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22.Jun.2020 / 05:44 pm / Haga un comentario

Foto: Archivo / Prensa Presidencial

El estruendo de los fuegos artificiales era un recuerdo fresco. Sin embargo, Brasil no se emocionó tanto por el Año Nuevo como por la toma de posesión de Dilma Rousseff, quien asumía su segundo mandato sin imaginar que una jugarreta del destino la apartaría de su cargo en agosto de 2016.

A su investidura en el Palacio de Planalto, ubicado en la plaza de los Tres Poderes de Brasilia, acudieron líderes mundiales, altos representantes de gobiernos, entre ellos el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro.

Él era un invitado especial, un amigo fraterno de Brasil y su pueblo. En Planalto también se encontraba el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden. En territorio neutral, Venezuela vería a los ojos a quien ya pretendía vulnerar sus intereses.

Una reunión entre ambos parecía inminente. A su alrededor estaba el entonces presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, quien habría alentado una conversación, así fuera corta entre Maduro y Biden.

Inesperadamente, Biden sonrió en dirección a Maduro, este último le devolvió el gesto en señal de cordialidad. Decir que la multitud no observaba atenta el encuentro sería mentira, todo Planalto, toda América esperó lo que sucedería.

“Con un pelo así yo podría ser presidente de Estados Unidos” dijo Biden a Maduro mientras las manos de ambos se fundieron en un estrechón.

Conversaron, pero del tema se conoce poco, salvo lo que comentó Nicolás Maduro horas después. “Le pedimos a Estados Unidos, le dije a Biden y le hemos dicho a Estados Unidos mil veces, en público y privado, que queremos relaciones de respeto, más nada”.

De regreso a Caracas, Maduro dijo que intercambiaron algunas palabras “unas cordiales, otras no tanto”, que de su parte no serían reveladas. Él cuestionó que se tratara de convertir en “intrigas o chismes cosas que suceden en la vida política y diplomática de las naciones”.

Ese momento quedó grabado en la memoria colectiva. A pesar del acercamiento, Biden estuvo al lado de Obama cuando declaró que éramos “una amenaza inusual y extraordinaria” para la seguridad estadounidense.

Hoy, Biden está en la carrera por la silla presidencial de Estados Unidos. El nativo de Pensilvania se enfrenta a Donald Trump, quien este domingo afirmó que estaría dispuesto a reunirse con el presidente Maduro, aunque después flaqueó.

Esta afirmación de su adversario político se convirtió en el argumento de los ataques de Biden, quien aseguró que «Trump habla duro sobre Venezuela, pero admira a dictadores como Nicolás Maduro».

¿Acaso Biden olvidó como sonreía en aquella conversación del 1° de enero de 2015?

Prensa Presidencial/Karelis González

 

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