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12.Nov.2015 / 02:34 pm / Haga un comentario

Foto: Misión Verdad

Pública, notoria y comunicacional fue la actitud entreguista de Falcón al mediodía del 12 de abril del año 2002. El para aquel momento alcalde zalamero, abogado, constituyente del 99 y suboficial retirado, no aguantó porque le esperaba una pedida traidora de Luis Miquilena, su mentor ante Chávez. Un Falcón lívido y trémulo mostró su cobardía ante las cámaras de la televisión nacional, declarándose -en medio de su anónima Corte de los Milagros- en retirada y voluntariamente sometido a las órdenes del «nuevo gobierno».

Poco tiempo después Chávez y los chavistas condonamos su oprobio sin echarlo al saco del olvido. El miedo es libre, dijo en acto público el Veguero inmortal, refiriéndose a este personaje de Valle Inclán y su desmadre aquel 12, antes del 13, y entretanto en el Palacio Municipal… «Se desvanecían los alguaciles y chulos del resguardo. En las Casas Consistoriales, llenas de humo, sólo aparecían por raro caso los famélicos chupatintas que se dejan crecer la uña del meñique: aparentaban simpatía por la causa popular, y con falso guiño leguleyo aconsejaban cordura: sórdidos, desgalichados, retuertos, insinuaban tramposos arbitrios convenientes a la defensa de los amotinados si, fallado el golpe, los empapelaban en un proceso. Y, a hurto, echaban un ojo por las ventanas, en avizorada espera de que asomase la Guardia Civil».

Todavía no se entera Baby Doc Miquilena que «El reinado isabelino fue un albur de espadas. Espadas de sargentos y espadas de generales. Bazas fulleras de sotas y ases», y desde entonces insiste en su esquizoide apetencia: presidir la República Bolivariana de Venezuela insinuando tramposos arbitrios a su conveniencia, dándoselas de tribuno y de estadista, jugándole quiquirigüiqui a otros tribunos hechos los pendejos, que a hurto le echan un ojo a las ventanas imperiales en avizorada espera de que cumplan el ridículo Decreto Obama.

Falcón se pasea de la mesa al comedor de la MUD con su discurso de conciliación arrogante, perdonavidas: concilien ustedes, chavistas-comunistas del carajo, que después de La Salida los condenamos nosotros.

Alguien, el sionismo quizás, ha convencido al Uribito de la calle 24 de que tiene el sartén por el mango, y con él atiza a sus exconvives en la paraquera, Gómez Sigala y Alfredo Ramos. Alguien, el Likud tal vez, le pinta pajaritos preñaos al pran de Transbarca y éste se los cree, porque de que es bolsa es bolsa, pero sirve de parapeto y es capaz de cualquier cosa en su torpe resistencia a la fatalidad que le señalan la historia y el devenir político, siempre y cuando no le sigan alfombrando claveles a su paso las Casandras de siempre, las mismas del puntofijismo, especializadas ahora en magnificar el mínimo error de Maduro, cualquier desacierto de nuestra Revolución Chavista Socialista, mientras complementan el ataque constante realzando falacias progresistas como opción tipo Tercera Vía, ese ruido discursivo que dispara el retorcido imaginario de los ambiguos de todos los tiempos, los que silencian el análisis, blanden el subjetivismo criticón y mediante ello confiscan espacios mediáticos para su autopromoción mientras dejan pasar y dejan hacer, a las ultras de derechas e izquierdas.

Falcón es muy peligroso. Siempre lo ha sido y Hugo Chávez lo pilló. Es como la serpiente coral, que tiene dos versiones: la falsa y la venenosa, aunque no lo aparente con sus camisitas rosadas y sus cachuchitas de Cardenales de la godarria larense, protagónicos de La Carmonada. Baby Doc Miquilena no tiene otra oportunidad, es ahora o nunca, sus orígenes in vitro no requieren semiólogos: se dejó iluminar de golpe y porrazo por los crepúsculos de la aurora larenses, ahora le echa la culpa a la Divina Pastora y en contrición al revés, le erige un oneroso y monumental esperpento; en 2001 presidió con boato la Asociación de Alcaldes, instancia impuesta por el FMI en el marco geoestratégico descentralizador; en funciones de gobernador electo por el chavismo, fundó el partido REF (Revolución Eficiente) para captar, a su favor, al electorado antichavista; luego se aferró «a la urgencia de propiciar la reconciliación nacional y el diálogo constructivo» para negociar con el Grupo Polar, y amparar la guarimba estudiantil desatada en Barquisimeto y Cabudare, sede de las dos universidades privadas que financiaron el saldo de muertos, heridos y destrucción de bienes públicos; tuvo de teloneros chupavotos nada más y nada menos que a Ismael García, a Andrés Velásquez, y a Liborio Guarulla.

Henri Falcón no tiene salero para tongoneos, siempre se le ve el bojote (cómo se le vio a su Honorable esposa en el folletín Caras, versión guara de la revista Hola, luciéndose en el Palacete donde habita la pareja Real); pero algún misterio guarda cuando algunos hacen como que no se percatan. Ojo con él, con su corretaje paramilitar. Fue expulsado del Psuv por faccioso e inmediatamente reincorporado, diluyéndose los por qué en la leyenda de su triunfo cantado de antemano.

Sin poseer los atributos del manual del buen candidato -ni a demagogo llega porque no tiene con qué-, Henri Falcón se dio el tupé de mandar pal carajo al partido más poderoso de la Venezuela representativa del siglo XX y de la Venezuela participativa del siglo XXI, además, es un caso sui géneris de flagrancia impune y reincidente; en medio de la guerra económica que nos desangra literal y metafóricamente, Henri Falcón declara, donde y cuando le da su plebeya gana y sin que ninguno de sus anfitriones mediáticos le contradiga, que el gobierno del presidente Nicolás Maduro, es el único y exclusivo responsable de la «crisis económica» que inspira la injerencia y amenazas de Obama, con las cuales no concuerda pero justifica. Mosca, que el tipo se las trae. No lo olvidemos.

En la impunidad para decir y para hacer, o aparentar que hace, radica su fortaleza y la de sus titiriteros, quienes mueven sus hilos deben también mover los cables invisibles de las minas antiChávez, antiMaduro, antidecencia, antipatria, antisocialismo y proimperialistas, sembradas en las entrañas del Psuv y de la revolución venezolana.

Cuidado con ese tipejo en esta hora de conspiración siniestra contra Venezuela. El proceso penal venezolano derogó la noticia criminal y en su defecto instituyó la actuación de oficio, en consecuencia, el Poder Judicial, la Fiscalía General, el Poder Ciudadano, tienen la obligación de actuar; indicios sobran, las pruebas están a la orden.

Transbarca apenas es un lugar común: un iceberg.

Misión Verdad

 

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