Opinión

18.Abr.2022 / 04:34 pm / Haga un comentario

Foto: Referencial

Por Freddy J. Gutiérrez González

Inicio con un afectuoso saludo revolucionario, estimados camaradas. Hoy deseo profundizar un poco más sobre los movimientos sociales, debido a varias cosas. Primero, por el contenido de un documental de corte histórico llamado: Crónicas de la Guerra Asimétrica, donde en uno de los episodios de ese seriado tuve la oportunidad de ser el moderador. Y, en ese capítulo, tratamos el tema del movimiento político estadounidense llamado: Panteras negras; también me motivó tocar el tema, la reciente 94ª Edición los Premios Oscar de la Academia que tuvo lugar el pasado domingo 27 de marzo de 2022, donde reflexioné sobre las falsas reivindicaciones, como se utiliza a la industria del entretenimiento para hacer creer que, en EEUU, actualmente tienen una sociedad menos racista y más tolerante.

Para ilustrar mis reflexiones voy a recomendarles unas películas que son una verdadera clase magistral sobre lo racista y excluyente que es el sistema de vida norteamericano.

Judas y el mesías negro (Judas and the Black Messiah), película estrenada el 12 de febrero de 2021 en EEUU, dirigida por: Shaka King; obtuvo Premios Oscar al Mejor actor de reparto y canción, además de 6 nominaciones; la película gira en torno a William “Bill” O’Neal (Lakeith Stanfield), un delincuente que se dedica a robar autos y que, tras ser detenido, el FBI le propone la absolución de sus delitos si coopera con ellos infiltrándose en el partido «Panteras Negras» liderado por el activista negro Fred Hampton (interpretado por Daniel Kaluuya). Causa estupor ver como a este actor le premian en los Oscar por su representación, ya que, en el film nos enseñan (en plena cara) como la misma policía de Chicago infiltró al partido y aniquiló a sus líderes (moral o físicamente) y luego, vemos como la industria cinematográfica intenta llenarse de gloria producto de la mala vida que el sistema le brindó a sus hermanos. En el film nos muestran como a Fred Hampton lo llenaron de barbitúricos y lo asesinaron a balazos mientras dormía en su cama. En contraparte, el infiltrado recibe como premio por sus servicios una bomba de gasolina (literalmente). Es inaudito que en ese país los jóvenes no puedan organizarse para exigir mejoras de vida básicas.

El juicio de los 7 de Chicago (The Trial of the Chicago 7), película que tuvo como fecha de estreno el 25 de septiembre de 2020, escrita y dirigida por: Aaron Sorkin. Ganó premio Globo de Oro al mejor guion, entre otros importantes galardones; obtuvo seis nominaciones a los premios Óscar de 2021, entre éstas, la de mejor película. El argumento trata del grupo conocido como los Chicago Seven, manifestantes opositores a la guerra de Vietnam, acusados de conspiración, por cruzar fronteras estatales para causar disturbios en la Convención Nacional Demócrata de 1968 en Chicago.

En el film, se expone como, desde un inicio, como el juez (Julius Hoffman) demostró intensidad contra los acusados, especialmente contra el activista afroamericano Bobby Seale (líder del Partido Pantera Negra) quien carecía de abogado y al que no le permitió defenderse. Seale respondió al juez, llamándolo «cerdo fascista», «racista», entre otras cosas y el juez ordenó que lo ataran y amordazaran durante el juicio. Debido a la evidente manipulación del juicio por parte del juez, la fiscalía exigió la nulidad del juicio contra Seale.

Obligado por el pedido del fiscal, el juez anuló el caso contra Seale, pero le abrió un nuevo caso por desacato al tribunal, condenándolo a 4 años de prisión, que a su vez fue revocada por la Corte de Apelaciones. Finalmente, tras cinco meses de juicio, al final, el 18 de febrero de 1970, los siete imputados fueron absueltos del cargo de conspiración.
De ese film, me causaron curiosidad varias cosas, por un lado, ver como EEUU trata distinto a sus ciudadanos de tez negra, a los blancos pobres y a los blancos de mayor nivel económico; por otra parte, como involucraron a Seale en un juicio de una marcha donde él ni siquiera estuvo presente; y que, otro de los acusados, Abbie Hoffman, se suicidó en 1989, a la edad de 52 años.

Ahora bien, les cuento que viajé en la historia para saber de raíz, por qué fue tan importante el partido las Panteras Negras. Éste nació del enlace de dos estudiantes universitarios, que se propusieron crear un grupo estudiantil negro que pusiera voz a su urgente necesidad de activismo político, luego de los asesinatos de quienes les inspirarían: Martin Luther King y Malcom X. La intención de base era proteger a sus comunidades del abuso policial imperante (que no ha cambiado desde entonces), por lo que, este grupo sería los protectores de la comunidad, armándose hasta los dientes. El activismo político del Partido Pantera Negra se convirtió, como dijera el propio J. Edgar Hoover (Director del FBI) en “la más grave amenaza a la seguridad interna del país”; una organización que se expandió a veinte de las ciudades más importantes. Podemos comprobar el estado crítico de una sociedad cuando sus ciudadanos (sean éstos de tez blanca o negra) ya no pueden confiar en su policía.

Estos estudiantes, llamados Huey Newton y Bobby Seale predicaban una guerra revolucionaria, dispuestos a hablar por los oprimidos de cualquier grupo minoritario. Sus peticiones eran las siguientes:

1) Tener Libertad. 2) Empleo. 3) Fin del robo de las comunidades negras. 4) Vivienda decente apta para albergar seres humanos; la tierra debe convertirse en cooperativas para que la gente pueda construir. 5) Educación para el pueblo: Que enseñe la verdadera historia de los negros y su papel en la sociedad actual. 6) Atención médica gratuita. 7) Poner fin a la brutalidad policial y al asesinato de los negros, otras personas de color y oprimidos. 8) Poner fin a todas las guerras de agresión; los diversos conflictos que existen derivan directamente del círculo gobernante de los Estados Unidos. 9) Libertad para todos los presos políticos: juicios por jurados que representan a nuestros pares. 10) Tierra, pan, vivienda, educación, vestimenta, justicia, paz y control comunitario de la industria moderna.

¡Una verdadera guerrilla se había establecido dentro del territorio norteamericano! De hecho, fueron inspiración hasta de atletas. Cuando los corredores Tommie Smith y John Carlos hicieron el saludo del poder negro en el podio de la premiación de los 200 mts planos en las Olimpíadas de México 68, esto tuvo sus consecuencias. Al ir estos dos estadounidenses a recibir sus medallas, vistieron guantes negros (representando la pobreza negra); Smith llevaba un pañuelo negro alrededor de su cuello para representar el orgullo negro y Carlos tenía su chaqueta desabrochada como muestra de solidaridad con los obreros de EEUU y llevaba un sencillo collar en honor de: «…las personas que fueron linchadas o asesinadas, y nadie ha dicho una oración por ellos, que fueron ahorcados y para los que fueron arrojados al agua en mitad del recorrido hacia América.»
Entonces, el presidente del Comité Olímpico Internacional, (Avery Brundage), consideró ese gesto de política interna inadecuado para el “apolítico” foro internacional de los Juegos Olímpicos. Ordenó la suspensión de Smith y Carlos del equipo olímpico estadounidense y su expulsión de la villa Olímpica. Lo bueno fue que el Comité Olímpico Mexicano se negó a ello. Dijo que, al tener visa de deportistas, seguían siendo invitados de honor de México y serían tratados como tales. Asimismo, un portavoz de la organización dijo que era «una deliberada y violenta infracción de los principios fundamentales del espíritu olímpico». Lo más curioso fue que, Brundage, había sido presidente del Comité Olímpico Estadounidense en 1936, y no puso ninguna objeción en contra del saludo nazi durante los Juegos Olímpicos de Berlín. ¿La razón? El saludo nazi, era un saludo nacional aceptado por la Sociedad de Naciones, mientras que el saludo de los atletas no era de una nación y así, era considerado inaceptable.

A raíz de eso, Smith y Carlos fueron víctimas de la industria mediática de su país que actúo en su contra y luego de ser objeto de abusos y amenazas de muerte (tanto ellos como sus familiares) fueron condenados al ostracismo (aun siendo campeones olímpicos). A propósito de esto, el atleta Muhammad Ali, al llegar al Sur de EEUU, nunca fue tratado como un igual (por los blancos) por lo que lanzó su medalla de oro al río Ohio. Se comenta que muchos años después le fue entregada una réplica. ¿Buscaban redención? Aun así, el maltrato queda y deja heridas profundas.

¡Este es el sistema estadounidense!

De esta manera, contra el Partido Panteras Negras se tomaron algunas acciones sistemáticas, directas e indirectas, hasta lograr su destrucción:
El 02 de mayo de 1967, el Gobernador de California (Ronald Reagan) firmó una Ley que limitaba la posesión de armas de fuego en manos de civiles. El 28 de octubre de 1967, Huey Newton se vio envuelto en un tiroteo con funcionarios de policía de Oakland, tras un incidente de tráfico, donde el agente John Frey ffaleció, Newton recibió un disparo en el abdomen y perseguido a un hospital de la ciudad, es arrestado y procesado por homicidio en primer grado. El 08 de abril de 1968, el tesorero del partido, Bobby Hutton (de sólo 17 años) es asesinado por la policía luego de una violenta confrontación en la ciudad de Oakland. Las Panteras Negras sostienen que Hutton fue herido ocho veces, desarmado y con los brazos en alto. El 08 de septiembre de 1968, un jurado absuelve a Huey Newton de homicidio intencional, pero lo condena por homicidio involuntario a prisión de dos a quince años. El 10 de septiembre de 1968, el Cuartel General de las Panteras Negras es atacado con disparos de rifles e inculpan del incidente a dos agentes de policía, intoxicados y fuera de servicio.
En suma, las acciones de aniquilamiento continuaron. En el año 1969, J. Edgar Hoover desarrolló un programa intensivo de contrainteligencia llamado (COINTELPRO) -el mismo empleado en su momento contra Malcom X y Martin Luther King- que consistía en imponer vigilancia, infiltración, perjurio, calumnia, y acoso policial (diseñado para debilitar el liderazgo del Partido). Según documentos desclasificados, la operación COINTELPRO del FBI, fue la que logró infiltrarse para producir pugnas internas (como se expone en el film Judas y el Mesías Negro) y con ello, lograron la expulsión y abandono del Partido por parte de miembros claves, así como se le atribuyó el asesinato de miembros de las Panteras negras (Fred Hampton, por ej.). Ese mismo año fue que se produjo el arresto de Bobby Seale, en Berkeley, y tuvo lugar el mencionado juicio de los 7 de Chicago, donde Seale fue inmovilizado y amordazado para evitar que se defendiera ante el Juez. Todas estas acciones fueron logrando el descrédito de los integrantes del movimiento desde una industria mediática que criminalizó sus actividades, lo que trajo consigo una merma en sus recursos materiales y humanos.

No obstante, la opresión del gobierno inicialmente contribuyó al crecimiento de la militancia del partido. Y los asesinatos y arrestos de los miembros de las Panteras Negras incrementaron el apoyo del movimiento en la comunidad afroamericana, así como de todas las corrientes liberales y de izquierda, quienes les valoraban como una fuerza poderosa de oposición contra la segregación y el reclutamiento militar para guerras de agresión. Para el año de 1970, tenían gran influencia en Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Seattle, Filadelfia y bahía de San Francisco-Oakland, hasta llegar a tener oficinas en 68 ciudades y millares de miembros activos.

Por supuesto, el apoyo popular terminó por declinar cuando reportes de las autoridades, ampliamente divulgados por la prensa, involucraron al grupo en actividades ilegales, como el tráfico de drogas y la extorsión de comerciantes en la ciudad de Oakland, donde, muchas personas se dejaron llevar por la credibilidad de los mass media, olvidando los intríngulis y entramados que se suelen dar tras las bambalinas de los lobbies de la Corpocracia.

Como resultado, para el año de 1972, las actividades de las Panteras Negras se redujeron a su Cuartel Principal en la ciudad de Oakland, y a la Escuela Comunitaria de Oakland, donde estudiaban los hijos de los miembros del Partido. Ese mismo año, Bob Seale lanzó su candidatura a Alcalde de Oakland, y aunque forzó una segunda vuelta, perdió. Y Elaine Brown, combativa joven del partido, también se postuló para miembro del Consejo Legislativo sin lograr la nominación.

Fue así que, lamentablemente, la llama reivindicativa de las Panteras Negras se fue apagando, hasta que, en 1982, con apenas 27 miembros activos, el partido fue disuelto. Ese mismo año, fue cerrada la escuela Comunitaria de Oakland, procesando a Huey Newton por malversación de seiscientos mil dólares de ayudas particulares y estatales a la escuela, cargos que aceptó y por los cuales pagó seis meses en la cárcel. Siete años después, en 1989, le disparan a Huey Newton en una calle de Oakland “por un asunto de drogas” -según las autoridades- y fallece. Se procesó y condenó por el hecho, al miembro de una pandilla local, llamado: Tyrone Robinson.

Actualmente, Bobby Seale, con 85 años, permanece dando conferencias donde cuenta sus experiencias en el Partido de las Panteras Negras e instruye sobre luchas sociales a las comunidades afroamericanas, además, está a la espera desde el año 2013, que le sea producido un filme basado en su autobiografía para mostrar su versión de la historia.

Como hemos visto, es fácil “hacer leña del árbol caído” y disfrutar del hueco que dejaron en el imaginario colectivo los héroes afroamericanos en desgracia, en el entramado de parafernalia comercial que produce un sistema como el estadounidense. Así surgió la blaxploitation, con filmes protagonizados por artistas de “color” de los años 70, historietas del personaje Luke Cage, las peleas de Muhammad Ali contra Frazier y Foreman pasando por la presentación de Beyonce en el Super Bowl -donde homenajeó la vestimenta de las miembros femeninas de las Panteras Negras-; finalizando con la multipremiada película producida por Marvel el 18 de febrero del 2018: Pantera Negra (Black Panther) con la que Hollywood pretende hacer creer en el imaginario colectivo mundial, otorgando sus Premios Oscar, que algo ha cambiado desde entonces.

Sólo hay que recordar el caso del afrodescendiente recientemente asesinado George Floyd, quien murió en Minneapolis el 25 de mayo de 2020, a manos de un sádico policía Blanco quien le aplastó con su rodilla la yugular a Floyd contra una acera hasta que dejara de respirar (pidiéndole éste clemencia a gritos, pues estaba cortándole la respiración). El motivo del arresto: un empleado de una tienda sospechaba que Floyd podría haber usado un billete de veinte dólares falsificado. ¿Merecía morir producto de una sospecha? Este policía representó a un cuerpo policial que definitivamente no conoce la piedad.
En conclusión, es siempre doloroso ver como las iniciativas de luchadores sociales jóvenes es truncada de una manera violenta. Este caso no sólo tiene un interés histórico, sino que debe servirnos de referencia para mirar bajo la perspectiva del transcurso del tiempo, todo lo que acontece en la actualidad respecto a los movimientos sociales.

Cuesta aceptar la legitimidad del modelo de democracia estadounidense, cuando bajo una Constitución que proclama la libertad de todos sus ciudadanos, coexiste todo un sistema jurídico que excluye y limita las libertades de un porcentaje importante de la población.
Deseo cerrar con un fragmento de la canción «Chicago», de Graham Nash, que comienza así: «Aun tu hermano está atado y amordazado, y lo han encadenado a una silla».

¡Hasta el próximo artículo!

 

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