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18.Abr.2020 / 03:29 pm / Haga un comentario

Foto: Referencial

Por Eduardo Piñate R.

En nuestro artículo de la semana pasada (Covid-19, economía y revolución. Parte I), concluimos señalando que: “La crisis del COVID-19 aceleró y profundizó la crisis estructural y global del capitalismo, de ella surgirá, no sin lucha, un mundo nuevo, basado en relaciones sociales y geopolíticas más justas…” Hoy reafirmamos esa conclusión, a la luz de los datos que aportan organizaciones tan insospechables de izquierda o socialistas como la OIT y la CEPAL. Esta última institución en su informe del 7 de abril de este año señala que: “La crisis llegó en el momento en que la confianza en la globalización y el multilateralismo como herramientas para el desarrollo acumulaba más de un decenio de deterioro”, y más adelante, en el mismo informe, señala textualmente que: “El Coronavirus afectará el número de empleos…y la calidad del trabajo…”, indicando que: “estimaciones de la OIT (2020) indican un aumento del desempleo de entre 5,3 millones de personas y 24,7 millones de personas, con una base de 188 millones de personas desocupadas en 2019. En un escenario “medio” el aumento del desempleo sería de 13 millones de personas”.

Sobre los efectos de la crisis del COVID-19 en América Latina y el Caribe, la CEPAL preveía, antes de la pandemia, que la región crecería 1,3% en 2020 como máximo; pero “los efectos de la crisis ubican hoy el pronóstico en 1,8% del PIB; pero no se pueden descartar escenarios de contracciones entre 3% y 4%, o incluso más”. De acuerdo con el mismo informe, la región latinoamericana y caribeña se ve afectada a través de 5 canales externos, que pasamos a enunciar: 1) la disminución de la actividad económica de sus principales socios comerciales, 2) caída de los precios de los productos primarios, 3) interrupción de las cadenas globales de valor, 4) menor demanda de servicios de turismo, y 5) intensificación de la aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras internacionales.

La crisis del COVID-19, que acelera la crisis del capitalismo, tiene un gran impacto social (salud, empleo, educación, vivienda, seguridad social, etc.) en el continente y en el mundo; ya antes de ella, teníamos verdaderas rebeliones populares en Chile, Colombia, Brasil y otros países de nuestro continente y varios en Europa, con Francia a la cabeza. Todo indica que con la crisis se profundizará la lucha, ratificando la conclusión con la que cerramos nuestro pasado artículo y comenzamos este: Vamos construyendo un mundo nuevo, con relaciones sociales y entre las naciones más justas. Seguimos venciendo.

Caracas, 18 de abril de 2020

 

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