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Una algarabía generalizada recorre al país de punta a punta, por la llegada a nuestros puertos de los tanqueros iraníes Fortune, Forrest y Petunia, además del Clavel y del Flaxon, que están cruzando el Atlántico, y traen gasolina para el pueblo venezolano, un acontecimiento que es, al mismo tiempo, un valiente desafío a las amenazas del presidente de los Estados Unidos.
Si Trump ataca un tanquero con gasolina, que está ejerciendo su pleno derecho a comerciar de manera legal, sería un acto de guerra, a partir del cual se violarían todas las disposiciones jurídicas que rigen el intercambio de productos en el mercado mundial, huelga decir, que ello constituiría una situación de extrema gravedad.
No obstante, tres asuntos han de ser tomados en cuenta a la hora del análisis: primero, la firme decisión de los gobiernos de Irán y Venezuela de hacer respetar sus derechos; segundo, la confluencia política pacifista que se expresó en la reciente reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; y en tercer lugar, los cálculos de quienes dirigen la campaña de Donald Trump a la reelección, que está en picada por el pésimo desempeño ante la pandemia del Covid-19.
Gracias a la solidaridad iraní y al trabajo tesonero de nuestros obreros petroleros, vamos a tener gasolina en el corto plazo, y un poco más adelante, el suministro se normalizará cuando concluyan los trabajos de recuperación de las refinerías de El Palito y Paraguaná, que marchan a todo vapor. Estamos rompiendo el bloqueo.
Estos hechos confirman que en medio de la pandemia del Coronavirus, las naciones soberanas del mundo están forjando un Nuevo Orden Internacional, que recupere los principios de convivencia pacífica, de la legalidad, del respeto a la Carta de las Naciones Unidas, y por encima de todo, erradique el caos, las guerras y las sanciones económicas que el imperialismo le impone a los pueblos.
La firmeza de nuestros reclamos ante la Corte Penal Internacional por el robo de nuestros activos, la derrota política que sufrió la ultraderecha fascista a partir de los sucesos del tres de mayo, y el heroico esfuerzo colectivo por contener la pandemia, indican que este pueblo asumió a plenitud la consigna que nos dejó el comandante Hugo Chávez: ¡Unidad, lucha, batalla y victoria!
Roy Daza