Opinión

26.Mar.2024 / 08:33 pm / Haga un comentario

Por: Geovanni Peña

 

En días recientes precisamente este Domingo de Ramos,con profundo dolor escuché a un párroco expresar en su homilía,justo despues de impartir la Santa Eucaristia,que no colaboraran con alimentos ya que no recibirian,esos alimentos de la bolsa Clap, de la cual, entre otras cosas, dijo que la gran mayoría de sus productos eran de pésima calidad o en mal estado.

Hace días también otro párroco de otra Ciudad mandó a su feligresía a votar por una candidata inhabilitada y acaloró una discusión con alguien que cuestiono con respeto que se abstuviera de emitir esos mensajes y que cesará de atacar al gobierno,elemento este que provocó en el sacerdote una reacción de reclamó e incluso de ataque al feligres.

Soy Católico, y no ando pregonando el odio,y le pido a Dios me haga portador de una Fe Contagiosa y de un accionar de ayuda al Prójimo.

Obvio este cura tomó ventaja de la tribuna y el sonido.

Regresando a la misa dominical viví un momento triste porque no entendía cómo un representante de la iglesia católica despreciaba la comida.

Si Dios está en todas partes cómo no entender que en un bocado de comida también está esa Fuerza Suprema. Nuevamente tengo que hacer un llamado a la alta jerarquía católica para que cesen ya esa perniciosa guerra contra las políticas de nuestro presidente Nicolás Maduro, un hombre que con una fé admirable, comparable con profetas bíblicos ha encarado con valentia y sabiduría las adversidades y ataques de oscuros poderes hegemónicos.

Nicolás Maduro Moros ha sabido sortear los grandes apuros, las grandes tragedias que el imperio de la maldad nos ha impuesto con el bloqueo, esas perversas medidas cohersitivas, con el robo de nuestros recursos, bienes y saqueos de activos; además de las sanciones que nos aísla del completo mundo comercial.

Es precisamente Nicolás Maduro quien ante tanto ataque ha luchado contra la pobreza por una justicia social y por una sociedadde y con iguales. Y que en nuestros alimentos que repartimos en nuestras bolsas sin distingo social, hoy día son casi el cien por ciento producidos en Venezuela. Y también es cierto que poseen la calidad y los nutrientes necesarios.

Por eso el llamado a algunos curas a qué no satanicen eso, y que no se refieran a esas bolsas de alimentación de forma despectiva. Más bien vean la solidaridad de un pueblo que los motiva la ayuda al hermano necesitado, el amor al prójimo. Tenemos que abogar por la iglesia del amor al prójimo, del entendimientos entre todas y todos los venezolanos. Desde los púlpitos no se debe seguir echándole leña al fuego de la maldad, del odio, de la guerra y el enfrentamiento.

Es imperativo que cesen ya los conflictos.

La iglesia debe ser portadora de un mensaje de aliento, de amor y paz. La túnica de Jesucristo debe ser usada para la unidad nacional, para el bien, la paz y la justicia… Más en estos días de la Semana Santa donde todas y todos estamos llamados a la reflexión espiritual y vivir las enseñanzas de Jesucristo como fuente de inspiración de una entrega por la vida y felicidad de la humanidad.

 

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