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1.Feb.2023 / 08:12 am / Haga un comentario

Por Geraldina Colotti, Resumen Latinoamericano.

 

Ian Carlos Torres, filósofo, teólogo y ensayista, representa a Venezuela en el Vaticano. Lo encontramos en Roma, en su oficina, donde, en los pocos espacios libres de una intensa actividad diplomática, se dedica a redactar sus libros. Torres ya ha ocupado misiones diplomáticas anteriores en Italia y conoce bien el país. “Mi relación con Italia – dice – se remonta a los años de mi formación universitaria. Vine a Roma para continuar mis estudios en teología y política internacional. Estudié en la Pontificia Universidad Gregoriana, hasta la especialización en teología bíblica y un doctorado, nuevamente en teología. Me licencié en filosofía en la Universidad Católica Cecilio Acosta de Maracaibo, y luego continué mi formación en teología en Roma”.

 

Una tensión que se refleja en su estudio «La comunidad eclesial de Hechos 2,42-47 como modelo hermenéutico». ¿Puedes explicar de qué se trata?

 

Mi primera publicación en campo teológico fue mi tesis doctoral en la Universidad Gregoriana, publicada en España por la prestigiosa editorial Verbo Divino y por la Asociación Bíblica Española, de la que soy miembro desde entonces. El libro que refieres consta de dos partes. La primera examina un texto bíblico relativo a la experiencia de la primera comunidad cristiana, inmediatamente después de la muerte de Jesucristo. Elegí investigar esta experiencia cristiana primordial, de la que, después de Pentecostés, nació la Iglesia universal y cuyo modelo no se ha agotado. En la segunda parte pretendí transponer la reescritura de este contenido teológico a la realidad actual del mundo contemporáneo, específicamente en América Latina. Un objetivo de la investigación fue proponer, desde un punto de vista epistemológico y teológico de América Latina, una nueva forma de interpretación de la Biblia, con miras a la descolonización de nuestro conocimiento. Una de sus intenciones es proponer una nueva metodología, una nueva epistemología latinoamericana, una nueva forma de interpretación del texto bíblico que contribuya a independizarnos de la propuesta tradicional influenciada por la teología moderna europea, y que cuestione el mundo contemporáneo. Es hora de reconocer que, en América Latina, ya somos una iglesia adulta, ya somos un continente adulto, somos una iglesia y un continente con cédula de adulto, marcado por hitos importantes, plasmados en los documentos del episcopado latinoamericano en Medellín, en 1968, Puebla, en 1983, Santo Domingo, en 1992 y Aparecida, en 2007, y más recientemente en el ideario teológico impulsado por el Papa Francisco. Documentos clave de la teología latinoamericana.

 

Esta frase del arzobispo africano Desmond Tutu, retomada por Galeano, también se aplica a América Latina: “Vinieron. Ellos tenían la Biblia y nosotros la tierra. Nos dijeron: Cierra los ojos y reza. Y cuando los reabrimos, ellos tenían las tierras, nosotros la Biblia”. El Papa Bergoglio, durante los tres congresos mundiales que tuvieron como principal destino América Latina, reconoció el papel de la iglesia en la colonización. Y todavía hoy vemos la agresividad política de las jerarquías eclesiásticas contra el proceso bolivariano. ¿Cuál es su punto de vista sobre este tema?

 

Colonización no es lo mismo que evangelización. Se trata de dos procesos distintos, incluso hasta contrastantes, el primero es político y el segundo es teológico. Lo que sucedió en América Latina durante la Conquista, con sus secuelas de masacres y genocidios, es innegable y ha sido admitido por la propia iglesia universal. En ese siglo, el modelo de iglesia se encontrada muy ligado al poder temporal. En realidad, siempre ha existido una fuerte tensión en el dinamismo de la iglesia: por un lado la iglesia ligada a los intereses temporales de la institución, por otro la iglesia del mensaje evangélico y cristiano. Una doble tensión que se siente ya en el primer siglo del cristianismo, en los testimonios de los apóstoles contenidos en las Sagradas Escrituras, más apegados unos a una naciente institucionalidad de la iglesia y otros a una línea teológica más libertaria, abierta al mensaje misionero de Cristo. Cuando se estudia el periodo pre-republicano de nuestra América Latina, es fundamental leer el rol de la Iglesia teniendo en cuenta esa tensión interna, recordando también cómo algunas congregaciones religiosas como la Compañía de Jesús o los dominicos, ayudaron y defendieron a los indígenas primero y luego a los africanos contra los invasores españoles, oponiéndose a la máquina de exterminio. Esa tensión emergió también en los siglos siguientes, incluso en el proceso independentista. Lamentablemente esa tensión persiste aún hoy, con el rigor de las distancias, en algunos gobernantes locales de la Iglesia católica venezolana y latinoamericana que se oponen a la búsqueda de nuevos caminos para el país y la región. Todos somos venezolanos, la construcción de nuestro país pasa por el diálogo y el reconocimiento mutuo, en esta construcción social entran los partidos políticos, la iglesia católica, las iglesias de otras confesiones, las instituciones públicas y privadas, las universidades, los estudiantes, los trabajadores, los campesinos, todas las fuerzas vivas del país. Afortunadamente también existe la iglesia del ejemplar José Gregorio Hernández, el médico de los pobres. Un joven laico creyente y practicante que ha puesto su vida al servicio de los demás. Es la iglesia de la gran mayoría de los venezolanos, la del pueblo de Dios.

 

¿En qué etapa se encuentran las prácticas para la santificación de José Gregorio Hernández?

 

Habrá sorpresas. En los últimos tiempos se ha producido un nuevo acercamiento entre todas las instituciones del país y también entre el Estado y la Iglesia Católica. La canonización del médico de los pobres, que fue reconocido como beato el año pasado, y que el pueblo celebra desde hace ya algún tiempo en varias partes de América Latina y más allá, ciertamente será una gran alegría para Venezuela. Sería el primer santo venezolano reconocido formalmente por la Iglesia Católica.

 

Uno de los temas del proceso de diálogo con esa parte de la oposición encabezada por Estados Unidos fue el fin de las «sanciones» y la devolución del oro y los activos robados a Venezuela. ¿Cómo percibes esta petición de su observatorio?

 

A nivel diplomático quedó demostrado que cada vez más países han entrado en razón y vuelto a reconocer el gobierno legítimo y constitucional del presidente Nicolás Maduro. Esto es fruto de la política exterior, de la resistencia, de la resiliencia y de la dignidad de los pueblos, es una victoria de la paz, que siempre ha sido nuestra propuesta, así como nuestra respuesta siempre ha sido la de las elecciones. Los diplomáticos somos un ejército de paz, la voz del pueblo venezolano en el contexto internacional. Hemos sido un ejemplo para el continente, que puede aprender de nuestra experiencia para acelerar el ritmo de la historia y evitar lo que nos pasó. Hemos resistido de manera ejemplar las 927 medidas coercitivas unilaterales que se accionaron contra Venezuela del 2015 al 2022, que han impactado nuestra actividad económica, financiera y social, generando el secuestro de alrededor de 30.000 millones de dólares de en el exterior, más de 232.000 millones de pérdidas en ingresos petroleros, la reducción del 87% de la producción petrolera, y seguramente más de 600.000 millones en pérdidas en estos últimos 7 años como impacto negativo en la economía.

 

En la mesa de negociación, el gobierno bolivariano también ha colocado la liberación de Alex Saab. Como diplomático, ¿qué opina del secuestro y deportación a Estados Unidos del enviado especial del gobierno de Maduro?

 

El enviado especial Alex Saab como diplomático venezolano gozaba de todas las garantías del derecho internacional moderno con base en el artículo 14 de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, donde se establecen tales garantías e inmunidad para un Jefe de Misión, así como también en base al artículo 40 de la misma Convención, que incluye el derecho de tránsito, mientras están en tránsito hacia y desde sus puestos, teniendo derecho a un paso seguro, gozando de inviolabilidad personal e inmunidad de arresto y detención. En el caso de Saab se violó también el derecho consuetudinario, esa práctica milenaria de respeto a la institución diplomática, una de la más antigua de la humanidad. Saab, designado enviado especial en 2018, como diplomático tuvo que realizar actividades específicas en el extranjero para ayudar al pueblo venezolano a resistir las «sanciones», importando alimentos, medicinas, combustibles, aún más preciados en tiempos de pandemia. En 2020, en su viaje a Teherán, fue secuestrado en Cabo Verde y, tras sufrir detenciones arbitrarias y torturas, fue deportado a Estados Unidos. Creo que todos los países deberían alzar la voz contra la violación de la Convención de Viena, la cual también fue firmada por los Estados Unidos. Una vulneración que mañana podría afectar a cualquier otra misión diplomática en el extranjero. Espero que el sistema de justicia estadounidense ponga fin a este peligroso precedente.

 

¿Cree que el Papa podría interceder por la liberación de Saab?

 

Estoy seguro de que el Vaticano, en su sabiduría, con su larga experiencia en política exterior, tomará sus decisiones cuando lo estime oportuno y si lo considera oportuno, y hará lo necesario en defensa del derecho internacional y de la institución diplomática como siempre lo ha hecho.

 

Su libro «El poder Moral: Una reinterpretación a doscientos años de Angostura» es particularmente oportuno en el contexto de la discusión parlamentaria para mejorar el cuerpo legal venezolano, y sobre todo en sintonía con los discursos anticorrupción del presidente Maduro. ¿Puedes resumir de qué se trata?

 

Realicé una investigación literaria, lingüística, histórica, filosófica y política sobre el poder moral bolivariano, institución propuesta por Bolívar en 1819 en el Congreso de Angostura para crear un cuarto poder constitucional en Venezuela, junto a los tres poderes tradicionales, legislativo, ejecutivo, judicial. Doscientos años después, la constitución bolivariana contempla 5 poderes públicos del Estado, sumando a los tres tradicionales el poder electoral y el poder ciudadano. Este último es la revisión del poder moral bolivariano. En el libro presento un estudio sobre el poder moral y cómo se implementó en la constitución venezolana de 1999. Una institución muy particular, muy especial, que tiene un gran papel y un gigantesco potencial en la política nacional. El comandante Chávez tuvo la gran intuición, como la tuvo Bolívar, de impulsar el renacimiento social a través de la educación en valores cívicos y patrios. Así lo reiteró Maduro en la Quinta Línea de trabajo para 2023, al reconocer que falta una revolución educativa. Digo que hay necesidad de crear un nuevo organismo a través de una Junta Nacional de Educación, para que se inserte en el actual poder ciudadano, que está integrado por la Fiscalía General, la Contraloría General y la Defensoría del Pueblo. Este cuarto organismo se dedicaría exclusivamente a la revolución educativa de la que habla el presidente. Un organismo encargado de reflexionar, repensar, replantear la educación venezolana, de rediseñar esta nueva estrategia de valores humanos, que son los cimientos de nuestra identidad. En mi libro estaría la base de esta discusión que, este año, podría ser relevante según la Quinta línea de la revolución educativa y cultural de la que habló el presidente. Mi propuesta es profundamente bolivariana, profundamente chavista, profundamente madurista… Junto a Bolívar soñamos que este pueblo además de libre y fuerte, también pueda ser cada vez más virtuoso. La educación es el arma más eficaz para luchar contra la corrupción y para seguir en la tarea constante de la construcción de la felicidad social de Venezuela.

 

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