I Congreso Extraordinario
Foro Transición al Socialismo

Ponencia de Elías Jaua
Miembro de la Dirección Nacional del PSUV
Vicepresidente Ejecutivo de la República

Escuela Venezolana de Planificación
Sábado, 20 de marzo de 2010

Yo creo que Rodolfo Sanz abundó bastante en algunas consideraciones que compartimos y otras que son para el debate. Se nos pide que hablemos del tema de Transición al Socialismo.

Primero, antes de hablar de la transición quiero al menos decir que lo que yo considero es la transición y hacia qué es lo que vamos, al socialismo; porque primero hay que saber qué es lo que vamos a transitar y después a dónde vamos a llegar; por si acaso, la transición para unos y para otros tiene un distinto lugar de llegada.

En primer lugar, la transición es, en términos semánticos, estrictamente pasar de un modo a otro modo de ser. En este caso, pasar del modo de ser capitalista al modo de ser del socialismo. Y la transición, como bien lo apuntaba Rodolfo, es necesaria y ha sido así en todos los experimentos o todos los procesos de intentar construir el socialismo. Incluso en Cuba hoy se sigue hablando de la transición al socialismo. No es posible pensarla de otra manera; o en términos gramscianos, la construcción de una hegemonía que no es otra cosa que la orientación ética y política de la sociedad de unas formas ideológicas y de unas estructuras ideológicas a unas estructuras de producción a otras, y que se construye porque nadie, por decreto o en una Constitución o en una Ley, dice: “La sociedad socialista”, y nosotros vemos cómo del pavor que le tenía la sociedad venezolana a la sola palabra socialismo, hoy podemos encontrar en las mediciones de opinión que el 50% dice que prefiere el socialismo; al menos le hemos perdido el miedo a la palabra y eso es parte de  la construcción de la hegemonía que se da en los símbolos, en los signos y en la semántica también.

A veces uno quiere decir que todavía en el seno de la sociedad venezolana no está consolidada la hegemonía socialista, como modo de ser. Pero ya la gente la identifica y la apropia como referente político-ideológico y, sobre todo, por la gran capacidad pedagógica y la gran capacidad comunicacional del comandante Presidente Hugo Chávez Frías. Entre ese 50 o 60% que incluye además hasta a los empresarios privados, que dice que no le tenemos miedo al socialismo hay que ponerse a hurgar a ver cuánto socialismo hay en esos 13 millones de venezolanos y venezolanas. Eso es parte del debate y de la construcción de una hegemonía en lo político, en lo ideológico, en lo cultural y en las estructuras de los medios de producción.

Ahora, la transición sí es importante y hay que distinguirla de las tesis gradualistas y espontáneas que hablan de que el capitalismo llegará a un nivel de desarrollo en el cual se convertirá al socialismo. Esa es la izquierda reformista la que ha planteado históricamente eso para mediatizar la necesidad de hacer entender a las mayorías populares que el socialismo, como dijeron varios compañeros militantes fundadores de la Liga, se construye peleando, no es que llega por generación espontánea; se construye en la práctica, se construye es peleando y se construye es descomponiendo la hegemonía capitalista y edificando, construyendo la hegemonía socialista, en la práctica. No es un acto espontáneo ni es un acto gradual del propio capitalismo. Tiene que ver, en primera instancia, con la necesidad de que las mayorías populares y revolucionarias se apropien del poder político.

No hay revolución si las mayorías populares, a través de un partido o a través de un líder como el caso nuestro, no se apropia de espacios importantes del poder político para comenzar el proceso de deconstrucción de la hegemonía capitalista, porque hay muchos movimientos sociales, alterpoder y no sé qué, que hablan de que el poder no es importante, el Estado no es importante, lo que hay es que destruir el Estado desde abajo. Bueno, pasarán toda la vida esperando que el Estado Burgués se desmorone y que los movimientos y los foros sociales de cada año, y unas pintas por aquí y desnudarse por allá, y pintarse de azul en no sé qué cumbre, va a hacer que el socialismo se construya.

Si el pueblo no se apropia a través de su vanguardia de las estructuras del poder político, no habrá construcción del socialismo; y yo creo que ese es el primer paso importante que ha dado la Revolución Bolivariana liderada por Hugo Chávez, ir asumiendo y la llegada al poder político no fue el 06 de diciembre de 1999, no, hasta apenas ahí llegó Chávez a Miraflores, o el 02 de febrero del año 2000, no, la construcción ha sido palmo a palmo y ha sido una batalla contra la oligarquía.

La lucha por Pdvsa y el control del ingreso nacional petrolero, ¿Qué significó? Bueno, todo el año 2001 y 2002, con un pueblo en combate por recuperar la herramienta estratégica para pensar en la construcción del socialismo en Venezuela y que es el control por parte del Estado Revolucionario y del pueblo, del ingreso nacional petrolero sin el cual aquí no se puede pensar en absolutamente nada, porque si el ingreso nacional petrolero sigue en manos de la oligarquía no es posible construir los nuevos espacios de hegemonía socialista. Así lo entiendo yo humildemente.

De manera que nosotros sí defendemos, junto con el Presidente Chávez, la tesis de una transición al socialismo. No es el gradualismo del reformismo, pero sí es la construcción de una hegemonía en la realidad, no en las elucubraciones teóricas sino en la realidad de una hegemonía socialista sobre los medios de producción, sobre los medios de distribución, y sobre los contenidos culturales e ideológicos y simbólicos de la sociedad, lo que permitirá avanzar en la construcción de una sociedad socialista y mucho más allá porque yo sí lo creo así, del comunismo. Mucho más allá, que no será una tarea de esta generación biológicamente imposible; pero la única manera de crear unas condiciones para avanzar hacia la sociedad sin clases, es efectivamente la construcción real de poder y hegemonía socialista, y ésa es una batalla no sólo contra la oligarquía sino contra nuestros propios demonios, contra nuestras propias desviaciones que como sociedad culturalmente estamos impregnados. (Aplausos)

Entonces, ¿Ahora esa transición hacia dónde va? ¿Hacia dónde queremos llegar? Porque hablamos de transición pero ¿a dónde es que queremos llegar? Vamos a salir de aquí y ¿a dónde vamos a llegar? Bueno, vamos a llegar, y esta generación va a contribuir a que otras generaciones lleguen, a que la propiedad sobre los medios de producción, distribución y los factores de producción estén en manos de la sociedad, sean recuperados por la sociedad que es la propiedad social, porque la propiedad privada en su origen semántico es precisamente qué, privar. ¿Qué hace la Polar? Nos priva a los 30 millones de venezolanos y venezolanas de las máquinas, los medios, los instrumentos, los camiones, para poder producir y distribuir un producto esencial que es la materia prima para alimentarnos. La sociedad fue expropiada de los medios por un monopolio que es la Polar, nos privó de tener los medios para producir los alimentos que nos hacen vivir. Los terratenientes nos privaron de las tierras para producir los alimentos que necesitamos comer.

Por eso no se puede pensar en socialismo si los factores y los medios de producción y distribución no están en manos de la sociedad en su conjunto. (Aplausos)

No de un grupo corporativo de trabajadores, hay que tener mucho cuidado con eso, porque hay gente que se escuda tras el discurso del socialismo para defender los intereses corporativos de ciertas vanguardias de trabajadores, etcétera, y decir “No, la propiedad social es de estos 3 mil trabajadores que están aquí y eso se traduce en que tenemos que obtener utilidades, bonos, etcétera.” No, la propiedad social es que los medios con los cuales se producen los bienes esenciales para que la vida humana sea plena, sean de la sociedad y estén al servicio de la satisfacción de las necesidades de la sociedad. De eso se trata cuando Hugo Chávez, y cuando todo el historial teórico que Hugo Chávez recoge, habla de propiedad social.

De manera que desde mi posición, lo voy a repetir, el camino hacia la transición es efectivamente lograr que en el corto, mediano y en el largo plazo la sociedad venezolana recupere el control sobre los factores y los medios de producción. No puede haber socialismo si los medios de producción para la satisfacción de las necesidades fundamentales de los seres humanos y del desarrollo estratégico de una nación, continúan en manos de los sectores privados y mucho más si éstos son monopólicos.

En el socialismo no puede haber Mendoza controlando el 70% de los alimentos en Venezuela; en el socialismo la producción de los alimentos y su distribución la controla el pueblo en su conjunto, el pueblo como sujeto político. (Aplausos) Y la producción del vestido y la producción de los materiales para construir las viviendas en las que vive la gente y de los medicamentos, tienen que estar bajo control social del pueblo como colectivo, como sujeto político.

Eso es importante para hablar de socialismo desde Marx y para hablar de socialismo desde Chávez, que lo ha comprendido perfectamente, lo demás es que algunos creen que “no, el socialismo español, el socialismo chileno” no, eso es socialdemocracia de la peor. El socialismo europeo es una caricatura burda del socialismo auténtico que nosotros queremos construir. Por eso nadie debe equivocarse al respecto. (Aplausos)

Ahora, la propiedad social y aquí hay gente que muere y cree que solamente con que el Estado expropie los medios de producción llegamos al socialismo. La Unión Soviética lo hizo y no llegó al socialismo, se quedó en el camino, se derrumbó. El control social de los medios de producción es una condición para, porque el viejo Marx lo deja claramente escrito en los manuscritos económicos y filosóficos, el meollo del asunto es la división social del trabajo y esa era la discusión que traíamos Rodolfo y yo en el avión, es la división social del trabajo, es la recuperación del control obrero sobre el saber hacer, cómo, cuándo, quién y para qué se produce. Esa es la liberación del trabajo como un hecho humano, sin eso no habrá socialismo, sin eso habrá lo que hubo en la Unión Soviética, un estatismo que asfixió y terminó asfixiando la consigna de los bolcheviques: “Todo el poder para el pueblo, todo el poder para los soviets”. Terminó siendo todo el poder para la burocracia estatal, todo el poder para la burocracia de las empresas estatales, expropiadas, recuperadas, pero donde no se construyó el socialismo.

Ahora, eso es una transición porque el control obrero no es que yo soy dueño de la fábrica, como aquí lamentablemente algunos sectores sindicales creen o como algunos teóricos del socialismo opinadores de columnas y de páginas web creen. Creen que el control obrero es apropiarse de las fábricas para ponerlas al servicio de una corporación, no, el control obrero es recuperar la posibilidad de la sociedad de disponer de los medios de producción y de las formas de producción para satisfacer las necesidades. El control obrero es garantizar que cada empresa que recupere el Estado esté al servicio del pueblo venezolano, de que le llegue la comida, de que le lleguen los zapatos, que le llegue la ropa, que le llegue todo lo que necesita para vivir con dignidad y con justicia. (Aplausos).

No es para que a final de año, ya aquí el control obrero decide que vamos a tener más cestatickets este año o el bono, esas desviaciones las hay, afortunadamente cada día más aisladas, pero influyen y confunden y atrasan el proceso de apropiación de la conciencia de las grandes masas de trabajadores y trabajadoras que están muchas veces por encima de sus llamados líderes sindicales o de los llamados teóricos de izquierda que profetizan y pontifican en columnas aquí y allá.

Entonces, la eliminación de la edición social del trabajo es fundamental para decir que vamos hacia el socialismo. Ahora, esa es la gran batalla, expropiar medios de producción para un Estado fuerte como el que ha logrado construir Hugo Chávez Frías, ya no es un problema; recuperar tierras, ya no es un problema, los latifundistas están rendidos, pues; expropiar fabricas, ya no es un problema. El problema es cambiar las relaciones de producción que se generan de la división social del trabajo jerárquico que impuso el capitalismo; esa sí es la gran tarea revolucionaria hoy día al interior de todas las fábricas recuperadas por el Estado; y la conciencia clara de la clase, de la clase obrera como sujeto político, porque no todo el mundo es clase obrera, para ser clase obrera hay que tener conciencia de clase; si no, uno es un simple trabajador, compañeros y compañeras; porque aquí hay gente que tiene una clase obrera idealizada aquí en la cabeza.

La clase obrera de la Revolución Bolivariana y Socialista hay que construirla; ahora, construirla con los trabajadores y las trabajadoras; pero, para ser clase obrera hay que ser consciente de que los medios de producción están al servicio de la sociedad y que el trabajo como valor tiene como finalidad última producir bienes y servicios para satisfacer necesidades humanas.

Recuperar el valor del trabajo, no como un hecho mercantil, como lo convirtió el capitalismo, sino como un hecho profundamente humano, donde el hombre y la mujer ponen su pensamiento, su subjetividad en función de elaborar un producto; y pone sus células, y pone su sangre y pone su sudor. El hombre o la mujer que hizo este micrófono, este micrófono es trabajo humano objetivado, así lo decía el viejo Marx. ¿No, Rodolfo? En este micrófono hay pensamiento de un hombre o de una mujer, en este micrófono hay células de los hombres y las mujeres que ayudaron a diseñarlo y a fabricarlo.

Esto es el trabajo, esto es el ser humano objetivado ¿Para qué? Para producir, no para que alguien se enriquezca como se enriquece seguro el que vende estos micrófonos, sino para lograr que nos comuniquemos los seres humanos. Eso es recuperar la esencia que este micrófono no sea para que alguien se llene los bolsillos y acumule capital, sino para que sirva para que los seres humanos no podamos comunicar. Esto es trabajo humano, como lo es esta mesa, como lo es esta botellita de agua, es así de simple. El valor del trabajo humano es producir bienes y servicios para satisfacer necesidades; es el hombre, es su subjetividad, su carne, su sangre, su alma y su espíritu puesto al servicio de que los seres humanos vivamos con dignidad y con bienestar.

Entonces, eso es un elemento fundamental de socialismo, la recuperación del valor del trabajo como subjetividad humana concretada en bienes y servicios que ayuda a que los seres humanos vivamos con dignidad, con bienestar, con calidad de vida.

Y ese valor, era a lo que se referiría Rodolfo, ciertamente –y aquí vamos a tener una diferencia, Rodolfo, sobre el tema del plusvalor. Ese valor que genera el trabajador y que se apropia el capitalista, porque la ganancia del capitalista no se origina en el mercado, se concreta en el mercado; la ganancia del capitalista, y por eso hay que decirlo claramente, toda ganancia capitalista es un robo, aunque, bueno, en la transición tengamos que decir que hay empresarios serios, aunque a algunos eso le moleste; pero ciertamente, todo capitalista es un ladrón del trabajo humano. No hay capitalista que no sea un ladrón, no lo puede haber, porque el origen de su acumulación está en el valor que le roba al trabajador por encima de lo que le paga.

Voy a poner un ejemplo vulgar, no es el mejor ejemplo, no soy un teórico para explicarlo con claridad, pero así lo entiendo: Si a un trabajador le pagan 1.000,00 bolívares por trabajar 8 horas y ese trabajador produce en las primeras 4 horas de trabajo 1.000 pares de zapatos que equivale cada uno a 1,00 bolívar, y que cuesta 1.000 bolívares; eso quiere decir que en las primeras 4 horas de trabajo él recupero el valor por el cual vendió su fuerza de trabajo al capitalista.

Supongamos que en las otras 4 horas él produce 1.000 pares de zapatos mas, ésas no se les está pagando el capitalista. Allí es donde nace la ganancia del capitalista que luego éste convierte en el mercado; bueno, le pone precio, le fija, le agrega lo que en publicidad llaman la plusvalía, por la marca, por el sitio donde se vende, etcétera; pero realmente la plusvalía del marxismo es ese momento en que el capitalista se apropia de un trabajo que ni siquiera pagó, que él convirtió en mercancía, paga un pedazo, pero luego le roba al trabajador porque no le paga ni siquiera el resto de la producción.

¿Cuál es mi diferencia contigo, Rodolfo? Que en el socialismo, si bien el trabajador sigue generando valor, ese valor es producto –y esa es una discusión que dieron los polacos, los polacos con fuerza, sobre todo Kalecky, donde habla de que se convierte en plusproducto, porque eso que hace el trabajador ya no va a aumentar o no se va a convertir en el origen de la acumulación de capital sino en más productos para el pueblo y que pudiera ser en realidad el trabajo voluntario del que tanto hablamos; que más allá de lo que a tí el Estado socialista –en la transición estamos hablando– te pueda pagar o tú puedas producir más para que el pueblo tenga más.

Y es allí donde hay que dar los debates del socialismo que nosotros queremos construir, porque eso fue un largo debate en la Unión Soviética. En el socialismo ¿Quién se apropia del plusvalor que se genera?

Entonces, o nos apropiamos socialmente a través de que tenemos más producción o nos apropiamos socialmente a través de la creación de diversos fondos, que es lo que ha hecho el Presidente. La apropiación de la renta petrolera hoy es más social, no es que es totalmente social, es más social, porque PDVSA tampoco es que es socialista, es más social. Esto lo hemos hablado con Rafael, por eso lo digo públicamente, es más social. ¿Por qué? Porque el jefe de este Estado rentista y petrolero ahora agarra parte de esa renta y la convierte en fondo que van a la Misión Barrio Adentro, a otras misiones, a los créditos de agricultura, etcétera, etcétera. La CANTV hoy, sus excedentes van a un fondo con el cual se financia socialmente.

Es decir, es la transición. Así es la transición, para los que dicen que aquí no ha pasado absolutamente nada; y dicen que es un socialismo de caricatura o socialmercado –no sé cuántas cosas se puedan inventar– niegan el hecho de que hoy las empresas en manos del Estado venezolano que transitan hacia la propiedad social, generan los fondos con los cuales, más allá de los sectores corporativos, trabajadores y gerentes que en esas empresas trabajan, generan fondos para poder avanzar en la construcción de un conjunto de relaciones sociales al interior de la sociedad venezolana que garanticen la plena gratuidad de la educación, la plena gratuidad de la salud, etcétera.

Porque esos son temas que hay que dar, el Estado Socialista ni siquiera puede hablar de que está en una transición, cuando hay venezolanos y venezolanas que tiene que pagar por su derecho a la salud, o a la educación; o peor aún, que el Estado venezolano tiene que pagar para que sus trabajadores tengan derecho a la salud, porque somos nosotros los que mantenemos las estructura privada de la salud en Venezuela, por ejemplo.

Esos son debates buenos que habría que dar y que hay que dar y que tenemos que hacerlo, ante simplemente hacer ejercicios teóricos, etcétera. Vamos a deconstruir el sistema de seguros privados que han montado las grandes empresas estatales venezolanas.

Vamos a debatir eso si vamos a hablar de socialismo. Es allí donde está el debate central de lo que nosotros tenemos que dar.

Sobre estos elementos es desde los cuales humildemente yo concibo la transición, y que en una transición intervenida no sólo por la voluntad de que vamos a transitar nosotros, sino intervenida por un conjunto de variables políticas internas y hexógenas que nos llevan a avanzar a veces a un paso más rápido, a veces a desacelerar, a veces a buscar caminos intermedios, para hacer viable la preservación del poder político en Venezuela por parte de las fuerzas revolucionarias ¡porque aquí hay gente que cree que se puede hacer revolución si nosotros salimos del Estado y si Chávez no está al frente de Miraflores! ¡Vaya pendejada esa! (Aplausos).

Entonces, pretenden llevar muchas veces a Chávez a un barranco. Afortunadamente Chávez sabe llevar el pulso de este proceso y lo ha sabido llevar y no se deja caer en provocaciones ni de la derecha ni de la supuesta ultraizquierda purista y principista.

Nosotros tenemos que reivindicar el ser de izquierda y demostrar que el ser de izquierda es una condición de conciencia superior que nos permite entender la necesidad de viabilizar el proyecto político que lideriza Chávez. (Aplausos).

Yo no soy de los que satanizo ninguna posición que venga de la izquierda. Yo respeto profundamente a todos los compañeros de la izquierda. Ahora, lo que uno sí quiere es que se debata con honestidad intelectual y con honestidad política, porque aquí hay gente que desde la izquierda no creen en Chávez, aun cuando está dentro del Partido Socialista Unido de Venezuela, pero no tienen en coraje de debatir directamente con Chávez sus diferencias, y entonces se ocultan tras bambalina, etcétera y disparan por aquí y por allá.

No, vamos a dar un debate intelectualmente honesto para poder unificar nuestros criterios hacia cuál socialismo queremos construir.

¿Cómo es que hay gente de izquierda que no es capaz de ponerse a debatir con la clase obrera sobre lo que significa control obrero? ¿Cómo es que hay gente de izquierda que sí sabe lo que es control obrero, prostituye el control obrero bajo las banderas reivindicativas muchas veces justas, pero otras veces irrealizables e inviables?

Con eso lo que están es desprestigiando y restándole seriedad a los planteamientos históricos de la izquierda revolucionaria, cuando convertimos las banderas históricas del socialismo en banderas para crear clientelas políticas, para crear grupitos aquí y allá, para construir nuestro verdadero proyecto socialista que vendrá después de Chávez, porque así hablan muchos grupos. (Aplausos).

Y hay que decirlo aquí en el Congreso, y por eso lo digo así con toda propiedad, porque uno calla muchas veces calla, calla porque uno nunca va a salir a dar un debate a dar muestras de división, y además porque más allá de mi persona, Elías Jaua, y lo que yo pienso, tengo cargo que responden a una disciplina y a una responsabilidad frente al Presidente y frente al país, pero no siempre los he tenido, ni siempre los voy a tener, y cuado deje de tenerlo quiero encontrarme con muchos compañeros para que dabatamos cara a cara sobre práctica revolucionaria, ética revolucionaria e ideología revolucionaria. (Aplausos).

Entonces, la transición al socialismo es una construcción, una batalla ideológica permanente. No es una transición. Y como decía Marx en la Comuna de París: “Es praxis revolucionaria, es una práctica revolucionaria.” Pasar del modo capitalista al modo socialista implica un debate permanente en los terrenos éticos, culturales, políticos, económicos y sociales, pero sobre todo –y vuelvo a tomar la frase de los compañeros de la Liga Socialista– el socialismo se construye peleando. Porque aquí hay gente que escribe, pero yo nunca los he visto tomando una fábrica para expropiarla. Porque aquí hay gente que escribe y yo nunca la he visto acompañando a unos campesinos a tomar unas tierras contra los terratenientes. Aquí hay gente que escribe y yo nunca la he visto decomisando un kilo de azúcar a los especuladores, y el pueblo tiene poder para hacerlo porque está consagrado en las leyes.

Entonces ¿cómo es la transición al socialismo? Escribiendo o peleando con el pueblo en la calle ¡carajo! ¿Cómo es que se construye un socialismo?

Entonces, compatriotas, para ir culminando con estas humildes opiniones y como dije, aquí está hablando Elías Jaua, aquí no está hablando el Vicepresidente, aquí está hablando Elías Jaua lo que piensa y lo que siente toda la vida. (Aplausos).

(El público grita consignas)

Nosotros tenemos un gran papel pedagógico, nosotros tenemos que reivindicar la izquierda revolucionaria, reivindicar las banderas históricas del socialismo. Y cuando hablamos de control obrero, yo me la juego con los trabajadores del Central Azucarero Venezuela, que el dueño se fue para el carajo y ellos duraron tres meses trabajando sin cobrar, operando el central azucarero, hasta que nosotros llegamos.

Pero que a mí no me vengan a hablar de control obrero para proteger a ciertos sectores sindicales que, por ejemplo, las empresas automotrices tenían el negocio de los cupos de los carros. ¡Eso no es control obrero nunca, ni socialismo, carajo! Que no me vengan a caer a cuentos con esa vaina, o que no vengan a hablar de control obrero quienes defienden, ni siquiera ya se puede hablar de sindicatos corruptos, sino de las mafias sindicales que se han apoderado de la construcción y que como zamuros le cobran dinero a un hombre o a una mujer de este pueblo para entrar a una obra.

Vamos pues, a debatir con honestidad intelectual, porque quienes tenemos que construir obras, quienes tenemos la responsabilidad, tenemos que enfrentarnos a esa realidad.

Y entonces aquí hay gente, lamentablemente de la izquierda, pero afortunadamente una minoría, que tú lo vez defendiendo el control obrero ¿de qué? De que un ser humano tenga que pagar a un mafioso para vender su fuerza de trabajo. ¿Ese es el control obrero? O el control obrero para especular con unos cupos de vehículo, de 100 vehículos que les da el capitalismo trasnacional a los sindicatos para que vendan los carros más caros afuera en el mercado. O es que no sabemos eso. O es que hay gente que se tapa los ojos frente a eso.

Así como dentro del Gobierno Revolucionario hay corrupción, así como dentro del Gobierno Revolucionario hay gente que no cree en la clase obrera y hay gente que terceriza y flexibiliza.

También hay que decirlo, también hay que dar el debate allá en los dos lados porque la lucha por el socialismo se da librando una gran batalla ideológica, ética y política contra toda las desviaciones donde quiera que se encuentren, como decía el Che. Parafraseando al Che: En los más altos niveles de la revolución, pero también en los más bajos o en los más humildes niveles que ocupe cualquier revolucionario o revolucionaria, si en verdad queremos hablar de una ética socialista que es con lo que quiero terminar.

Nada de esto, ni propiedad social, ni control obrero, ni apropiación social del valor o del plusproducto, ni un nuevo esquema de relaciones de producción al interior de la fábrica y la sociedad será posible si no se da sobre la base de la construcción de una ética socialista, y una ética socialista no es un postulado de valores, es una conducta práctica diaria y que no sólo pasa no por cogerse unos reales, sino por la manera como nos relacionamos y, sobre todo, cómo ejercemos el papel de la democracia revolucionaria, que es fundamentalmente cualitativa, que fundamentalmente es la construcción de espacios para la crítica, para la autocrítica, para el debate más amplio de las ideas al interior de la revolución, para superar las contradicciones al interior de la revolución y si no se superan, bueno, encontrar espacios para avanzar en las diferencias. Esa es la auténtica democracia. Cuidado y nos equivocamos. Eso también es la transición, eso que decimos, somos el partido más democrático porque vamos a elegir a los diputados por la base, etcétera.

Para los revolucionarios, democracia no es igual a voto. El voto es una condición de la democracia, sin duda, pero fundamentalmente ese es un concepto liberal burgués que cree que mediante el voto iguala. El voto no iguala, y ustedes lo han visto en todas las elecciones internas que tenemos; y en las elecciones que vienen de diputados ustedes verán que el voto no iguala.

Mientras haya estructuras de poder, mientras haya compatriotas que manejen más o menos recursos, digamos que el que elijamos a nuestras autoridades y diputados por la base es un paso de avance importante sin duda, pero no es la democracia que nosotros creemos, porque aun fíjense cómo era Lenin de sabio que decía: “Las contradicciones de clases se expresan a lo interno del partido”. Así como la burguesía pudo imponer durante mucho tiempo a sus títeres políticos para gobernar y dominar a Venezuela y lo hace en todo el mundo, hasta que llegó un líder. Hugo Chávez construyó una hegemonía popular que fue lo suficientemente poderosa como para romper el poder fáctico de la burguesía y metérsele por los palos y ponerse en Miraflores.

Eso fue un hecho producto de acumulación de poder: poder popular y poder militar que nunca podemos olvidar eso y ese origen. ¿Por qué ustedes creen Chávez ganó las elecciones? Por la voluntad del pueblo en 1999. Pero la Cuarta República reconoció el poder de Chávez, el triunfo de Chávez y del pueblo. ¿Por qué? ¿Porque era muy democrático y permitía que un disidente podía ganar? No, porque no tenía la fuerza militar para desconocerlo, porque se había quebrado su monopolio sobre la fuerza militar.

Sólo por esa razón ellos reconocieron el triunfo, si no aquí hubiese habido una guerra civil, cualquier otra cosa porque la mayoría del pueblo estaba dispuesto a todo, y una parte del Ejército estaba dispuesto a todo, y ellos midieron eso, y por eso le reconocen el triunfo a Chávez y después jugaron a la compasión: Vamos a dejar que gane y lo traemos para este lado.

Como ha dicho el Presidente, el bicho le salió bien bicho y no pudieron domarlo, gracias a Dios para nuestro pueblo y para el futuro de nuestra Patria. Entonces, la construcción de una ética socialista pasa fundamentalmente por una elevación de la conciencia y de los valores políticos e ideológicos que nos permitan ir avanzando en la conducción de ser revolucionarios y de ser sujetos políticos de transformación.

El pueblo no es una definición demográfica, el pueblo para ser pueblo, como lo decía Boff, el teólogo brasileño de la liberación, tiene que tener conciencia de clase. Cuando nosotros hablamos de pueblo, no nos referimos a los 26 millones de venezolanos que habitamos en un territorio y que nos relacionamos de tal o cual manera. No. Cuando nosotros hablamos de pueblo, y tenemos cómo graficarlo en estos 10 años de revolución, hablamos del pueblo que resistió, que el 13 de abril salió a la calle con su pecho y con su alma a restituir a Chávez en Miraflores, ese era el pueblo consciente de su papel histórico en ese momento. (Aplausos)

Cuando hablamos de pueblo, hablamos del pueblo que tuvo dos meses sin gasolina, sin azúcar, sin Pepsicola, sin cerveza Polar, sin ron, etcétera, sin navidad, y no aceptó el chantaje de la oligarquía de que Chávez se fuera para que le devolvieran todo eso. No. Prefirió que Chávez se quedara, aun cuando no tuviera gasolina. Eso es pueblo, y esa es la hegemonía que nosotros tenemos que construir, un pueblo que sea capaz de todo para lograr su propia liberación.

Esa es la transición al socialismo, al menos en la cual yo creo y que comparto con el Presidente Chávez, y que nos vamos a equivocar, sí, y que nos hemos equivocado como dice el Ministro Rodolfo Sanz, sí. Y que el Estado venezolano ha perdido recursos al equivocarse con los trabajadores, con las cooperativas, sí. Y quienes tenemos responsabilidad sobre la dirección de esos procesos, tenemos que tener conciencia de la responsabilidad. Yo la tengo, de los errores que he cometido en la construcción de este camino. Pero saben de lo que sí no me arrepiento nunca, y eso lo comparto plenamente con el Presidente Chávez, de habernos equivocado con el pueblo, porque aquí la Cuarta República le dio millones de bolívares a la oligarquía, a los empresarios y no sé qué, y también fracasaron.

Y el pueblo apenas está comenzando un camino de transición y aprendizaje, y si eso tenemos que pagarlo con recursos que no han tenido los objetivos que se quieren, bien pagados están porque hoy ese pueblo tiene más conciencia también de sus errores y valora más las políticas y lo vemos cada día porque a veces no tenemos que autoflagelarnos permanentemente, la autocrítica no puede ser autodestrucción, la autocrítica es reconocimiento de errores para avanzar y para superarnos porque a veces aquí hay gente que se autodestruye.

Si somos tan malos, que vengan los adecos a gobernar esto pues, si es que somos tan malos, entonces que venga Cisneros y gobierne el país. Yo no creo que lo seamos tanto porque la gran virtud del gobierno de Chávez y del Presidente Chávez, es seguir apostando al pueblo y nos seguiremos equivocando, pero también seguiremos triunfando con el pueblo.

Que hay consejos comunales que se roban la plata, sí los hay, pero también hay muchos que construyen sus obras y las construyen bien y las construyen más baratas. Que hay campesinos que se cogen los reales y alquilan el tractor, sí es verdad, pero también yo veo, porque ando en la calle, ando en el campo cómo están naciendo experiencias comunales agrarias, positivas, y donde no se alquilan los tractores, donde los tractores se usan para sembrar y cada día son más, y donde la gente produce más, y donde ya no le venden al mercado capitalista, sino se la están vendiendo a las empresas de propiedad social. (Aplausos).

Yo frente a los errores y a las desviaciones de nosotros mismos, en primer lugar, y de nuestro pueblo, me quedo con los triunfos hermosos, aunque pequeños, de todos los días del pueblo de Venezuela. Esa es la apuesta de futuro. (Aplausos).

Con esto termino, parafraseando a Jorge Eliécer Gaitán, que decía: “Más vale una bandera solitaria sobre la cumbre, que mil banderas tendidas sobre el lodo”. Y ya no sólo una bandera, las banderas de victoria del pueblo, de demostración de que el pueblo puede gobernarse, de que el pueblo puede producir, de que el pueblo puede autogestionar recursos y medios de producción no es una bandera, son miles de banderas que irán floreciendo sobre el lodo del capitalismo y de nuestros propios errores y de nuestras propias desviaciones.

Hasta la victoria siempre. Patria Socialista o Muerte. Venceremos. (Aplausos).

Ponencia de Elías Jaua. Miembro de la Dirección Nacional del PSUV. Vicepresidente Ejecutivo de la República. (Formato PDF)

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