Los chinos tienen el desafio de aumentar el ingreso per cápita en los próximos años

Prensa PSUV.- Tildar a China como la “fábrica del mundo” pareciera ser no más que un eufemismo occidental para estigmatizar a un país que se levanta con el sudor planificado de su Pueblo, sobre todo en el contexto de una crisis económica internacional en la que el gigante asiático pudiera darle varias lecciones al mundo “desarrollado”.

Un país en vías de desarrollo, donde el Estado y el mercado consiguen un matrimonio en el que están invitados principalmente mil 300 millones de habitantes que cada día aumentan su demanda de bienes y servicios de calidad, aún cuando el ingreso per cápita de los chinos sigue siendo muy bajo (5545 $) en comparación con Estados Unidos (48442 $) y Europa (40382 $), un asunto que se proponen resolver en el mediano plazo según Yang Jinhai, secretario del Buró de Traducción del Partido Comunista de China (PCCH).

Con 5 mil años de historia en los hombros, siendo un país semi-colonial hace tan solo 80 años, le demuestran al mundo que el excesivo estatismo burocrático, por un lado, que encarnó la Unión Soviética hasta su desplome en 1989, y por otro lado, la liberación de la economía a la lógica de las finanzas y los mercados, que hoy pone en vilo la vida de la especie humana, no resuelven los problemas de las mayorías.

Por el contrario, apostaron, “después de muchas exploraciones”, por la armonía, palabra clave para intentar entender la realidad de China sobre todo después de la reforma y apertura de 1978. Una armonía que en lo económico se fundamenta en el siguiente principio: «Tanto Estado como sea posible, tanto mercado como sea necesario».

De acuerdo con Yang Jinhai, el Estado ejerce un «macro control» de una economía planificada con distintas formas de propiedad: La pública, privada, mixta y extranjera, «lo cual a incentivado a las masas populares, especialmente de los campesinos».

La mano invisible con la mano tangible

Para Chen Fengxiang, viceministro del Comité Central del PCCH, el modelo chino solo es adaptable en ese país. Por eso, según señaló, no se proponen exportarlo hacia otras naciones.

Una visita a la General Motors de Shanghai permite constatar el esfuerzo que hace China por combinar ambas cosas: La mano tangible del Estado y la mano invisible del mercado. Los líderes de cada área de la planta son militantes activos del PCCH. «Para poder hacer negocios en China tienes que estar asociado por lo menos el 50% con una empresa del Estado chino», dijo el venezolano Oscar Pujols, quien tiene 25 años trabajando para esa transnacional y actualmente se desempeña como Director de Planificación y Diseño de esa planta.

La General Motors está asociada con la estatal S&C Shanghai, una empresa que le pertenece al gobierno de Shanghai, con quien además comparten las oficinas gerenciales en la planta. Ésta empresa estatal decide cuál debe ser el alcance del mercado, es decir, la colocación de los carros y la instalación de otras plantas. «El volumen de venta y ganancia para la General Motors es alto», aseguró Pujols.

«El año pasado las ventas fueron de un millón 200 mil carros. Este año serán de un millón 400 mil carros. Y ese 200 mil de diferencia representa normalmente la instalación de una nueva planta que el Estado decide donde se coloca», afirmó.

Esta asociación trabaja fuertemente para competir con Audi y BMW, ambas transnacionales de automoviles, con las regulaciones que establece el Estado chino. «Cuando las ventas superan las expectativas del mes, los empleados reciben un estímulo», añadió.

Lo cierto es que en el 2011 China fue el mercado número 1 para esta transnacional de origen estadounidense, destacó Pujols, todo lo cual habla del buen comportamiento que atraviesa la economía de China, donde se hace hincapié en la revalorización de los capitales y en la calificación del factor humano.

La producción de alimentos

Otra visita, esta vez a la aldea de Tian An, en los alrededores de Harbín, capital de la provincia de Heilongjiang, al noroeste de China, resultó una excelente oportunidad para aproximarse a la realidad del campo chino, la situación de los campesinos, los mecanismos de producción y comercialización de alimentos, así como algunas tecnologías agrícolas.

Allí cultivan verduras, ají y lechugas. Un olor nauseabundo impera en el ambiente. «Es que utilizamos fertilizantes orgánicos», dijo Zhang Enlai, coordinador del comité del PCCH en la aldea, quien afirmó que la propiedad de la tierra es colectiva. Trabajan más de 500 campesinos de al menos 100 familias.

Se asocian en una cooperativa que se reparte las ganacias anualmente con una empresa privada llamada Yutong , encargada de la colocación de las semillas, el transporte, la comercialización y venta de los alimentos.

«Compartir los dividendos de la ganancia neta es lo principal. Además, después de ingresar a la cooperativa, el campesino recibe una remuneración mensual que suma cada año más de 2 mil dólares», indicó el dirigente campesino.

El reto que tienen es seguir ampliando la superfcie cultivable y mejorar los sistemas de riego para aumentar la producción. En los años 90, usaban canales de agua. Hoy utilizan la tecnología de chorro porque según Enlai, «mejora el rendimiento».

El Gobierno de Heilongjiang invierte 36 millones de yuenes al año para investigaciones sobre la optimización de las semillas y el uso de fertilizantes. Tienen convenios con más de 30 países para la capacitación científica en esta materia, informó Liu De, vicepresidente de la Academía de Ciencias Agrícolas de la provincia de Heilongjiang, que tiene 30 filiales.

China y América Latina

La armonía china también tiene expresión en el ámbito internacional con el fortalecimiento de otros bloques de poder en el mundo. Khan Xoetung, Director para América Latina y el Caribe del PCCH, afirmó que se ha iniciado una nueva etapa de las relaciones entre China y América Latina en el plano político, económico, comercial y cultural.

«Tenemos una idea: cuando nos conozcamos mejor, lograremos un mejor nivel de relación», dijo Xoetung, quien además opina que hay grandes avances en las relaciones entre China y América Latina.

«Hemos encontrado etapas similares de desarrollo que podemos complementar en lo petrolero, minero, infraestructura y alta tecnología. En Venezuela, tenemos un alto desarrollo en telecomunicaciones y producción y manejo de satélite. Pronto lo haremos con Bolivia y también con Brasil», destacó

Los chinos, en palabras del Viceministro del Comité Central del PCCH, Chen Fengxiang, consideran positiva la integración de América Latina y el Caribe, también de los países africanos, así como los procesos independentistas en las naciones de esas regiones.

«Tienen que unirse para resolver los problemas y desafios por delante. Los países en vías de desarrollo generalmente son débiles, por eso debemos unirnos para concentrar nuestras fuerzas», afirmó Chen Fengxiang.

Ambos voceros coinciden en que China, pese a ser la segunda economía del mundo, es un país en vías de desarrollo, que ha encontrado un 80% de coincidencia con los países de América Latina en las decisiones que se toman en los foros internacionales, como la ONU. «Es el mayor porcentaje de coincidencia con todas las regiones del mundo», afirmó Xoetung.

Transferencia tecnológica

Para Chen Fengxiang, la cooperación entre países en vías de desarrollo incluye la transferencia tecnológica, el estímulo a la innovación y la capacitación.

«Los tramites de esa transferencia dependen de la tecnología. Algunas pueden ser vendidas, otras son secreto de Estado», destacó.

Recientemente, fue puesto en órbita el segundo satélite venezolano en el espacio, una acto de soberanía tecnológica que contó con la cooperación de China. Se trata del VRSS-1 «Francisco de Miranda», un satélite de observación territorial que le permitirá al Estado venezolano, entre otras cosas, mejorar la planificación agrícola y urbana, combatir la minería ilegal y conocer a fondo las potencialidades del territorio.

«Es una cooperación de China y Venezuela, a través de los esfuerzos de tanto tiempo, varios meses, hemos logrado el lanzamiento de este satélite», subrayó Zhao Rongxian, embajador de China en Venezuela, tras el lanzamiento del satélite.

El ministro del Poder Popular para Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, precisó que Venezuela tendrá el control telemétrico del sátelite Francisco de Miranda, así como lo tiene del satélite Simón Bolívar. Ambos fueron puesto en órbita con la cooperación de China.

La transferencia tecnológica incluye la instalación en Venezuela de un centro de investigación, diseño y ensamblaje de satélites, que estará ubicado en el estado Carabobo.

«El acuerdo que logra el Comandante Chávez con China no es simplemente comprar un satélite, sino tener el conocimiento para desarrollar el ámbito del uso pacífico del espacio ultra terrestre», recalcó el funcionario venezolano. El Satélite tuvo un costo para la nación de 140 millones de dólares, donde está incluido la capacitación para los operadores del mismo.

«Lamentablemente la burguesía no se preocupó por el desarrollo tecnológico del país. El modelo colonial no contemplaba el dominio de los procesos tecnológicos, sino la importanción de aquello que necesitaramos para extraer nuestras materias primas y así alimentar el sistema capitalista del norte», subrayó Arreaza.

Capacitación para nuestro Pueblo

China es un país que tiene más de 30 años en la carrera espacial. Por eso, en un acto de soberanía e independencia, el Estado venezolano decidió incursionar en esta área con el apoyo de ese gran país asiático, que formó a 54 venezolanos y venezolanas para operar el satélite Francisco de Miranda.

Terepaima Tabares, ingeniero de proyectos de la Agencia Bolivariana de Actividades Espaciales (ABAE) ser refirió al proceso de transferencia tecnológica y resaltó que el mismo fue 100% positivo, pues el personal venezolano adquirió todo el conocimiento ofrecido por los chinos en materia de control satelital en órbita, así como de las plataformas.

“Son compañeros seleccionados para capacitarse en nuestra empresa tecnológica. Actualmente 10 de nuestros compañeros se encuentran en China, fueron especializados en el satélite como tal, en su sistema técnico, estructura, mecánico y potencia», destacó el ingeniero.

La ABAE aborda tres componentes esenciales. El primero es el espacial o los satélites propiamente dicho; el segundo, el del control del satélite en cuanto a infraestructura y el equipamiento que se necesita en tierra para su control y el tercero es la formación de nuevos venezolanos y venezolanas en el área espacial.

Manuel Fernández, presidente de la CANTV, anunció que en los próximos años nuestro país podría diseñar y construir un tercer satélite para el uso soberano de nuestra nación, con el apoyo de la República Popular de China.

Ya lo repite muchas veces el Presidente Chávez: «China está demostrando ser una potencia, sin la necesidad de atropellar a otros países».

T/ Jesús Manzanárez