimentos. Así como tenemos harina de maíz, también sería interesante tener la harina de yuca para hacer las arepas. La agricultura urbana es fundamental pero también debemos dar ese paso de organizarnos para procesar los alimentos y almacenarlos para hacerle frente con mayor fuerza a la guerra económica», dijo Sandoval.

Iralva Moreno

 

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