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27.Oct.2015 / 08:22 am / Haga un comentario

Foto: Archivo

Las calles de Buenos Aires, Argentina, no fueron las mismas después del trágico anuncio del 27 de octubre de 2010, cuando el pueblo salió y colmó sus espacios, se reunió alrededor de la Plaza de Mayo y a las afueras de la Casa Rosada –sede de Gobierno–, y por varias cuadras, mucho más allá del Obelisco, cientos de miles de ciudadanos esperaron para darle el último adiós a uno de sus máximos líderes, Néstor Kirchner.

Hace 5 años, las rejas que custodian la Casa Rosada se bañaron de lágrimas y sostuvieron el dolor del pueblo argentino, que peregrinó por las calles bonairenses hasta llegar a la Galería de los Patriotas Latinoamericanos de la sede de Gobierno, donde se realizaron los actos velatorios de Néstor, quien falleció a causa de problemas cardíacos en su residencia en El Calafate, en la región de la Patagonia.

Estas rejas fueron el muro de fuerza de aquellos que consideraron a Kirchner más que un simple ex Presidente, un padre. «Lo más grande que tuvimos después de (Juan Domingo) Perón», expresaban los ciudadanos al dejar flores, banderas, cartas, fotografías y carteles.

«Néstor, el verdadero pueblo te llora. Gracias por sacarnos de las tinieblas»; «Fuerza Cristina, Néstor vive en nuestro corazón»; «Tu partida nos duele, pero tu legado quedará por siempre»; «No se ilusionen… Mamá es una leona!», eran los mensajes para despedir a Néstor, pero también para darle ánimos a la presidenta y esposa del líder, Cristina Fernández.

Durante los actos velatorios, que duraron dos días y en los que se estiman entraron 2.500 personas por hora, alguien le gritó a Cristina: «no te caigas ahora». La mandataria, con un simple gesto, afirmó que no lo haría, y sin duda la fuerza de su pueblo fue una ayuda vital para continuar con el legado de Kirchner.

Personas de todas las edades, pero sobre todo jóvenes, se acercaron para dar las gracias al hombre que inició un cambio en la República Argentina, quien al asumir la Presidencia se encontró con un país en crisis, con profundos daños sociales y con un pueblo que dejó de creer en la política.

Se busca un líder

En 2001, Argentina estaba sumida en una profunda crisis con el abrupto final del Gobierno de Fernando de la Rúa, quien gobernó desde 1999 reemplazando el mandato de 10 años de Carlos Menem. En ese momento los medios argentinos usaban frases para describir la situación de la nación como «concentración económica», «exclusión social» y «relaciones carnales con los Estados Unidos», eco que en esa época se repetía en todo el bloque sur debido a los Gobiernos de derecha que imperaban en la región, caracterizados por la defensa de los intereses capitalistas y neoliberales en detrimento de sus pueblos.

Los cuatro años de mandato de De la Rúa se vieron reducidos a la mitad debido a los recortes salariales, de jubilaciones y de educación. Además, las reservas monetarias estaban en rojo luego de la fuga de miles de millones de dólares. Y el 30 de noviembre de 2001, una medida económica congeló los ahorros de todos los argentinos, quienes solo podían retirar semanalmente hasta 250 pesos.

Represión y violencia son las mejores palabras para describir los últimos días de Gobierno de Fernando de la Rúa. Tras su renuncia, Argentina vivió la sucesión de cinco Presidentes en tan solo 10 días, hasta que Eduardo Duhalde llegó a la Presidencia, a principios de 2002, en medio de un fuerte incremento de la desocupación y con el país en cesación de pagos. Duhalde, quien debía terminar su mandato en diciembre de 2003, llamó a elecciones anticipadas para entregar el cargo en mayo de ese año.

El 27 de abril de 2003, Néstor Carlos Kirchner –quien ya tenía una amplia carrera de 10 años como gobernador, era abogado de profesión, militaba en el partido justicialista, integraba las filas peronistas y tenía una sólida postura de centro izquierda– se enfrentó con Carlos Menem en una primera vuelta electoral, donde obtuvo tres puntos menos que este.

Para la segunda vuelta, los 25 puntos de Menem frente a los 22 de Kirchner quedaron diluidos, las encuentas anunciaban un repunte poderoso de Néstor, mientras su principal contendor quedaba con la misma cantidad de votos. Menem desistió a una segunda contienda electoral, quizás por saberse perdedor o por querer sabotear el mandato del nuevo Presidente, quien asumió el 25 de mayo de 2003 hasta diciembre de 2007, cuando le entregó la Presidencia a Cristina con más del 50% de aceptación.

Néstor, el primer Presidente oriundo de la Patagonia, caracterizó su mandato por el cambio de la realidad política argentina. El Estado tenía mayor presencia y autonomía en el plano económico, y se impulsó la ampliación de políticas sociales, entre ellas aumentos salariales y pensiones de jubilación.

Además, Kirchner reabrió los procesos judiciales contra los dirigentes de la dictadura militar de Jorge Rafael Videla (1976-1982), que habían sido cerrados abruptamente durante el mandato de Menem con el fin de «conciliar la nación».

El kirchnerismo se caracteriza también por la profundización de los derechos individuales, como la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, marcando tendencia en el resto del continente.

Al llegar a la Presidencia, Néstor se encontró con una tasa de desempleo de 45%, un indicador que en 2007 se encontraba cerca de 8%; además, la pobreza se redujo del 47% al 23% y la indigencia retrocedió de 20 a 8 puntos porcentuales. Asimismo, el salario mínimo pasó de 200 a 980 pesos, un incremento del 380%, y las pensiones mínimas subieron de 150 a casi 600 pesos.

Otro de los grandes logros de su mandato fue la negociación, en 2003, de una reprogramación de las obligaciones para los siguientes tres años con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre otros. Kirchner dejó claro en la mesa de negociaciones con el FMI que el ritmo de pago de la deuda comenzaría a depender del nivel de crecimiento del país, dando prioridad al desarrollo económico y la igualdad social.

El primer canje de la deuda se realiza en abril de 2005. Argentina renegocia 81.800 millones de dólares y logra una adhesión de 76,15% de sus acreedores, el resto mantiene sus reclamos. En 2006, la nación suramericana logra cancelar su deuda con el FMI y concreta un pago anticipado de 9.530 millones de dólares, un pasivo contraído entre enero y septiembre de 2001, con vencimientos programados hasta 2009.

Además, según datos del FMI de 2013, Argentina experimentó en la última década una reducción de 73% de su deuda externa respecto al Producto Bruto Interno (PIB) y resultó ser el país con mayor nivel de desendeudamiento del mundo. Se destaca, también, que de acuerdo al ritmo del crecimiento del producto bruto de la Argentina, en cinco años, la relación deuda/PBI será aún menor y bajará a 40%.

Siempre grande

Las transformaciones vividas por la sociedad argentina desde 2003, más que ser las mejoras de unos indicadores, eran la concreción del proyecto de justicia social que Kirchner labró. En su discurso ante el Congreso al tomar la Presidencia de Argentina expresó: «Vengo a proponerles un sueño; reconstruir nuestra propia identidad como pueblo y como nación, vengo a proponerles un sueño que es la construcción de la verdad y la justicia, vengo a proponerles un sueño que es el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Estoy convencido de que en esta simbiosis histórica vamos a encontrar el país que nos merecemos los argentinos».

Y ese compromiso con la construcción de una nueva senda para Argentina acompañó al líder argentino en todos los espacios donde estaba abierto el debate. En la edición de la Feria del Libro de Argentina celebrada en 2005, por ejemplo, Néstor recitó una poesía del escritor Joaquín Areta, en la que pedía que lo recordaran sin llorar:

Quisiera que me recuerden

Quisiera que me recuerden, sin llorar, sin lamentarme.

Quisiera que me recuerden por haber hecho caminos, por haber marcado un rumbo,

porque emocioné su alma, porque se sintieron queridos, protegidos y ayudados,

porque interpreté sus ansias, porque canalicé su amor.

Quisiera que me recuerden junto a la risa de los felices, la seguridad de los justos, el sufrimiento de los humildes.

Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores, con compresión por mis debilidades, con cariño por mis virtudes.

Si no es así, prefiero el olvido, el más duro castigo por no cumplir con mi deber de hombre.

El 27 de octubre de 2010, miles de argentinos se movilizaron para ratificarle que no sería un hombre destinado al olvido. El rumbo, como reza el poema, ya estaba marcado para ellos al contar con una patria que protege sus derechos y el respaldo de países como Ecuador, Bolivia, Brasil, Cuba y Venezuela en el sueño de la patria grande de Simón Bolívar y de José Martí, que también fue el sueño Hugo Chávez y de Néstor.

AVN

 

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