Opinión
Por: Jesús Faría
Durante esta semana se han tomado importantes decisiones en materia de política económica, que apuntan a fortalecer la recuperación productiva y la estabilidad económica del país.
Por una parte, se ha aprobado una reforma de la Ley de las Grandes Transferencias Financieras a los fines de crear obligaciones tributarias a las operaciones en divisas. Existía la necesidad de establecer el principio de justica tributaria. En ausencia de los impuestos, se estimulaba las operaciones en divisas y la dolarización de facto de nuestra economía.
Sabemos que ningún país se puede desarrollar en un esquema de dolarización debido a que se pierde la soberanía sobre el manejo de las políticas económicas. Además, en condiciones del bloqueo económico yanqui esto constituye un absurdo. De tal manera que, además del efecto fiscal para fortalecer las políticas sociales y las inversiones públicas, con esta reforma se persigue también el fortalecimiento del signo monetario nacional.
Como era de esperarse, muchas mentiras se han lanzado contra esta decisión, pretendiendo afirmar que la población de bajos recursos sería la más afectada. Pero lo cierto es que los pagos con divisas en mercados populares, en pequeños establecimientos comerciales, quedan exentas del pago, al igual que las remesas del exterior. Se protege a la inmensa masa de consumidores pertenecientes a los sectores populares.
Desde un punto de visa estratégico, el apuntalamiento de los Consejos Productivos Trabajadores (CPT) expresado por el presidente Nicolás Maduro es la decisión de mayor relevancia. Mas de 2.500 CPT conformados hasta el momento, habla de un músculo político-productivo de enorme envergadura e impacto de cara a la tarea de elevar la producción nacional. El presidente instruyó al Ejecutivo una atención inmediata y efectiva en materia de suministro de materia prima y financiamiento. Sabemos las limitaciones que tiene el país producto del bloqueo para satisfacer cada uno de los requerimientos de las empresas, pero habrá una mejora sustancial en este frente. Y si el aumento de la producción es importante, el protagonismo de los trabajadores en este esfuerzo es vital para el futuro de la revolución bolivariana. La clase obrera es el alma de nuestro proyecto histórico, sin ella no habrá transición socialista ni mucho menos socialismo.
Asimismo, se ha anunciado la reducción del encaje legal, es decir, del porcentaje de las captaciones de la banca depositadas en el BCV. A los fines de evitar que esos recursos fueran al mercado cambiario, donde presionaban especulativamente al alza del dólar y, por lo tanto, a la inflación, se había tenido que elevar el encaje a niveles históricos, lo cual castiga el otorgamiento de créditos. En condiciones de mayor fortaleza, estamos ahora en capacidad de iniciar un proceso progresivo y sostenido de reducción del encaje para fomentar el financiamiento bancario a la inversión productiva. Esto representa una importante palanca para el aumento de la producción y, con ello, para la generación de ingresos, salarios, empleo, recursos fiscales…
Finalmente, se le ha prestado una especial atención a los nuevos emprendimientos. En el contexto de la brutal agresión económica del imperialismo yanqui contra nuestro pueblo, se han destruido masivamente puestos de trabajo, deteriorado dramáticamente las remuneraciones…, lo que se ha traducido en un auge muy marcado de nuevos emprendimientos. A partir de la creación de una ley dirigida a este sector, el gobierno bolivariano ha creado un fondo de financiamiento, así como un mecanismo de asistencia técnica para atender a cientos de miles de nuevos emprendedores, lo cual redundará positivamente en las condiciones de vida de estos emprendedores y en el desarrollo de la producción nacional.